Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

viernes, 6 de abril de 2012

Cañabota (Hexanchus griseus)

Foto: Antón Parada

Cañabota

Hexanchus griseus (Bonnaterre, 1788)

(es. Cañabota, cañabota gris, chata; gal. Bocadoce gris, bocadoce; cat. Xata, negra; peix xovato; in. Bluntnose Sixgill Shark; port. Tubarão albafar; fr. Griset.)

Orden: Hexanchiformes
Familia:
Hexanchidae

Jueves 2 de julio de 2009. En la playa Os Castros, Ribadeo, la gente disfrutaba de un espléndido día de sol. El agua estaba a la temperatura perfecta. De pronto alguien divisó una sombra que se desplazaba lentamente bajo la superficie; fuera lo que fuese, aquello parecía enorme. Los socorristas, alarmados, hicieron salir a todos del agua y clausuraron la playa. Poco después un grupo de Protección Civil localizó al animal. Efectivamente, aquella criatura era más grande que su zódiac de 4 metros. Nadie sabía exactamente a qué era aquello, y algunos apuntaron que podría tratarse de una cañabota¹. La prensa añadió que era muy posible que fuese el mismo pez que días atrás se había estado paseando por al menos un par de playas de la Mariña lucense inquietando a un puñado de testigos. Posiblemente lo que vieron fue un peregrino (Cetorhinus maximus) y no una especie de aguas profundas, pero no importa. Lo que llama muchísimo la atención es que hubiesen mencionado una especie tan rara como el Hexanchus.

Tres años antes, el 14 de septiembre de 2006, también jueves, en una zona denominada Chan de Touriñán, a pocas millas de Camariñas², la tripulación del Coral, un arrastrero de Riveira que pescaba a la pareja con el San Martín, se encontró al izar el aparejo con el espectacular tiburón de las fotografías que ilustran este artículo: un grueso corpachón terroso oscuro rematado en una cabezota ancha y redondeada, con los ojos de un extraño color verdoso azulado. Era una hembra sin lugar a dudas, pues durante la operación dio a luz seis crías vivas que los mariñeiros devolvieron al mar. Al llegar a puerto llamaron a la CEMMA, quienes a su vez se pusieron en contacto con la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), que fue quien se hizo cargo del animal una vez desembarcado en Camariñas, para identificarlo, medirlo y tomar muestras. La verdad es que era muy grande, nada menos que 4,5 m de longitud total; aunque el hallazgo más sorprendente estaba en su interior: todavía quedaban 31 crías, ya muertas, de entre 69 y 76 cm³, es decir, que ya habían llegado al final de su gestación; el parto natural era inminente. Una verdadera pena.


Descripción: La cañabota no es un tiburón fácil de confundir, excepto, quizá, con algún otro miembro de su pequeña familia (Hexanchidae). Uno de sus rasgos más característicos son los seis pares de aberturas branquiales laterales, en lugar de las cinco habituales en el resto de las especies no Hexanchiformes. Es un tiburón corpulento, de cuerpo grueso y alargado y una cabeza bien ancha de extremo redondeado. El morro es corto y grueso visto de perfil. La boca, parabólica, es también muy grande. Ojos relativamente pequeños, excepto en los ejemplares juveniles, y como muchas especies de aguas profundas, de color verdoso o verde azulado reverberante cuando el ejemplar está vivo; anillo o aureola blanca rodeando la pupila. Presenta una única aleta dorsal en posición muy retrasada, bastante cerca de la cola, aproximadamente sobre la axila de las aletas pélvicas. Las aletas pectorales son cortas, anchas y redondeadas. El pedúnculo caudal es corto, más o menos con la misma longitud que la base de la dorsal, y la aleta caudal es bastante larga y abatida, con un lóbulo terminal claramente marcado.
     En cuanto al color, la cañabota no presenta el típico patrón bicolor (dorso más oscuro que el vientre), sino un gris o gris terroso a castaño uniforme en los adultos, y gris con la superficie ventral más clara o blanquecina en los jóvenes.
La línea lateral está bien marcada con un tono más claro. El borde posterior de las aletas de color claro, excepto en los neonatos.

Dentición: Dimorfismo dentario, es decir, dientes distintos en cada mandíbula. Los de la mandíbula superior son lisos y estrechos, los laterales con pequeñas cúspides
secundarias del lado externo. Los de la inferior son grandes y muy característicos: presentan varias cúspides dispuestas a modo de peine (pectinados), como se ve en la imagen. 26-46 dientes en la mandíbula superior y 19-38 en la inferior, distribuidos en 6 hileras. 

Foto: Marty Snyderman.
Talla: La cañabota es el más grande de los Hexanchiformes. Como mínimo, llega a los 482 cm, posiblemente hasta los 550 cm estimados para una hembra, seguramente preñada, observada por un sumergible. Miden al nacer entre 61 y 74 cm, y en general alcanzan la madurez entre 300-330 cm, los machos, y 350-420 cm las hembras.
     En Ebert y Stehmann (2013) encontramos información más exacta: los machos son juveniles hasta los 281 cm, adolescentes entre los 273-308 cm, maduran a los 309-330 cm, y llegan a alcanzar una longitud total máxima de 430 cm; las hembras llegan inmaduras hasta os 320 cm, posiblemente son adolescentes o recién entradas en la madurez entre los 350-420 cm, y maduras hacia los 421 cm, pudiendo llegar a alcanzar los 550 cm.

Foto: Antón Parada
Reproducción: Al tratarse de un tiburón de profundidad, y pese a que es capturado con cierta frecuencia, la información de que disponemos no es muy abundante. Como todos los Hexanchiformes, la cañabota es vivípara aplacentaria (ovovivípara), con camadas grandes de 22 a 108 crías tras un periodo de gestación posiblemente bastante largo. Es posible que el ciclo reproductor sea bianual: 12 meses de gestación seguidos de 12 meses de descanso. Probablemente es una especie longeva; algunos autores apuntan que puede vivir hasta 80 años.
     Es probable que exista una segregación por tamaños, lo cual parece lógico dado el perfil oportunista de la especie, que no duda en alimentarse de sus congéneres más pequeños si se presenta la ocasión. Las áreas de cría se encuentran en la parte superior del talud y borde exterior continental, en cuyos fondos suelen encontrarse los individuos más jóvenes, que se desplazan hacia aguas más profundas y alejadas de la costa a medida que van creciendo. Se cree que en el golfo de Vizcaya se encuentra una de sus zonas de cría, dada la presencia estacional de juveniles.
     En el Mediterráneo, concretamente en el Canal de Ibiza y Golfo de Valencia, se producen abundantes capturas en un mismo rango batimétrico (550-800 m), y por parte de los mismos barcos, que abarcan un amplio espectro de tallas, desde prácticamente neonatos hasta ejemplares de gran talla, pasando por juveniles. Lo que parece desmontar, al menos para esta zona, la hipótesis de la segregación por tamaños.


Foto: Juan Ignacio (SGHN).
Dieta: La cañabota es muy oportunista. Come de todo (sería el orgullo de nuestras abuelas): desde otros tiburones más pequeños como las mielgas (también a sus congéneres), hasta, los ejemplares más grandes, cetáceos y focas, pasando por rayas, quimeras, diferentes especies de peces óseos, calamares, crustáceos, etc. Y también tiene hábitos carroñeros, alimentándose de los cadáveres que caen hasta el lecho marino.
     La dieta parece variar según la edad: el análisis de contenidos estomacales ha mostrado que los individuos más jóvenes menores de 1,2 m prefieren los cefalópodos y peces; entre 1,2-2 m, cefalópodos, peces y algunos condrictios, también pequeños mamíferos marinos; y por encima de 2 m, la preferencia son sobre todo los mamíferos marinos y los grandes peces. En todo caso, los hábitos carroñeros se dan en todas las tallas.

Foto: Javier Guallart.
Hábitat y distribución: Es una especie demersal de aguas profundas normalmente entre los 500 y los 1100 m, pudiendo llegar por lo menos hasta los 2500 m en el talud superior.
     Aunque a veces se encuentra sobre la plataforma continental, se distribuye sobre todo en el talud continental e insular, montañas submarinas y dorsales medio oceánicas. En ocasiones, los ejemplares jóvenes pueden encontrarse en aguas frías poco profundas (menos de 200 m) cercanas a la costa, sobre todo en las latitudes altas donde la plataforma continental es estrecha; y los adultos, por su parte, pueden también aventurarse en aguas someras, sobre todo donde los cañones submarinos del talud se abren cerca de la costa. Frecuentemente aparecen asociados a zonas de afloramientos y alta productividad biológica.

Elaboración propia a partir de Ebert et al. (2013) y Rodríguez-Cabello et al. (2012).
Distribución mundial muy amplia aunque discontinua, en mares templados e incluso tropicales. Probablemente está ausente de las zonas polares. Tiene hábitos migratorios.

Comportamiento: Se le encuentra en solitario o en grupos. Es un nadador lento, pero de gran potencia. Los ejemplares grandes no suelen ofrecer demasiada resistencia cuando son capturados; en cambio, los jóvenes son muy combativos. Los adultos son muy sensibles a la luz, aun de baja intensidad, por lo que apenas se les suele ver a la luz del día en aguas someras, si bien pueden acercarse a la superficie por la noche o durante intentos afloramientos de plancton.

     Durante el día se les puede encontrar cerca del fondo, a gran profundidad, y al atardecer, como muchas especies de aguas profundas, pueden emprender migraciones verticales hacia aguas más someras en busca de alimento, al menos en determinadas zonas, para regresar a las profundidades al acercarse el día.
     Recientemente se ha descubierto que este tiburón posee flotabilidad positiva. Los datos aportados por una serie de acelerómetros colocados en varios ejemplares en aguas de Hawai demostraron que los tiburones debían realizar un esfuerzo mayor durante el descenso que durante el ascenso para lograr la misma velocidad; además, planeaban en sentido ascendente durante periodos de varios minutos sin realizar el menor trabajo muscular. Los tiburones ascendían hasta los 200-300 m durante la noche y bajaban más allá de los 500 m durante el día. Se cree que puede tratarse de una adaptación para favorecer la rapidez de movimientos durante las emboscadas, y también para facilitar el movimiento vertical de ascenso cuando la musculatura está muy fría debido a las bajas temperaturas de las aguas profundas.

Estos tiburones no son peligrosos para el hombre, a pesar de su gran tamaño. Aunque la probabilidad de un encuentro fortuito es extremadamente baja, dada la profundidad de su hábitat, en aquellas zonas donde, debido a una particular geomorfología costera, se ha observado que con cierta frecuencia llegan a aguas someras, suelen mostrarse cautos y dóciles en presencia de buceadores, particularmente los ejemplares más grandes; mientras que los jóvenes se muestran algo más irritables. Sólo hay constancia de un único ataque (no fatídico) a un buceador que recogía almejas en el estrecho de Puget, estado Washington.

Foto: Antón Parada.
Pesca y estatus: La cañabota se captura sobre todo con arrastre y palangre de fondo. Se aprovecha el aceite de su enorme hígado y su carne se consume fresca y salada, aunque no parece muy apreciada. El resto, para pienso. Aunque a menudo es descartada en su totalidad. Dada su flotabilidad positiva, estos ejemplares que se tiran por la borda, incluso los más grandes, son arrastrados por las corrientes hacia la costa generando cierto revuelo entre la gente y, sobre todo, los periodistas.
     Figura en la lista roja de la IUCN con el estatus de Preocupación menor.
Aunque no se pueda decir que sea abundante en Galicia, la cañabota sí parece una especie relativamente común en los grandes fondos que rodean nuestra costa. En el Mediterráneo se considera una especie bastante común en su rango batimétrico, y son numerosas las informaciones que llegan de capturas por arrastreros comerciales que faenan en el talud. Sin embargo, no está del todo claro si este elevado número de capturas puede constituir una amenaza para la especie, o si, por el contrario, es un indicador de la abundancia de sus poblaciones, a pesar de la pesca.

En 2003, el Gonzacove Uno, un arrastrero con base en Marín, capturó, con pocas semanas de diferencia, dos ejemplares, como nos informa La Voz de Galicia de 23 de septiembre. El primero, una hembra "de unos 5 metros" que dio a luz sobre la misma cubierta del barco (igualmente, las crías fueron devueltas al mar); el segundo, un individuo de 212 cm capturado a 500 m de profundidad frente a la costa de Corrubedo junto con un tiburón duende.
En la costa cantábrica, en abril de 2005, otro arrastrero, el Elanis Berria, con base en Avilés, capturó accidentalmente otra hembra de 410 cm y 620 kg de peso. Estaba preñada. Cuando la abrieron se toparon con 87 fetos ya formados... 

     ¿Es posible que la cañabota haya elegido Galicia y alrededores como zona de cría?
     Pues por qué no. Soñar es gratis.


La cañabota es la que está tumbada con la boca abierta (Foto: Antón Parada).
Estamos ante un verdadero fósil viviente. Sus dientes solo se encuentran en registros fósiles de hace casi 100 millones de años, y hay quien considera las cañabotas, como los Hexanchiformes en general, los descendientes más directos de los tiburones del Mesozoico. ¿Cuánto tiempo más podrán mantenerse entre nosotros? Pues de nosotros depende.
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Una nota de agradecimiento al gran Antonio Parada por su apoyo y generosidad en la cesión desinteresada de sus extraordinarias fotografías (graciñas, Tucho).

[Actualizado el 21-VI-2015. Muchísimas gracias a Javier Guallart por sus importantes aclaraciones y matizaciones sobre el artículo original, y por las fotografías.]

Fuente: www.discovery.com.

=>Véase también: Los ojos de la cañabota.


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¹La Voz de Galicia de 4 de julio de 2009.
²La Voz de Galicia de 15 de septiembre de 2006.

³Ver nota completa en el Blog de la SGHN de Ferrol
David A. Ebert, Matthias F. W. Stehmann (2013). FAO Species Catalogue for Fishery Purposes: Sharks, Batoids and Chimaeras of the North Atlantic. FAO, Roma.
Javier Guallart, comunicación personal.
David A. Ebert, Sarah Fowler, Leonard Compagno, Marc Dando (2013). Sharks of the World: A Fully Illustrated Guide. Wild Nature Press, Plymouth. 
Cristina Rodríguez-Cabello, A. Serrano, R. Bañón, F. Sánchez y M. Pérez (2012). Deep-water chondrichtyan species caught in the Galicia Bank (NE Atlantic). Póster presentado en el XVII congreso del SIEBM.
Foto: Mark Royer, University of Hawaii.
Por este motivo es posible que la flotabilidad positiva también se dé en otras especies de aguas profundas, cuyos enormes hígados se creía hasta ahora que, como mucho, les conferían flotabilidad neutra. Uno de los ejemplares marcados durante este trabajo, también con flotabilidad positiva, fue otra especie de profundidad, el tiburón espinoso (Echinorhinus cookei). Véase Itsumi Nakamura, Carl G. Meyer, Katsufumi Sato (2015). Unexpected Positive Buoyancy in Deep Sea Sharks, Hexanchus griseus and a Echinorhinus cookei. PLoS ONE 10(6): e0127667. doi:10.1371/journal.pone.0127667
En la Columbia Británica se ha montado un negocio de turismo de buceo alrededor de esta especie que parece que tiene éxito. Como todos los tiburones, la cañabota está demostrado que vale más viva que muerta. Es una idea.
Javier Guallart, comunicación personal.

1 comentario:

  1. Gracias a ti Toño por abrirnos os ollos. Este post coido que será de gran axuda para a xente do mar. O que coñece respeta. Un abrazo.

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