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El maravilloso tiburón blanco (Carcharodon carcharias), un bellísimo animal con una fama inmerecida. Foto de Andrew Fox, Rodney Fox Great White Shark Expeditions. |
Acaba de publicarse el informe anual del ISAF (siglas del Archivo Internacional de Ataques de Tiburón, del Museo de Historia Natural de Florida) sobre el número de mordeduras no provocadas de tiburón registradas durante el 2024 en el mundo. Dado que por circunstancias el año pasado no fue posible recoger las del 2023, aprovechamos para incluirlas también aquí.
¿Cuándo se habla de mordeduras provocadas y no provocadas? El equipo de científicos del ISAF se encarga de analizar todas las interacciones hombre-tiburón reportadas en todo el mundo y las clasifica en provocadas y no provocadas. Se considera que una mordedura o ataque es provocada cuando es la persona quien, consciente o no de ello, desencadena una respuesta no deseada en el tiburón, por ejemplo cuando realiza actividades como la pesca submarina, que atraen poderosamente a estos animales y despiertan su curiosidad e instinto depredador, cuando lo intenta tocar, o cuando nada con él en un entorno no natural como puede ser un acuario. Así, de los 120 casos reportados en 2023, solo 69 se consideraron no provocados, mientras que en 2024 se analizaron 88 incidentes y 47 recibieron esta calificación.
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Elaboración propia a partir de datos publicados por el ISAF. |
Los casos dudosos son aquellos en que las mordeduras no han sido causadas por un tiburón, sino por cualquier otra especie marina. Cuando la información disponible es escasa o insuficiente para decidir si un incidente ha sido provocado o no, se deja en suspenso a la espera de obtener más datos bajo el epígrafe de no clasificados («No assignment could be made»). Finalmente, se consideran casos no confirmados aquellos en los que no se ha podido confirmar o demostrar la implicación de un tiburón; aquí se incluyen estos rumores o noticias vagas que aparecen de vez en cuando en los medios de comunicación, los cuales, como ya sabemos, cuando se trata de tiburones, suelen estar más interesados en el sensacionalismo que en la verdad.
👉Estos son los datos: 47 mordeduras no provocadas en 2024, con 4 personas fallecidas. En 2023 fueron 69 y 10 fallecidos.
¿Menos de 70 ataques por año y menos de 10 personas fallecidas en todo el mundo? Cualquier gestor público serio y honestamente comprometido con su trabajo (aún queda algún político así, por difícil que resulte de creer), daría su brazo derecho por unas cifras como estas solamente para su país o su región, bien si se refieren a accidentes de tráfico, a accidentes laborales, a violencia machista, a crímenes relacionados con el narcotráfico, etc.
Si nos paramos un poco a pensarlo, resulta sorprendente que nos echemos las manos a la cabeza con horror y espanto porque un tiburón mordió a un señor en una playa y ni nos inmutemos por los treinta y muchos accidentes de tráfico que han acabado con la vida o lesionado gravemente a otros tantos ciudadanos que, solo ese día, se dirigían a sus lugares de veraneo.
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Tiburón tigre (Galeocerdo cuvier). Foto: Albert Kok, tomada de Wikipedia. |
👉Lugares. Como es tradición, los EEUU es el país del mundo con mayor número de ataques de tiburón, seguido a gran distancia por Australia, Egipto, Brasil, Sudáfrica, etc. Y dentro de los EEUU, Florida se lleva la palma, como siempre (por si alguien se lo está preguntando, que sepamos a los tiburones no parece gustarles los tipos zanahorios). La siguiente tabla recoge los lugares donde ha habido víctimas mortales por mordeduras no provocadas:
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Elaboración propia. |
Otras zonas donde se han producido incidentes sin resultado de muerte han sido las siguientes:
- 2023: Brasil (3), Sudáfrica (2), Colombia (1), Costa Rica (1), Galápagos (1), Nueva Zelanda (1), Seychelles (1) e islas Turcas y Caicos (1).
- 2024: Belice (1), India (1), Mozambique (1), Polinesia Francesa (1), Tailandia (1), Trinidad y Tobago (1) e islas Turcas y Caicos (1).
👉 Tipología de las víctimas. En general las surfistas y practicantes de otros deportes de tabla suelen ser los más expuestos a estos encontronazos no deseados dada la cantidad de tiempo que permanecen en el agua: en 2023 representaron el 42% de los ataques, aunque en 2024 este porcentaje descendió hasta el 34 % (el primer puesto este año se lo llevaron los bañistas, nadadores y otros usuarios de playa, con un 50% del total; en 2023 este porcentaje fue bastante menor, del 39%). A mayor distancia se sitúan los practicantes de buceo con tubo y apnea (13% en 2023, 8% en 2024). Los submarinistas representan un porcentaje bastante inferior; de hecho, en las estadísticas se incluyen bajo el epígrafe «otros» (6% en 2023, 8% en 2024). O sea, que en el mar es más seguro permanecer abajo con un regulador en la boca que arriba subido a un cacho de poliéster (dicho sea con un guiño para los amigos surfistas).
👉Especies. Las especies implicadas en la mayoría de estos incidentes son, fundamentalmente, el tiburón blanco (Carcharodon carcharias), el jaquetón toro (Carcharhinus leucas) y el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier). Y a más distancia tenemos otras como el jaquetón cobre (Carcharhinus brachyurus), el jaquetón oceánico de puntas blancas (Carcharhinus longimanus), el tiburón de puntas negras (Carcharhinus limbatus), y también los tiburones alfombra (Orectolobus spp.), tan pacíficos.
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Jaquetón toro (Carcharhinus leucas). Foto: Andy Murch, sharksandrays.com |
En el mundo existen algo más de 550 especies de tiburón. De ellas, alrededor de diez ―menos del 2%― pueden, por su tamaño, suponer algún peligro para las personas cuando concurren una serie de circunstancias. En realidad, si lo pensamos bien, es lo que ocurre cuando nos topamos en la naturaleza con cualquier animal salvaje dotado de muchos dientes y talla similar a la nuestra (y muchísimas veces con bichos pequeñitos con pocos o ningún diente). Solo hay que leer los datos para comprobarlo. Más personas fallecen en el mundo por ataques de hipopótamo, por ejemplo, y ni hablemos por picaduras y mordeduras de infinidad de criaturas terrestres y acuáticas... Por no hablar de los animales domésticos y, encima de la pirámide, las personas.
Mientras tanto, el ser humano mata millones de tiburones cada año, en algunos casos porque nos alimentamos de su carne, en muchos otros simplemente porque nos hace sentir importantes comernos sus aletas (el resto lo tiramos); y cuando no sabemos qué hacer con ellos, los trituramos para elaborar subproductos para ensaladas, piensos para nuestras mascotas, abono, productos cosméticos sin los cuales nuestra vida no tendría sentido, también nos inventamos aplicaciones terapéuticas... Y lo hacemos contaminando y devastando el lugar donde viven y que casualmente resulta imprescindible para nuestro propio bienestar, nuestra propia subsistencia. No solo vaciamos los océanos por capricho, sino que los destrozamos y los llenamos de porquería de todo tipo que después nos la comemos cuando degustamos los bichos que se la han tragado.
Y luego resulta que son los tiburones los que nos dan miedo a nosotros. Celebremos el día de los enamorados.