Tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus). Foto: Franco Banfi. |
Hace pocas semanas estallaba la noticia a lo grande, como los fuegos artificiales de las fiestas del pueblo, entre el "¡Oooooh!" del público general y ciertas muecas de escepticismo paternalista de algunos científicos que, divertidos, se apeaban de los coches de choque para observar el espectáculo: ¡el tiburón de Groenlandia puede llegar a vivir 400 años!
Tal es la conclusión de un trabajo publicado el pasado 12 de agosto por la revista Science bajo el título, bien elocuente, de "Eye lens radiocarbon reveals centuries of longevity in the Greenland shark (Somniosus microcephalus)"¹. Pues, en efecto, para obtener esta estimación, sus autores se basaron en la datación mediante radiocarbono del cristalino del ojo de este tiburón.
Las proteínas del núcleo del cristalino se forman durante el desarrollo prenatal del tiburón y permanecen inalteradas a lo largo de toda su vida. Esto quiere decir que su composición viene dictada directamente por la dieta materna, no por las andanzas de cada individuo, de modo que las ventajas a la hora de determinar su edad son evidentes. Solo se precisa un punto de referencia adecuado.
Tal como vimos en un reciente estudio sobre la edad del tiburón blanco en el Atlántico NW [véase Edad y tasa del crecimiento del tiburón blanco], el equipo de científicos liderado por Julius Nielsen, de la Universidad de Copenhage, tomaron como referencia las altas concentraciones de carbono-14 en la red trófica marina consecuencia de las pruebas nucleares atmosféricas que se llevaron a cabo desde mediados de la década de los 50 en el Atlántico norte. Dado que el mayor nivel de acumulación de este isótopo radioactivo se registra no más tarde de comienzos de la década de los 60, es ese ligeramente difuso "comienzos de los 60" lo que se tomó como marca temporal.
Los miembros del equipo de Nielsen analizaron el cristalino de 28 ejemplares (todos ellos hembras) de 81 a 502 cm de longitud total capturados en Groenlandia durante los años 2010 y 2013, entre los 175 y los 1100 m de profundidad. Los dos individuos más pequeños (81 y 158 cm, respectivamente) eran los que contenían mayores niveles de carbono-14, con lo que con toda probabilidad nacieron con posterioridad a esa marca, sin que se les pueda asignar una edad exacta. El tercer tiburón, en esta escala de menor a mayor, medía 220 cm y presentaba un nivel de radiocarbono ligeramente superior a los siguientes, de modo que se considera que debió de nacer a principios de los 60, más o menos hacia 1963 (una "jovencita" que en 2012 andaba por los 50 años de edad). Los 25 tiburones restantes, con tallas comprendidas entre los 258 y los 502 cm, nacieron claramente antes de las pruebas atómicas.
Calibrando los datos obtenidos mediante radiocarbono con parámetros tales como el tipo y tasa de crecimiento del tiburón, estimada en menos de un centímetro por año, fue como los científicos obtuvieron las cifras que tanta agitación han causado en las aburridas semanas de agosto.
A partir del tiburón nº 3 los cálculos de edad se disparan. Desde los aproximadamente 71 y 73 años de los ejemplares 4 y 5, de 258 y 264 cm, respectivamente... hasta los 335 ± 75 y los 392 ± 120 para los más grandes, de 493 y 502 cm. Una barbaridad, incluso descontando los márgenes de error: ¡un tiburón de Groenlandia de 5m tendría una esperanza de vida de un mínimo de 272 años!... o de 512, si los tenemos en cuenta. Dejémoslo en 400, un término medio.
Lo más preocupante es que, de ser ciertas estas estimaciones, tendríamos que las hembras tardarían la friolera de 156 años en alcanzar la madurez sexual, es decir, en estar preparadas para reproducirse. Un tiempo en el que, tal como están las cosas, resulta sumamente difícil no caer dentro del mortífero campo de acción de cualquier "arte" de pesca de las que se emplean en aguas profundas.
Foto: Julius Nielsen, Universidad de Copenhage. |
En cualquier caso, el estudio de Nielsen y compañía viene a corroborar algo que ya se sospechaba: que el Somniosus microcephalus presenta un metabolismo muy ralentizado, como corresponde a un habitante de aguas profundas y gélidas (0,6-12ºC): crecimiento muy lento, edad reproductiva tardía y gran longevidad. Es decir, lo ideal para ser borrados del océano en pocos años si no se toman las medidas de gestión adecuadas.
El tiburón de Groenlandia es un un bicho colosal, uno de los tiburones más grandes del Atlántico norte, solo superado por el peregrino (Cetorhinus maximus). Puede rebasar los 6,4 m de longitud total hasta alcanzar, posiblemente, los 730 cm. ¿Qué edad puede llegar a tener un animal de semejante envergadura? Imposible decirlo... ni siquiera imaginarlo.
Lo único que sabemos es que, si estas estimaciones de edad son ciertas, cuando nació la hembra nº 28, la de 502 cm, la gran pintora italiana Fede Galizia ya había perfeccionado el arte del bodegón, del que fue pionera; Felipe III, el primero de los Austrias Menores, cortito de entendederas, indolente y ludópata empedernido, era todavía rey de España y de Portugal; Velázquez estaba comenzando su formación como pintor en el taller de Francisco Pacheco en Sevilla; Quevedo y Góngora tal vez se cruzaban ya por las calles de Madrid mirándose de reojo; posiblemente Shakespeare preparaba el estreno de La Tempestad, su grandísima última obra, en el palacio de Whitehall, y Cervantes aún no había publicado la segunda parte de El Quijote... dos de los más grandes genios de la historia apurando sus últimos años sobre la superficie de la Tierra... y en sus profundidades, el lento y silencioso Somniosus.
=>Más información sobre este extraordinario tiburón, en Tiburón de Groenlandia (Somniosus microcephalus).
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¹Julius Nielsen, Rasmus B. Hedeholm, Jan Heinemeier, Peter G. Bushnell, Jorgen S. Christiansen, Jesper Olsen, Cristopher Bronk Ramsey, Richard W. Brill, Malene Simon, Kristine F. Steffensen & John F. Steffensen (2016). Eye lens radiocarbon reveals centuries of longevity in the Greenland shark (Somniosus microcephalus). Science, vol 353, nº 630. doi:10.1126/science.aaf1703.
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