Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La pesca insostenible subvencionada (III): España

Tintoreras en Vigo. Foto tomada de www.industriaspesqueras.com
0. Con sus desmesuradas ayudas a la pesca la UE se ha convertido en el motor de la destrucción de los recursos marinos. Como ya analizamos en los dos capítulos anteriores, La pesca insostenible subvencionada I y II, la pesca industrial hace mucho tiempo que dejó de ser rentable. Todas las autoridades políticas y económicas también los propios armadores, por lo bajo lo admiten. Esta modalidad de pesca a gran escala logra mantenerse gracias exclusivamente a los multimillonarias ayudas que, como maná sobre el pueblo elegido, caen graciosamente desde todas las instancias de la administración, europea, nacional o autonómica: ayudas para combustible, renovación y construcción de nuevos buques, para compra de licencias, para aliviar sus deudas, para financiar sus grupos de presión en Bruselas, la reestructuración de las empresas, seguridad privada en los buques... incluso su marketing. Casi les pagamos el papel higiénico. La consecuencia de todo esto es que se ha multiplicado la capacidad pesquera de la flota, en vez de reducirse para adecuarse a unas poblaciones en total declive.
     Esto ocurre en todo el mundo, en todos los países europeos con intereses pesqueros y, por supuesto, en España, de la que nos vamos a ocupar hoy.

1. ¿España es el malo de la película? En el tema de la pesca, España tiene muy mala fama a nivel internacional, y con razón: arrasamos caladeros de forma inmisericorde, legal e ilegalmente, utilizamos la picaresca para eludir controles e incumplir la ley, seguimos empleando artes prohibidas y algunas prohibidísimas, como los famosos "petardos", que no sólo utilizan los mariñeiros de ciertas partes de Indonesia¹, etc.
     Pero conviene matizar esto un poco, no tenemos motivos para autoflagelarnos de esa manera, aun a las puertas de Semana Santa. En toda esta tragicomedia en realidad una farsa trágica— de la pesca y la política pesquera no estamos solos en el bando de los malos. Cuantitativamente nuestra fama es más que merecida, al ser España, y con diferencia, la primera potencia pesquera de Europa y una de las primeras del mundo. Ahora bien, cualitativamente es otro cantar: todas las naciones pesqueras europeas cojean de nuestro mismo pie: todas cometen tropelías, todas dan dinero a empresas que han cometido infracciones relacionadas con la pesca, y todas hacen la vista gorda ante determinadas acciones de su flota, etc. Pensemos, por ejemplo, que es la legislación europea la que ampara las actividad de nuestra flota, incluido el sangriento comercio de aleta de tiburón, que es absolutamente legal. No somos los españoles quienes hemos hecho estas y otras leyes a nuestra medida.  
     A mi entender, son dos los caracteres que nos diferencian y nos sitúan un poco por encima de la media: el primero es que los demás son lo bastante hábiles como para ocultar sus miserias y cargarle el muerto a otros; y la segunda, que en los países civilizados determinadas prácticas son absolutamente impensables y motivo de que hasta tus propios vecinos te lleguen a denunciar.  

2. La industria pesquera española ha recibido 5800 millones EUR en ayudas desde el año 2000. Esto supone prácticamente un tercio del valor total de la industria². Uno de cada tres rodaballos que ponemos en el plato procedan de piscifactoría o del mar está subvencionado; o si lo preferís, pagamos dos veces el pescado que consumimos: primero con un porcentaje no pequeño de dinero público, y después en la pescadería.

     Datos para el año 2009 referidos a nuestro país, sin contabilizar las partidas destinadas a la acuicultura³:
  • Total subvenciones, incluyendo las ayudas al gasoil: 733 961 495 €. Sin incluirlas: 492 211 205 €
  • Total valor de las descargas: 1 793 180 677 €
  • Intensidad de los subsidios, incluyendo ayudas al gasoil: 40,13%. Sin incluirlas: 27,45%.
Procedencia de las ayudas:
  • FEP (Fondo Europeo de Pesca): 303 443 009 €
  • Ayudas del estado: 37 400 000 €
  • Segundo Instrumento Financiero: 99 427 351 €
  • Fondo Agrícola de Garantía: 9 301 359 €
  • Otras fuentes: 12 819 €
  • Ayudas al combustible y exención de impuestos: 241.750.290 €
  • De minimis: 42 626 667 €

3. Empresas y armadores multados y condenados repetidas veces por infracciones graves siguen recibiendo ayudas multimillonarias por parte de las autoridades españolas y europeas. Más del 80% de las empresas pesqueras españolas condenadas por sentencia firme han seguido recibiendo ayudas con el visto bueno y escandalosa complicidad de nuestras autoridades, que miran para otro lado cuando conviene e impiden que los inspectores hagan correctamente su trabajo. Según denunciaba el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, Vigo cuenta con cuatro inspectores para supervisar más de 700 000 toneladas métricas de pescado al año, que viene a salir unos 20 000 kg por inspector y hora durante todos los días del año, Navidad incluida. Hasta en tres ocasiones el Tribunal Europeo de Justicia ha encontrado culpable a España de no aplicar las leyes de pesca: hacer respetar los límites de capturas, vigilar su flota e imponer sanciones. En este sentido, España y la UE hacen todo lo posible por ocultar toda información referida a los infractores que han recibido algún tipo de condena o sanción.
Descarga en Vigo.
Foto Gustavo Rivas, La Voz de Galicia.
Looting the Seas ('Saqueando el mar') refiere el estrambótico caso de Vidal Armadores, que ha recibido más de 8,2 millones EUR en ayudas aun cuando esta compañía filiales incluidas ha sido acusada de pesca ilegal en más de 40 ocasiones y condenada a pagar multas por 5 millones de dólares; y seguirá recibiendo dinero, por ejemplo para una de sus divisiones, Biomega, especializada en suplementos nutricionales de Omega-3. El trabajo citado también menciona a la empresa vasca Albacora, que sigue recibiendo subvenciones después de... 67 "casos aislados" de infracciones.
Uno de los trucos más socorridos y más viejos que nuestros armadores emplean para eludir el (liviano) peso de la ley son las banderas piratas, también conocidas como pabellones de conveniencia: sus buques enarbolan una bandera de un país en el que los controles, gastos operativos y fiscalidad sean mínimos o preferiblemente inexistentes, como Panamá, Liberia, Malta, Chipre, Seychelles... o Corea del Norte, que siempre es garantía de seguridad por su opacidad frente a las inspecciones procedentes de la corrupta sociedad capitalista occidental.         
     España está entre los cinco países del mundo que más buques utilizan este sistema.

4. Más de 800 millones de euros en licencias de pesca en aguas extranjeras durante la última década. Es decir, dos tercios de todas las licencias de la UE. Como aquí ya poco queda, la flota española (y europea) se ve obligada a faenar en aguas de otros países cada vez más lejanos: Mozambique, Namibia, Guinea, Costa de Marfil..., con los que firma acuerdos de pesca. Muchos de ellos son de los que eufemísticamente calificamos "países en desarrollo", que por lo común tienen la desgracia de ser ricos en recursos naturales pero paupérrimos y subdesarrollados en todo lo demás, lo que les impide gestionar por si mismos toda la inmensa riqueza de sus territorios. Naciones sin organización política, económica o social de ninguna clase, gobernados por sanguinarios dictadores o por un pequeño grupo de sátrapas y oligarcas que mantienen a la inmensa mayoría de la población en la miseria más absoluta.
     Es obvio que al llamado primer mundo le beneficia esta situación, porque así les resulta sumamente fácil llegar a acuerdos económicos con todos ellos: a cambio de unos cuantos miles o millones de euros entregados a sus corruptas élites, nuestras empresas pueden saquear a gusto los recursos que estimen oportunos. ¿Problemas de conciencia? Ninguno. Como dijo en su momento la todopoderosa Carmen Fraga, la Dama de Hierro de la pesca en la UE, haciendo honor a su apellido: "El Comité de Pesca tiene que debatir sobre asuntos de pesca, no sobre derechos humanos". Y si mientras nosotros saqueamos sus recursos, ellos intentan saquearnos a nosotros, pues mandamos un par de fragatas y ponemos unos cuantos mercenarios a bordo —¿adivináis quién los paga?. Looting the seas expone el caso de Pescanova en Namibia. Vale la pena echarle un vistazo.

5. La motivación política de las ayudas. Las ayudas a la pesca, como base de la política pesquera de la UE, están basadas en criterios puramente económicos y políticos —con toda su densa red clientelar, o sea, en modo alguno científicos. La prueba está en que una y otra vez nuestros "políticos" favorecen descaradamente los intereses de las grandes corporaciones de la pesca industrial en detrimento de la única forma de pesca que podría tener futuro si estuviese bien ordenada y mejor gestionada: la llamada pesca artesanal, una y otra vez ninguneada y discriminada. Por otro lado, tienen por costumbre hacer caso omiso de las decenas de informes que ellos mismos encargan a expertos de todo tipo y condición cuando sus conclusiones no son de su agrado, por ejemplo cuando alertan de la alarmante situación de los stocks y recomiendan, entre otras medidas, drásticos recortes en la capacidad pesquera, de los topes de capturas y, desde luego, de las ayudas.
     Un punto de vista complementario es el que nos ofrece Isabella Lövin, diputada de. grupo de los Verdes. Para ella la clave del problema está en que la política pesquera se diseñó "siguiendo el modelo de la política agraria. Tú pones fertilizante y maquinaria, y obtienes más verduras. Así que se empleó el mismo modelo en la pesca: incrementas el número de barcos y obtienes más pescado. Pero así no funciona: al final acabas con menos pescado". Ni España ni ningún otro país Europeo ha hecho nada para cambiar las cosas.
     "Económicamente, la industria pesquera se sitúa entre el tomate y la patata, pero políticamente es más importante que ninguna otra industria," sostiene la Jefa de Control de Pesca de la Unión Europea Valérie Lainé. Pero claro, regalar dinero da muchos votos... y mucho dinero: los armadores te adoran, los pescadores te adoran, los votantes de las zonas dependientes de la pesca también te adoran... Tú recoges sus votos y el que venga mañana detrás, que arree. Si se acaban los peces aquí, ya aparecerán por otro lado. Pan para hoy, hambre para mañana.

Marrajos en la lonja de Vigo (Foto: Faro de Vigo).
     Nuestra visión de la pesca es exclusivamente cortoplacista: cuanto más mejor a costa de lo que sea, y mejor para ahora mismo que para mañana. Por eso a nadie debe extrañar la situación actual: la mayoría de nuestros caladeros están sobreexplotados, en muchos casos al borde del colapso, y esto obliga a nuestros barcos a faenar cada vez más lejos y a mayor profundidad, con unos gastos espectaculares en combustible, etc. imposibles de sufragar. Se ha apostado por un modelo altamente destructivo de pesca a gran escala, en detrimento de la pesca artesanal o local, en teoría más respetuosa con el medio y cada vez más exprimida y olvidada.

6. De fuera vendrán que buenos nos harán. Si en algo tienen razón nuestras autoridades e industriales pesqueros, es que si ellos abandonan una zona, las poderosas flotas de otros países ocuparán su lugar, y con toda probabilidad emplearán bastantes menos miramientos a la hora de capturar todo lo que se mueva bajo la superficie. Países como China (ver), Japón o Rusia han demostrado que pueden llegar a ser mucho más destructivos que todos nosotros juntos españoles y europeos, pues para ellos las leyes y normativas más elementales, no es que sean un obstáculo que sortear, es que ya directamente ni existen.

7. Nos harán buenos, pero no seremos buenos. El problema de fondo es que la Comunidad Internacional no tiene el más mínimo interés en cambiar esta situación. Salvo las aguas territoriales de cada país, el océano es de todos y por tanto de nadie, y además imposible de controlar. Todo el mundo puede hacer lo que le venga en gana porque la impunidad es total. Y si las naciones teóricamente desarrolladas, supuestamente hijas de la Ilustración y del pensamiento racional, respetuosas de la ley, no sólo protegen a sus infractores, sino que los alientan ¿qué podemos esperar de las demás?


[Véase también La pesca insostenible subvencionada (I) y La pesca insostenible subvencionada (II).]

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¹Un divertidísimo titular de La Voz de Galicia de junio de 2010: "El patrón mayor de Vigo fue detenido cuando intentaba huir con dinamita".
²The International Consortium of Investigative Journalists, The Center for Public Integrity. Looting the Seas, eBook publicado en 2012.  
Este informe es el que sirve como base para todo este post. Todas las cifras y entrecomillados proceden de él, salvo cuando se indique lo contrario.
³Oceana. The European Union and Fishing Subsidies. Informe de septiembre de 2011.
El llamado Segundo Instrumento Fianciero (SFI en sus siglas en inglés, 'Second Finantial Instrument') se encarga de subvencionar cosillas como el control de las pesquerías, la recolección de datos... y la compra de licencias de pesca en otras zonas.
Si alguien se pregunta qué pinta aquí el Fondo Agrícola de Garantía, pues que sepa que sirve para ayudar a nuestras sufridas empresas a cubrir sus gastos de reestructuración, sus planes de mejora de calidad... y también para financiar programas de pesca en las regiones ultraperiféricas de algunos países (Canarias para España, Azores y Madeira para Portugal, y Reunión y Guayana Francesa para Francia).
Este extraño concepto, De minimis, se puso en vigor en el 2007 y permite a los gobiernos regalar 30 000 anuales a cada empresa hasta un máximo de tres años fiscales, siempre y cuando los fondos que cada uno haya otorgado a su industria pesquera no exceda el 2,5% del valor total de la producción. Estos fondos suelen utilizarse para... (¿lo adivináis?)... subvencionar el gasoil (teóricamente sería un mecanismo para evitar que las fluctuaciones en el precio del carburante afecten a los pobres armadores). El Parlamento Europeo ya ha intentado incrementar el valor de estos subsidios hasta los 60 000 EUR y por el momento la Comisión se lo ha denegado.
Titular de El País, de 19 de marzo de 2013: "La UE presiona para que la Xunta no de 4 millones a un acusado de pesca ilegal". Por cierto, que Biomega sigue sin aclarar la procedencia del aceite de pescado que utiliza: de qué especies se extrae, ¿tiburones de aguas profundas, por ejemplo? Ver La grave situación de los tiburones del mar profundo (II).
La buena mujer debía de sentirse un poco molesta porque el Comité había rechazado un acuerdo pesquero con Guinea tras conocerse la masacre de 157 civiles que protestaban contra el sangriento régimen pidiendo libertad y democracia (el acuerdo les hubiese reportado a las autoridades guineanas nada menos que 450 000 € anuales a cambio de unas cuantas licencias de nada).
Por ejemplo el famoso "Informe Frankenstein", de 2009, así llamado por su diagnóstico demoledor sobre la situación pesquera de Europa. Se trata de un documento de trabajo solicitado por la Comisión para el diseño de la Política Pesquera Común: A Diagnosis of the EU Fisheries Sector. Podéis descargároslo desde la página CFP Reform Watch

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jueves, 14 de marzo de 2013

Resultados CITES 2013

Imagen de celebración de projectaware.com

La gran noticia se ha producido, callando las bocas de los escépticos más recalcitrantes como el que esto os escribe: hoy mismo, 14 de marzo, el Plenario de la CITES, reunido en Bangkok, ha respaldado los resultados de la votación del pasado lunes: la incorporación de estas 5 especies de tiburón al Apéndice II:
  • Jaquetón oceánico de puntas blancas (Carcharhinus longimanus)
  • Cailón (Lamna nasus)
  • Tiburón martillo (Sphyrna mokarran)
  • Cornuda (Sphyrna zygaena)
  • Cornuda negra (Sphyrna lewini)
Igualmente, dos especies de mantas se incorporan al Apéndice II (Manta birostris y Manta alfredi), y el pez sierra (Pristis microdon) pasa del Apéndice II al Apéndice I.

Las indecentes presiones de China y Japón, países radicalmente contrarios al acuerdo, finalmente no han surtido el efecto deseado (lograr la minoría de un tercio necesaria para solicitar la repetición de las votaciones). Por un puñado de votos.
A partir de ahora se establece un plazo de 18 meses para que las Partes implementen las medidas necesarias para el control del comercio internacional de estas especies.

Foto de Paul Hilton.
Y aprovechando las circunstancias, por si alguien todavía no tiene muy claro qué significa y qué importancia puede tener todo esto, ahí va una pequeña explicación:

1) ¿Qué es exactamente la CITES? CITES (siglas de Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres) es un acuerdo internacional entre gobiernos cuyo objetivo es controlar el comercio internacional de animales y plantas cuando pueda suponer una amenaza para su supervivencia.
El acuerdo CITES es jurídicamente vinculante para los países que se suman a él voluntariamente, por lo que todos ellos deben adaptar sus legislaciones nacionales para garantizar su correcta aplicación. Actualmente son 177 países (también llamadas Partes).

2) ¿Cómo funciona? Las especies amparadas bajo la CITES están distribuidas en tres Apéndices según el grado de protección que necesitan:
  • Apéndice I: Especies en peligro de extinción. Su comercio está sumamente restringido y sólo se autoriza en circunstancias muy excepcionales.
  • Apéndice II: Especies que no necesariamente se encuentran todavía en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe ser controlado para evitar que ello ocurra.
  • Apéndice III: Especies que están protegidas al menos en un país, el cual solicita a otros países miembros ayuda para controlar su comercio.
El comercio internacional de estas especies (importación, exportación, reexportación, etc.) debe estar controlado, al menos en teoría, mediante un sistema de licencias y permisos.

Como ya os podéis imaginar, la teoría queda fenomenal, pero la práctica no lo es tanto. Ya os imagináis que uno de los puntos flacos de todo esto es cómo vigilar el cumplimiento de estos acuerdos en un medio tan incontrolable como el Océano, repleto, además, de miles de embarcaciones gobernadas por patrones dispuestos a jugársela.

Otra cuestión importante es que la CITES no es una organización conservacionista, sino puramente comercial, y sujeta, por tanto, a presiones y juego político de la peor calaña. De hecho, hasta esta 16ª Conferencia sólo había tres especies de tiburón en el Apéndice II: el peregrino (Cetorhinus maximus), el ballena (Rhincodon typus) y el tiburón blanco (Carcharodon carcharias). En el Apéndice III estaban la cornuda negra (Sphyrna lewini) y el cailón (Lamna nasus). Nada más. Ello es debido a la fuerte presión por parte de China y los países asiáticos para evitar cualquier cortapisa a una impresionante fuente de ingresos: el comercio de aleta. No es de extrañar que uno de sus miembros más eximios, el siniestro Dr. Giam Choo-Hoo, representante de Asia, no tuviese empacho en reconocer en una entrevista a un medio británico que él velaba por los intereses de la industria y de los países que él representaba, para los cuales la sopa de aleta de tiburón era un elemento cultural básico e irrenunciable y cuyo comercio aporta grandes beneficios (1).

Pero esta 16ª Conferencia de las Partes nos ha dado un pequeño motivo para la esperanza: la histórica aprobación de todas las cinco propuestas sobre los tiburones, contra todo pronóstico. Tal vez, los delegados estén realmente concienciados de la gravísima situación de estos animales; tal vez la CITES pueda servir para algo. Veremos.


Tiburón martillo (Sphyrna mokarran) en una bellísima foto de Jeremy Stafford-Deitsch.


ACTUALIZACIÓN AL 10 de abril de 2013: Acabamos de saber que China ha presentado formalmente sus reservas en cuanto a la inclusión de la cornuda negra (Sphyrna lewini) y el cailón (Lamna nasus) en el Apéndice II (ver Notificación). Esto quiere decir, ni más ni menos, que con toda probabilidad no se sentirá vinculada a los acuerdos tomados.
Así son los países tercermundistas gobernados por una clase política más corrupta de lo habitual en los países primermundistas: si me gustan los acuerdos, los acepto; si no, los rechazo. Sin problemas.
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(1) Ver Frank Pope: In conversation with the Shark Fin Godfather.

sábado, 9 de marzo de 2013

100 millones de tiburones muertos cada año



Aletas de más de 3500 tiburones puestas a secar en Hong Kong (Foto: Shawn Heinrichs, Pew Environment Group)

Acabamos de conocer el que probablemente sea uno de los estudios más completos y rigurosos sobre la cantidad de tiburones que caen cada año víctimas de la pesca en todas sus formas: legal, ilegal, capturas accidentales, descartes, etc.:
Boris Worm, Brendal Davis, Lisa Kettemer et al. "Global catches, exploitation rates, and rebuilding options for sharks". Marine Policy, no. 40, julio 2013, pp. 194-204. http://dx.doi.org/10.1016/j.marpol.2012.12.034
Los autores del estudio se han basado en un amplio número de cifras y estadísticas de capturas reportadas a la FAO, estimaciones de las no reportadas, descartes, aleteo, etc., como se muestra en este gráfico del cálculo para el año 2000:

Capturas totales del año 2000: 1.638.000. Desembarcados: 503.000 (reportados a la FAO: 392.000; ilegales, no reportados y no regulados (IUU): 111.000). Descartados: 1.135.000 (aleteados: 908.000; descartados con vida: 227.000, de los cuales 34.000 murieron después y 193.000 sobrevivieron). Total de la mortalidad estimada: 1.445.000 toneladas.

A pesar de todo, es imposible determinar con precisión las cifras globales de mortandad dada la escasez de datos disponibles y, en no pocos casos, su poca fiabilidad, como no es difícil imaginar, de modo que se trabaja básicamente con estimaciones.

Mortandad en toneladas métricas:
  • 1,44 millones de toneladas métricas en el año 2000.
  • 1,41 millones de toneladas métricas en el 2010.
Teniendo en cuenta en el peso medio por tiburón, el número estimado de animales muertos es el siguiente:
  • 100 millones de tiburones en 2000.
  • 97 millones de tiburones en 2010.
Sin embargo, estas cifras son producto de una estimación conservadora. En realidad, el estudio ofrece un rango de entre 63 y 273 millones de tiburones cada año.


Lonja de Kesennuma, Japón. Foto de Shawn Heinrichs, Pew Environment Group.
Los números son sin duda preocupantes, llamativos, etc. Pero más allá de la espectacularidad de la palabra "millón", nos encontramos con dos datos que informan con particular crudeza de la verdadera gravedad de la situación. Primer dato:
  • La tasa media de explotación pesquera anual se sitúa entre el 6,4 y el 7,9% de las poblaciones mundiales.
Segundo dato: considerando la información científica disponible sobre los ciclos vitales de 62 especies de tiburón...
  • La tasa media de reposición de la mayoría de las poblaciones de tiburones es ¡¡del 4,9 % anual!!

Es decir, cada año matamos tiburones a un ritmo mayor del que se reproducen. Esto explica el porqué del constante y, en muchos casos, pronunciado declive de la inmensa mayoría de las especies y justifica la urgencia de adoptar medidas de aplicación inmediata para evitar un desastre.
Los tiburones tienen una tasa reproductiva muy baja: tardan mucho tiempo en alcanzar la madurez sexual, producen pocas crías, periodos de gestación muy largos (tienen el récord del reino animal: casi 3 años), en no pocas ocasiones sus ciclos reproductivos son muy amplios, etc.

Es vital poner algún tipo de límite, cuando menos, a esta locura —ya que detenerla por completo es a todas luces imposible—, para dejar que las poblaciones se recuperen y así devolver el equilibrio a los ecosistemas marinos. 

Nos va en ello, además de nuestra supervivencia, nuestro éxito como especie racional.

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miércoles, 6 de marzo de 2013

Helicoprion

La espiral dentaria única del Helicoprion.
Reconstruir el aspecto de un tiburón extinto a partir de sus restos fósiles es una tarea extraordinariamente difícil y exigente, sobre todo porque dichos restos suelen limitarse a un puñado dientes o de fragmentos calcificados; pocas veces disponemos de la impresión de la forma del animal en una plancha de roca recordemos que el esqueleto de los tiburones es de cartílago, no de hueso. Y cuanto más atrás viajamos en el tiempo, más extrañas o extravagantes se vuelven las formas de estas criaturas, de tal manera que resulta sumamente difícil encontrar entre los tiburones actuales un modelo que pueda servirnos de inspiración o de base para una reconstrucción. La imaginación debe hacer un esfuerzo extra para mantenerse a nivel de suelo y no lanzarse a volar.
Primera versión de Karpinsky (Lebedev, 2009).

Si ha habido un pez particularmente complicado y esquivo, capaz no sólo de despertar la imaginación más anestesiada, sino de causar profundos quebraderos de cabeza a los ictiólogos, paleontólogos y paleoartistas de la historia, ese ha sido el Helicoprion, un extraño condrictio que vivió hace unos 310-280 millones de años —finales del Carbonífero a mediados del Pérmico, según autores— y que, como si lo hubiese hecho a propósito, el único testimonio que nos ha legado de su presencia en el planeta es una increíble dentadura en forma de espiral única en el mundo de los vertebrados (Helicoprion, significa precisamente 'sierra en espiral'), para que nos rompamos bien la cabeza (1)... Y además dejando una pequeña gran sorpresita para el final.

Otras primeras versiones alternativas del Helicoprion.

El Helicoprion fue descrito por primera vez en 1899 por el geólogo ruso Alexander Petrovich Karpinsky a partir de un conjunto de espirales dentarias halladas en los Urales, una vez descartada la hipótesis de que pudieran tratarse de conchas de algún tipo de ammonite una especie de cefalópodo—. El problema que planteaba una estructura anatómica tan insólita como aquella resultó ser no menos sorprendente, como os podéis imaginar: cómo y en qué parte del cuerpo del animal iría encajada. La primera propuesta fue la de colocarla en el extremo del morro, en la mandíbula superior, con los dientes sobresaliendo de su borde anterior. Las críticas no se hicieron de rogar y enseguida aparecieron otras alternativas también por parte del propio Karpinsky. Prácticamente todas consideraban la espiral como un arma defensiva, y todas la ubicaban en el exterior del cuerpo: en la mandíbula inferior, en el dorso, en la aleta dorsal, en la caudal...

A partir de mediados del XX, los científicos concluyeron que la función de esa especie de sierra radial era trófica, y las discusiones se centraron en la mandíbula donde iría situada, si en la superior, en la inferior o entre ambas. Otra cuestión que tampoco estaba del todo muy clara era el modo en que el Helicoprion podía utilizar esa dentadura, y se propusieron diferentes hipótesis cada cual más inventiva; una, por ejemplo, defendía que se trataba de una dentadura que había evolucionado para convertirse en un señuelo para amonites. 

Todd Marshall, 2005.

Sobre la base de un espécimen relativamente bien conservado encontrado en Idaho y descrito por Svend Bendix-Almgreen en 1966, algunos científicos defendieron la idea de una disposición dentaria estática en forma de hoja dentada que iría situada delante de las mandíbulas para cortar o triturar. Otros, por su parte, sostuvieron que los dientes irían dispuestos sobre una especie de tentáculo extensible que el Helicoprion proyectaría sobre los bancos de peces como una suerte de matasuegras asesino.

En la década de los 90 una nueva versión creada por el paleoartista Ray Troll proponía que la espiral dentaria era como una cinta transportadora semienterrada en una cama de cartílago y carne en el extremo de la mandíbula inferior. Pero esta interpretación tampoco resultó del todo satisfactoria. Entre otras consideraciones (2), los dientes del Helicoprion no parecían mostrar señales de desgaste o de rotura, lo cual no concordaba con la teoría aceptada de que los tiburones del Paleozoico reponían sus dientes con suma lentitud; si servían realmente para morder deberían haber llegado hasta nosotros mucho más desgastados y mellados. 



Helicopriones según Ray Troll.

Desde el Smithsonian, los paleontólogos Matt Carrano, Victor Springer y Bob Purdy concluyeron que la espiral dentaria debía de estar dentro de la garganta, un lugar menos expuesto, y trabajando con la ilustradora Mary Parrish elaboraron el modelo que podéis ver aquí abajo, en el que el morro y la boca del helicoprion recuerdan a la del tiburón tigre. Siguiendo la sugerencia de Springer, los dientes se convertían en una variedad especializada de dentículos de la garganta o branquispinas, estructuras presentes en los arcos branquiales de muchos tiburones.

Mary Parrish, Smithsonian.
Pero esta reconstrucción tampoco resultó convincente al 100%, ya que suscitaba otros problemas: ¿No resultaba la espiral una estructura demasiado delgada y frágil como para actuar como utensilio especializado de corte dentro de la boca? Y por otro lado, ¿cómo podía el tiburón asegurar el tránsito satisfactorio de la comida hacia el esófago con esa cosa en el medio?

En 2009 Oleg Lebedev, basándose en un espécimen encontrado en unas rocas de Kazakhastan de 284-275 millones de años, defendió la idea de que la espiral iba colocada en la mandíbula inferior. A su juicio la clave estaba en la anatomía de la mandíbula superior. Hasta ese momento no se había encontrado ninguna, ni siquiera entre los especímenes descubiertos en Idaho, mejor conservados y que ya habían revelado ciertos aspectos de la cabeza, y las dos hipótesis más extendidas sostenían que o bien era estrecha y con pocos dientes, como en el caso de su pariente el Sarcoprion, o bien era más grande y albergaba una segunda espiral. Lebedev concluyó que probablemente funcionaba como una especie de estuche donde encajaba la espiral dentaria cuando el animal cerraba la boca. De este modo esta mandíbula, dotada de pequeños dientes, sería más profunda de lo que previamente se había imaginado. Por otro lado, el autor había detectado pequeños arañazos en algunos dientes, lo cual demostraba dos cosas: que efectivamente se utilizaban para la caza y que seguramente se trataba de presas de cuerpo blando como los calamares. Cabía incluso la posibilidad de que el Helicoprion fuese un cazador activo con un cuerpo estilizado como otros tiburones prehistóricos mejor conocidos, como el Caseodus y el Fadenia.

El Helicoprion de Lebedev.
Y llegamos así a febrero de 2013, cuando Biology Letters publica un revolucionario trabajo desarrollado por un grupo de investigadores de la Universidad de Idaho (3) a partir de un fósil de 23 cm y 117 dientes encontrado en 1950 en Idaho que tenía la particularidad de que presentaba restos del cartílago de la mandíbula superior y del cráneo. Mediante un potente TAC de última generación lograron reconstruir un modelo en 3D del aparato mandibular del animal. Finalmente, la espiral dentaria iba ubicada en el centro de la mandíbula inferior, ocupando todo el arco mandibular, a diferencia de todas las interpretaciones anteriores. La mandíbula superior carecía de dientes. Lo más notable es que la espiral dentaria efectivamente funcionaba como una especie de sierra: al cerrar la boca los dientes se retraían, como si rotaran hacia atrás, ayudando a triturar las presas, que en su mayor parte, como señalaba Lebedev, serían animales de cuerpo blando.

Y la sorpresa final: este estudio ha demostrado también que el Helicoprion no era exactamente un tiburón, sino en realidad un holocéfalo, un antecesor ¡de las quimeras! los holocéfalos son una subclase de los condrictios compuesta de un solo orden, los Chimaeriformes o quimeras—. En efecto, si los dientes apuntaban a un tiburón, resulta que diversos caracteres de la mandíbula superior (4) remitían a un grupo diferente, aunque íntimamente emparentado: los Euchondrocephali. O sea, que nuestro bicho era adoptado.

El nuevo Helicoprion (Ray Troll, 2013).

El Helicoprion es una quimera prehistórica que debió de tener aspecto de tiburón y que vivió cerca del momento en que las líneas evolutivas de los antecesores de los tiburones y las quimeras actuales se separaron definitivamente. Otro dato sorprendente es que, a diferencia de su tataranietos, los helicopriones podían alcanzar los 7 m y medio de longitud.

Quién se lo iba a decir a Karpinsky.

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(1) Para una historia de las diferentes reconstrucciones del Helicoprion os recomiendo un magnífico trabajo de Brian Switek titulado "Buzzsaw Jaw Helicoprion Was a Freaky Ratfish" y publicado hace pocos días en el blog Phenomena, de National Geographic. Las ilustraciones son muy buenas. Del mismo autor hay también una publicación un poco más antigua, del 2011, "Unraveling the nature of the whorl-toothed shark", publicada en Wired.
(2) Ver Robert W. Purdy. The Orthodonty of Helicoprion, en Paleobiology.
(3) Leif Tapanila, Jesse Pruitt, Alan Pradel et al. "Jaws for a spiral-tooth whorl: CT images reveal novel adaptation and phylogeny in fossil Helicoprion". Biology Letters, 9: 2013 0057. http://dx.doi.org/10.1098/rsbl.2013.0057.
(4) Por un lado, la mandíbula superior articula con el neurocráneo en dos zonas; por otro, la hiomandíbula no forma parte de la suspensión mandibular. Ibid.