Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

lunes, 28 de enero de 2013

El ataque del tiburón cigarro

El interés y curiosidad que ha despertado el pequeño tiburón cigarro (Isistius brasiliensis) entre muchos lectores al conocer por un post anterior que tiene los bemoles suficientes como para atreverse con el mismísimo rey, el tiburón blanco, me ha llevado a rescatar y actualizar este artículo que publiqué en el blog de AXENA hace unos meses dando cuenta del primer ataque registrado a un ser humano. 

Foto: Joshua Lambus
Marzo de 2009. El pez se movía silenciosamente a través de las aguas nocturnas, propulsado por los rítmicos movimientos de su cola. Apenas si se notaba algún otro movimiento: alguna que otra corrección en su trayectoria aparentemente sin rumbo… y... casi mejor dejamos a Peter Benchley y su ficción a un lado y nos atenemos a los hechos. En realidad, el pez sí tenía un rumbo: como todas las noches, se dirigía hacia la superficie procedente de la oscuridad perpetua de las aguas profundas, tal vez guiado por la apagada penumbra de la noche de Hawái punteada de estrellas, cuando percibió un extraño sonido de baja frecuencia y, a los pocos segundos, los sensores de su línea lateral empezaron a detectar bruscas alteraciones en las ondas de presión, leves al principio, pero cada vez más potentes. Probablemente correspondían a un animal grande. Una presa. Pero había algo más: todas las señales apuntaban a que iba acompañada de un buen número de pequeñas criaturas que, como mal menor, podían servir como pincho. No podía pedir más. Tenía hambre y hacia allá se fue, como un rayo, seguido de un buen grupo de congéneres.

Por su parte, la presa, que respondía al sugerente nombre de Mike Spalding, llevaba casi cuatro horas y media en el agua, en la apagada penumbra de la noche y bla, bla, bla. Ya llevaba recorridas 11 de las 30 millas del canal de Alenuihaha, que separa Hawái, la “Gran Isla”, de Maui, y que, nadie sabe por qué, se había propuesto cruzar a nado. Iba escoltado por una lancha y un vecino en kayak, ambos con los focos encendidos, circunstancia que había atraído a un sinfín de calamares, que atravesaban como dardos blancos el círculo de luz sobre el agua. Era divertido, si bien un punto inquietante… y peligroso. 
     Y entonces sintió un repentino y agudísimo dolor en la zona del esternón. Se llevó la mano al pecho y comprobó que algo le había causado una herida que no parecía muy profunda, pero que sangraba bastante. La decisión era evidente: había que abortar la operación y dirigirse hacia el kayak, que estaba a menos de dos metros. En ese momento se produjo un segundo y devastador ataque, esta vez sobre su pantorrilla izquierda. El agua comenzó a templarse con la sangre que manaba de la herida. Mike se asustó de verdad y empezó a gritar, también de dolor. El kayak se llenó de sangre a los pocos minutos de subirse a él. De ahí lo pasaron a la lancha, donde le pusieron antibiótico y con una toalla trataron de contener la hemorragia.

En el hospital comprobaron que presentaba una herida circular de unos 7,5 cm de diámetro y 2,5 cm de profundidad. El culpable se había puesto en evidencia. Sólo un animal es capaz de provocar heridas de esa naturaleza: el tiburón cigarro, conocido en inglés, precisamente, con el nombre de cookiecutter (‘corta galletas’), posiblemente un Isistius brasiliensis.

Los tiburones cigarro tienen una doble estrategia alimentaria: actúan como depredadores y también como ectoparásitos. Por un lado, son voraces consumidores de pequeños peces, crustáceos y cefalópodos; por otro, son capaces de fijarse a la piel de grandes vertebrados marinos (espadas, túnidos, cetáceos, etc.) para arrancar grandes trozos de su carne. Para ello cuentan con un impresionante instrumental: gruesos labios succionadores, una faringe modificada y una dentadura que quita el hipo: dientes superiores pequeños y puntiagudos, en forma de gancho, que sirven para anclarse a la víctima y para pinchar las “galletas” de carne una vez cortadas y arrancadas; dientes inferiores muy grandes y afilados como cuchillas, de cúspide triangular e imbricados en una única fila funcional, como la hoja de un serrucho: son los que se utilizan para cortar.

Herida en un delfín.
Y la técnica es asombrosa: primero seleccionan un objetivo, una presa idónea, a la que pueden atraer poniéndose ellos mismos como señuelos mediante sus potentes orgánulos bioluminiscentes (se dice que los Isistius son de los más bioluminiscentes de todos los tiburones; de ahí que su nombre genérico procede de Isis, la diosa egipcia de la luz). Cuando la tienen a la distancia adecuada, se lanzan como flechas y se fijan a ella con la boca: los labios se pegan firmemente a la piel con la ayuda de los dientes superiores y la acción conjunta de la lengua y la faringe, que producen un movimiento de succión mediante la creación de vacío. A continuación, el tiburón se retuerce y gira sobre si mismo; y, como un compás trazando un círculo, los dientes inferiores cortan y arrancan un buen trozo de carne dejando una característica herida, profunda y dolorosísima, en forma de cráter (1). La voracidad de estos animales les ha llevado a atacar cables submarinos y las cubiertas de goma de los sónares de submarinos nucleares.

Foto: Australian Museum
Hasta ahora se han descrito dos especies del género Isistius: el pitillo o tiburón cigarro (Isistius brasiliensis) y el tiburón cigarro dentudo (Isistius plutodus) (2). Pertenecen al orden de los Squaliformes (tiburones sin aleta anal, entre otras características), familia Dalatiidae. Afortunadamente son peces que no suelen llegar a los 50 cm de longitud total. Y digo afortunadamente porque a su enorme voracidad hay que unir el hecho de que son de los tiburones que poseen los dientes más grandes en relación con el cuerpo (de los dos, ya os imagináis que el campeón absoluto sería el Isistius plutodus). Sus cuerpos son cilíndricos y alargados como un gran puro habano, con aletas muy pequeñas. Tienen un morro corto y bulboso, con las narinas adelantadas, ojos grandes y labios también grandes y carnosos. Las aletas dorsales carecen de espinas y están muy retrasadas, y las pectorales son cuadrangulares. De color son también parecidos: color gris oscuro o terroso, con una banda gular más oscura en el I. brasiliensis.

Se sabe muy poco de los hábitos y biología de estos tiburones, excepto en el caso del I. brasiliensis. Una costumbre insólita de este tiburón es que se traga y digiere sus propios dientes inferiores de sustitución (que se caen y se reponen en bloque, no individualmente como en el resto de especies), se cree que con el objetivo de mantener los niveles de calcio de su cuerpo a un nivel óptimo. En general, habitan las aguas cálidas de todo el mundo y son de hábitos epipelágicos o batipelágicos, entre los 85 y los 3000 m (I. brasiliensis). Probablemente son vivíparos aplacentarios (ovovivíparos), con camadas de entre 6 y 8 crías (de nuevo, en el I. brasiliensis).

Isistius brasiliensis. Foto: J. E. Randall (tomada de FishBase)
Viven agrupados en bancos y realizan fuertes migraciones verticales: durante el día permanecen en el fondo y por la noche suben a la superficie siguiendo el movimiento de sus presas naturales, entre las que casi seguro no figuraba Mike Spalding, pero ya que estaba allí, pues fue etiquetado como comida. Y uno no puede dejar de sonreírse al leer lo que escribía Compagno allá en 1984, en el volumen 1 del catálogo de tiburones de la FAO, Sharks of the World: “the chances of it attacking a swimmer or diver are remote though possible” (‘las probabilidades de que ataque a un nadador o a un buceador son remotas aunque factibles’). 
    ¿Qué pudo haber ocurrido? La respuesta es elemental: básicamente, este señor, Mike Spalding, se metió en el lugar equivocado a la hora equivocada. Los tiburones son mucho más activos por la noche, es su momento de caza... Y llevar encendidos los focos de las embarcaciones no fue una idea brillante (y perdón por el chiste fácil): la luz atrajo a multitud de presas, como los calamares, las cuales a su vez atrajeron a sus depredadores, los Isistius.

¿Qué pintaba este señor nadando en solitario en plena noche en aguas de Hawái en vez de estar sentado en su saloncito viendo la tele en pijama y pantuflas, pongamos por caso? Da igual. Lo cierto es que tuvo mucha suerte, porque si en lugar de un cigarro llega a encontrarse con un tiburón tigre de 4 metros habría acabado convertido en una bandejita de carne picada. Qué poca cabeza. En cualquier caso, Mike Spalding tiene el honor de haberse convertido en la primera víctima conocida de ataque de tiburón cigarro (en realidad deberíamos decir “tiburones cigarro”, en plural, pues lo más probable es que los dos ataques fuesen realizados por individuos distintos). Existe otro caso anterior, de julio de 1992 sobre un pescador, pero la autopsia demostró que las mordeduras se habían producido post mortem; el pobre hombre había muerto ahogado.

Isistius plutodus (Foto: Carl Bento, Australian Museum)
Una pena que no tengamos de estos bichos por aquí, en Galicia, ¿verdad?

[ACTUALIZACIÓN A 25 DE ABRIL DE 2019] Acabamos de conocer tres casos más de mordeduras de tiburón cigarro en circunstancias similares: Hawái por la noche. El pasado 6 de abril un nadador de larga distancia, Isaiah Mojica, cuando intentaba cruzar a nado las 26 millas del canal de Kaiwi, entre las islas de Molokai y Oahu: cerca de la 1 de la madrugada sobre el punto de mayor profundidad, un pez grisáceo de unos 30 cm le causó una profunda mordedura en el hombro.. y eso que llevaba un escudo antitiburones (de estos que emiten una señal electromagnética que los aparta... parece que solo funcionan con bichos grandes). Unos días antes, otro nadador, Eric Schall, haciendo lo mismo en la misma zona, recibió una profunda mordedura por un pez que él mismo pudo arrancar de su vientre: herida de 10 cm de diámetro y 2,5 cm de profundidad. Ambos volverán a intentarlo.
     Posiblemente el caso más extraño de todos ocurrió a finales de octubre de 2017 en el norte de Queensland, Australia, cuando a un niño de 7 años sufrió una fuerte mordedura de Isistius mientras hacía snorkel con su familia. El "cráter" de su pierna tenía 73 mm de diámetro y casi dejaba expuesto el hueso. El que una especie de profundidad se adentre en aguas someras hace pensar que tenía algún tipo de problema. En cualquier caso, por fortuna, el chaval se recuperó bien.

Foto: abc.net.au
⏩ El pequeño Isistius se atreve también con el mismísimo rey del océano, el tiburón blanco. Podéis verlo aquí: Cuando el pez chico ataca al pez grande.

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(1) En el blog Ecología Azul podéis encontrar unas interesantes fotografías hechas por Gonzalo Mucientes de heridas causadas por el tiburón cigarro en espadas y marrajos del Pacífico sur.
(2) Hasta hace relativamente poco se había descrito otra especie, el Isistius labialis, pero actualmente se considera sinónimo de I. brasiliensis.

jueves, 24 de enero de 2013

Cailón (Lamna nasus) - Segunda parte

Foto: ALAMY
El cailón es un potente nadador que suele emprender migraciones que superan los 2000 km, muchas veces siguiendo el borde de la plataforma continental. Ejemplares marcados en las costas inglesas han aparecido en España (1), Noruega o Dinamarca. Un ejemplar incluso ha llegado a cruzar al otro lado del Atlántico, si bien todo parece indicar que las poblaciones de un lado y del otro conforman dos grupos distintos.
Parece haber ciertos patrones migratorios que con toda probabilidad serán confirmados a medida que nos vayan llegando más datos de los diversos estudios de seguimiento.
Puede verse en solitario o formando agrupamientos donde existe segregación por tamaño y sexo, al menos en el Atlántico nororiental, lo cual contribuye a su vulnerabilidad: de un lance un palangrero puede eliminar toda una población y, sobre todo, sus perspectivas de recuperación para muchos años.

Hábitat y distribución: El Lamna nasus es un tiburón pelágico, epipelágico y litoral de aguas costeras y oceánicas frías a templadas, entre 1 y 18ºC. Aunque prefiere las temperaturas por debajo de los 18º (entre 5-10º en el Atlántico occidental), existe un registro en una zona a 23ºC. Es una de las especies más tolerantes a las bajas temperaturas. Recordemos que es una especie de sangre caliente (2).
Es más abundante en las aguas ricas de la plataforma continental. Su rango batimétrico se sitúa entre 0 y, al menos, los 700 m, aunque con preferencia entre 0-370 m. En verano suelen permanecer cerca de la superficie y aproximarse mucho a la costa. En cambio, en invierno se alejan hacia aguas más profundas.

En Galicia, como en el resto de Europa, era una especie bastante común que llegaba a adentrarse en las rías siguiendo los bancos de sus presas favoritas.
Son bos nadadores que a miúdo perseguen os bancos de sardiñas e xardas adentrándose no verán no interior das rías. [...] É abundante no litoral galego onde se pesca con palangre na época estival. Nas lonxas vense moitas veces. (3)
Como veremos a continuación, esto se acabó.

Fuente: FishBase
Se encuentra todo a lo largo del Atlántico Norte, desde la costa este de los EEUU (desde Maine hasta Carolina del Sur) y Canadá hasta las costas occidentales de Europa, desde Islandia y Noruega hasta Mauritania y Senegal, pasando por Groenlandia, parte occidental del mar de Barents, Madeira, Azores, etc. Presente también en el Mediterráneo, aunque no en el mar Negro.
En el Hemisferio Sur, su zona de distribución abarca la franja de aguas templadas a frías que rodea la totalidad de la circunferencia terrestre en esas altas latitudes: Atlántico sur, Índico sur, Pacífico sur e, incluso, Antártico: Suráfrica, sur de Australia, Nueva Zelanda, Chile, costa oriental suramericana desde el sur de Brasil y Uruguay hasta el sur de Argentina.

Pesca en Noruega hacia 1970. Tomada de la excelente página www.fiskeri.no
Pesca: Para su desgracia, el cailón es una especie que ha sido objeto de una intensa actividad pesquera debido a la excelencia de su carne y también, como no, a sus aletas y al aceite de su hígado. Y como ocurre con las especies con una tasa reproductiva tan baja, la evolución de su pesquería ha seguido el patrón conocido de un pico en las capturas seguido de una caída espectacular —recordemos el caso, ya analizado aquí (4), del peregrino (Cetorhinus maximus). El siguiente gráfico habla por sí solo:

Capturas de Lamna nasus por la flota noruega durante el periodo 1925-1995 (fiskeri.no)
Las poblaciones se desploman haciendo insostenible cualquier pesquería. De la potente flota noruega que a mediados del siglo XX tenía como objetivo el cailón, en 2006 sólo quedaba un buque que ocasionalmente largaba el aparejo en el Mar del Norte.
La pesquería en el Atlántico nororiental la iniciaron los palangreros noruegos en las ricas aguas del mar del Norte hacia 1930, seguidos de los Daneses. Tras el gran colapso de los stocks a finales de los 60, ambas flotas se trasladaron al otro lado del Atlántico para seguir con su faena, no hace falta decir que con el mismo resultado. Fue en estas fechas cuando los españoles y los franceses empezaron a pescar cailón en las costas británicas, en esta parte del Atlántico, el golfo de Vizcaya y, en menor medida, el Mediterráneo... hasta que la vaca dejó de dar leche, o daba tan poquita cosa que no valía la pena ni agarrar el cubo. Las poblaciones se han derrumbado.

Estatus: A nivel global, con las excepciones que veremos, el cailón figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de Vulnerable. Se ha constatado una disminución de las poblaciones que requiere la adopción de una serie de medidas de protección y mejora de la gestión, etc. Las poblaciones del Atlántico noroccidental han recibido la calificación de En peligro por la IUCN. Sin embargo, dado que parecen haber sido gestionadas con cierto rigor y seriedad dando lugar a una cierta recuperación, las autoridades competentes, Canadienses y Norteamericanas, particularmente las primeras, han autorizado la pesca comercial, si bien bajo un estricto control de licencias y cuotas.

La situación del Atlántico nororiental, el de esta parte de acá, el nuestro, es bien distinta. Aquí ni las autoridades nacionales ni las europeas han adoptado medida alguna que pusiese algún límite a las atrocidades cometidas por nuestra flota —española y europea, se entiende. Como es habitual, los políticos correspondientes desestimaron las propuestas de la comunidad científica y autorizaron cuotas mucho más elevadas de lo que las menguadas poblaciones de Lamna podían soportar. Para que os hagáis una idea, llegó un momento en que el tonelaje de desembarcos estaba muy por debajo del autorizado en las cuotas. Y ocurrió lo que tenía que ocurrir, que acabaron con todo.
Las poblaciones de Lamna nasus del Atlántico nororiental —también del Mediterráneo, donde está al borde de la extinción— figuran en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de En peligro crítico.
Desde el 2008 figura en el Apéndice II de la CMS, y desde el 2013 en el Apéndice II del CITES (5).
 
Aunque su captura está estrictamente prohibida, los cailones siguen pescándose de forma accidental, y siguen comercializándose sin pasar por lonja, como esta hembra capturada hace muy pocos meses y fotografiada en un almacén. No figurará en ningún tipo de registro, ni ella ni decenas de congéneres. (Foto: Toño Maño).
Hasta el año 2008, la pesquería del cailón no estaba regulada. Una vez las autoridades y los pescadores fueron conscientes —no sin los habituales reparos— de la situación crítica de los stocks, desde el 2010 su captura está terminantemente prohibida, y desde el 2012 también en el Mediterráneo por el Convenio de Barcelona.

Los cailones continúan cayendo en los aparejos, es cierto que de forma accidental. Todos los meses caen unos cuantos, que acaban comercializándose de manera ilegal, sin pasar por lonja, sin que figuren en ningún registro. De modo se hace imposible establecer un número, siquiera aproximado, de los ejemplares muertos cada año que permita evaluar la evolución de las poblaciones. Y para empeorar la cosa, no son infrecuentes los errores de identificación: marrajo (Isurus oxyrinchus) y cailón (Lamna nasus) suelen confundirse, consciente o inconscientemente, premeditadamente o no, y se meten en el mismo cajón: "son marrajos", te dicen.

Recordemos, una vez más, que el océano y todas las criaturas que hay en él (excepto los bidones radiactivos, que el que los tiró debería llevárselos) son nuestras, patrimonio de todos los ciudadanos, no de unos pocos. Y nadie debería arrogarse el derecho de lucrarse a costa de privarnos de su disfrute.

Queremos que el Lamna nasus vuelva a nuestras rías persiguiendo su comida. Tenemos derecho a ello. Y por si a alguno le entran dudas, que sepan que no es una especie agresiva hacia el ser humano, no hay constancia de ataque alguno a una persona. Pueden quedarse tranquilos.
El cailón es nuestro tiburón blanco.


>>Ir a la PRIMERA PARTE

[Para más información sobre el comportamiento de los cailones, ver Los juegos de los jóvenes cailones (Lamna nasus).]

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(1) Hace pocos días, Ellie, una hembra marcada al norte de Irlanda con una PAT llegó hasta la altura de Lisboa desde donde ha emprendido el viaje de regreso, pasando por delante de nuestras costas a través de nuestra cuenca interior pegadita al Banco de Galicia. En el mapa podéis observar la última posición conocida:

Fuente: Save our seas.
(2) Para refrescar la memoria tal vez os sea útil echar un vistazo a El sistema circulatorio de los tiburones.
(3) Manuel Rodríguez Solórzano, Sergio Devesa e Lidia Soutullo. Guía dos peixes de Galicia. Vigo: Galaxia, 1983, p. 33. 
(4) Ver: Peregrino (Cetorhinus maximus) - Segunda parte, La caza del tiburón peregrino, y La pesquería del peregrino en Galicia.
(5) Ver: Resultados CITES 2013.
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lunes, 21 de enero de 2013

Peregrinaciones del (tiburón) peregrino

Foto: Alexander Mustard (www.amustard.com)

Actualizamos información sobre el Cetorhinus maximus.

Acabamos de conocer un dato de extraordinaria importancia sobre los movimientos de los peregrinos de este lado del Atlántico: un ejemplar marcado en las costas de Donegal, Irlanda, acaba de soltar su marca archivadora ¡en Marruecos!, al norte de las Canarias, a más de 2000 km de distancia.

Esto va ayudarnos a esclarecer cómo es el ciclo vital de estos animales, qué hacen durante los meses invernales cuando, como por arte de magia, desaparecen de la costa. Hasta hace relativamente poco tiempo se creía que se dirigían hacia aguas profundas donde se reproducirían y, quizá, entrarían en una especie de estado de semihibernación dado que, entre otras cosas, en esta época del año pierden las branquispinas (1) que utilizan para filtrar la sopa de plancton, según algunas teorías, para adaptarse a otro tipo de dieta propia del fondo. Pero a medida que se iban recibiendo datos de diversos estudios y programas de marcado se descubrió que, bien al contrario, los peregrinos desarrollaban una gran actividad, realizando constantes migraciones verticales y horizontales un ejemplar incluso llegó a atravesar el Atlántico, como ya comentamos aquí en su día.
Imagen tomada de www.baskingshark.ie

Lo que acabamos de conocer viene a corroborar lo segundo y a demostrar que, al igual que muchos peregrinos del otro lado del Atlántico —en la costa norte de Brasil aparecieron etiquetas de ejemplares marcados en Massachusetts—, los nuestros también se dirigen hacia el sur para pasar el invierno, al menos una parte de ellos.

Lo curioso es que ya en 2001 un trabajo publicado por tres científicos gallegos (2) venía a postular algo parecido: que era probable estos tiburones realizasen migraciones anuales hacia el norte. La estacionalidad de los registros de capturas accidentales, varamientos y avistamientos de Cetorhinus en Galicia comparados con datos similares del Cantábrico y de las Islas Británicas así parecía indicarlo: aquí la gran mayoría el 73,7% se produjeron entre los meses de febrero, marzo y abril; en el Golfo de Vizcaya, en mayo y junio; y en las Islas el boom comenzaba precisamente a finales de la primavera (3). Según comenta la propia CEMMA a la que pertenece uno de los autores en su página de Facebook, parece que esta teoría fue acogida con cierto escepticismo por la comunidad científica. En fin, nunca es tarde si la dicha es buena.

En cualquier caso hacen falta muchos más datos para concretar estas y otras cuestiones sobre el comportamiento migratorio del peregrino. Por ejemplo, uno de los tiburones marcados no fue hacia el sur, sino hacia el norte, permaneciendo relativamente cerca de las costas británicas. Son animales bien grandotes, que difícilmente pasan desapercibidos, pero siguen mostrándose misteriosos y esquivos.

Todo lo anterior demuestra que para la conservación de este magnífico tiburón, tan gravemente amenazado, no son suficientes los esfuerzos y leyes a nivel local. Hace falta una firme compromiso de colaboración por parte de la comunidad internacional. Sin eso, no hay nada que hacer.

En 2007 en la dársena de Foz (Foto: La Voz de Galicia)

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(1) Ver la primera parte del post que le dedicamos a este tiburón en mayo pasado.
(2) Julio Valeiras, Alfredo López & Manuel García (2001). "Geographical, seasonal occurrence and incidental fishing captures of basking shark Cetorhinus maximus (Chondricthyes: Cetorhinidae)". Journal of the Marine Biological Association of the UK, 80, 3712/1-3.
(3) Como vimos en el post dedicado a su pesquería en Galicia, algunos peregrinos llegaban a Porto de Bares incluso un poco antes, desde finales de Diciembre.

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viernes, 18 de enero de 2013

Cuando el pez chico ataca al pez grande


Aunque ocurrió muy lejos de Galicia, en Guadalupe, una isla del Pacífico mexicano situada a unos 240 km de Baja California, y aunque de las dos especies implicadas una no se encuentra en nuestras aguas y la presencia de la otra es dudosa, la anécdota es lo suficientemente sorprendente y simpática como para dejarla pasar así como así, con apenas una fugaz noticia en nuestras páginas del Facebook y G+.

¿Que qué ocurrió? Pues que el pez chico se decidió a atacar al pez grande. Y no a un pez cualquiera.

Los protagonistas son un macho subadulto de tiburón blanco de unos 3 m de longitud y el cigarro, probablemente el famoso Isistius brasiliensis, un tiburón sumamente voraz y con la mala leche que tan bien refleja su cara. El primero es un súper depredador que puede sobrepasar los 6 m de longitud; el segundo, un canijo que no mide más de medio metro. Como si un pequinés se lanzase al cuello de un rottweiler.

Cigarro (Isistius brasiliensis)
Acaba de publicarse un trabajo en el que se informa del primer ataque conocido de un Isistius a un tiburón blanco (1). El descubrimiento se produjo por casualidad, cuando los autores descubrieron en unas imágenes de uno de los tiburones que estaban estudiando, tomadas el 25 de agosto de 2010, las marcas inconfundibles de la mordedura de un tiburón cigarro: un agujero perfectamente circular y una cicatriz en forma de media luna un ataque fallido—.

El tiburón cigarro es un depredador sumamente activo y voraz su voracidad le ha llevado a "atacar" tanto a los cables submarinos como las cubiertas de goma del sónar de submarinos nucleares. Se alimenta de pequeños peces y calamares, pero su especialidad son las presas gigantes, sobre las que se abalanza para arrancarles trozos de carne, convirtiéndose de este modo, funcionalmente, en ectoparásitos una suerte de piojos carnívoros, para entendernos. La técnica que emplean es también única: seleccionan un objetivo, una presa idónea a la que atraen poniéndose ellos mismos de señuelo mediante sus potentes órganos bioluminiscentes (2);
cuando la víctima se le pone a tiro, el cigarro se lanza como una flecha y se fija a ella con la boca. Los labios, grandes y carnosos, se pegan a la piel como una ventosa, ayudándose de los dientes y de la acción combinada de la lengua y la faringe, que producen un movimiento de succión creando vacío; entonces el cigarro se retuerce y gira sobre sí mismo, de tal manera que, como un compás trazando un círculo, los dientes inferiores cortan y arrancar un buen trozo de carne dejando la característica herida redonday dolorosísima en forma de cráter. En inglés se le conoce, con toda justicia, como cookiecutter shark, 'tiburón corta galletas'.(3)

¿Cómo se produjo el ataque? El trabajo maneja dos hipótesis. La primera es que el tiburón blanco hubiese caído en la trampa del cigarro y se hubiese sumergido para pegarle un muerdo a lo que pensaba que era un calamar, pongamos por caso. Eso explicaría que las heridas se encuentren en la zona próxima a la boca. Además, habían visto que por la noche el tiburón se sumergía hacia más allá de los 50 m, entrando así en el "campo de tiro" del Isistius, que a esas horas suele ascender de las profundidades en pos de sus presas.
La otra posibilidad es que fuese atacado cerca de la superficie, en un despiste o mientras se alimentaba de otra cosa.


El cigarro es el tiburón con los dientes más grandes en relación con el tamaño corporal, particularmente el tiburón cigarro dentudo, Isistius plutodus, una especie, por cierto, recientemente registrada en las Azores.

Uno no puede evitar pensar qué pasaría si en nuestra sociedad en crisis los peces pequeños nos decidiésemos al fin a atacar a los grandes. Al fin y al cabo, también tenemos dientes.

En fin.

PS: Aquí encontraréis un artículo que habla del Isistius y describe un ataque a un ser humano. Echadle un vistazo.
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(1) Hoyos-Padilla, M, Papastamatiou, Y. P., O'Sullivan, & Lowe, C. G. (2013). "Observation of an Attack by a Cookiecutter Shark (Isistius brasiliensis) on a White Shark (Carcharodon Carcharias)". Pacific Science, 67 (1): 129-134.
http://pacificscience.files.wordpress.com/2012/08/pac-sci-early-view-67-1-10.pdf
Las dos imágenes del tiburón blanco proceden del trabajo, no así las de los Isistius.
(2) Se dice que estos tiburones son los más bioluminiscentes de todos, por eso su nombre genérico, Isistius, procede de Isis, la diosa egipcia de la luz.
(3) Aquí tenéis una de esas "galletas" encontrada en el estómago de un I. brasiliensis (las fotos son de Michael Miller y están tomadas de la página del Australian Museum):





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lunes, 14 de enero de 2013

Cailón (Lamna nasus) - Primera parte

Macho de 196 cm ya con la etiqueta del comprador pegada en el costado. Esta imagen hoy es imposible porque su captura y comercialización están terminantemente prohibidas (foto: Toño Maño).

Cailón

Lamna nasus (Bonnaterre, 1788)

(es. Cailón, marrajo sardinero, marrajo del norte, marrajo de Cornualles; gal. Marraxo, marraxo sardiñeiro; in. Porbeagle; por. Tubarao sardo.)

Orden: Lamniformes
Familia: Lamnidae


Domingo 2 de enero de 2011. 11:45 am. El pez se movía silenciosamente a través de las aguas... propulsado por los rítmicos movimientos de su cola. Apenas si se notaba algún otro movimiento: alguna que otra corrección en su trayectoria aparentemente sin rumbo... dejamos aquí la narración de Peter Benchley para retomar la historia tal como la cuenta la La Voz de Galicia (días 3 y 4 de enero), con menos tensión narrativa y evidente falta de "glamour" y sangre...
"Alberto Reimunde se encontraba ayer en la playa de Bastiagueiro impartiendo una clase de surf. «De repente escuché a unos niños gritar, miré hacia la orilla y vi las aletas de un tiburón que emergían del agua. El animal se movía lentamente. Inmediatamente les digo a todos mis alumnos que salgan, pero con cuidado, porque teníamos que rodearlo ya que se encontraba detrás nuestra [sic], en la orilla».
Foto de Pedro López, un testigo, publicada en La Voz de Galicia del 3 de enero de 2011. La dorsal, alta y con la típica mancha clara en su base posterior, nos revela la identidad de su propietario.
Después de que los surfistas sorteasen al marrajo y alcanzasen la ribera, el mar quedó vacío. Estos deportistas y los que jugaban o caminaban en la playa observaban las evoluciones del marrajo. «Nadaba de forma desorientada. De hecho, casi encalla en la orilla, pero se alejó unos metros y desapareció», indicó Reimunde.
Y se volvió a meter en el agua. Llegó la primera ola y era buena. Se subió a ella y empezó a surfearla. «Y de repente apareció el tiburón a menos de una cuarta de mi tabla», contó. «Pude distinguir perfectamente sus ojos y su tamaño (medía 2,9 metros)... Casi le paso por encima». El marrajo se dio media vuelta y fue en ese momento cuando el surfista aprovechó para alcanzar la orilla y salir «corriendo por la arena escuchando al mismo tiempo los gritos de miedo de la gente que estaba en la playa», manifestó Alberto, que calificó su experiencia de increíble."
Lunes 3 de enero de 2011. 11:30 am. El servicio de Protección Civil de Oleiros recibe la llamada de un particular avisándoles de que acababa de encontrarse un tiburón de unos dos metros varado en la playa de Santa Cristina. Según el diario La Opinión (4 de enero), "un veterinario del Centro de Recuperación de Fauna Salvaje analizó el escualo y certificó que se trata de un marrajo macho que murió por causas naturales «como un virus o una bacteria»". No presentaba señal o herida alguna que indicase un intento de captura. Medía, no 2,9 m, como señalaba el surfista, sino 2,09 m (si a alguno le interesa ver alguna imagen del animal, puede hacerlo pinchando en este enlace de V Televisión).

Foto tomada de La Opinión, 4 de enero de 2011.
En si la anécdota no es gran cosa. No pasó nada más allá del susto morrocotudo que, como es natural, debieron de llevarse los testigos. Sin embargo, desde mi punto de vista tuvo un doble valor: por un lado, sirvió para que mucha gente se diese cuenta de que en Galicia también hay tiburones, pese a los denodados esfuerzos de muchos por librarnos de ellos. Por otro, puso de manifiesto que en buena parte de la población no me atrevo a dar un porcentajesigue instalada la imagen del tiburón como un bicho maligno y sanguinario cuyo único propósito en la vida es recorrer las playas del mundo para masticar patas de bañista. Es lo que reflejan los comentarios que los lectores dejaban al pie de la noticia en los periódicos digitales: terror al tiburón, a pesar de las decenas de documentales, noticias y artículos en prensa y televisión, en internet, etc. tratando de desmontar este mito. Incluso en el mismo cuerpo de la noticia que estaban comentando, como esta intervención de Antonio Rodríguez, del Grupo de Rescate y Estudio de los Mamíferos Marinos (Gremmar), en La Opinión: "Que quede claro ni esto es una película ni el hecho de que existan tiburones en lugares donde la gente cree que no los hay quiere decir que vayan a pegar un mordisco a nadie. Es cierto que los escualos suelen estar en aguas más abiertas, pero el tiburón sardinero persigue bancos de sardina y eso puede llevarlo a puertos y playas, lo que no significa que vaya a atacar a nadie", recordando con acierto que todavía no se han registrado ataques a personas por parte de esta especie.

Ciertamente, no tenemos nada que temer del Lamna nasus, no es una especie agresiva. En cambio, él si tiene mucho que temer del ser humano, particularmente de la variedad que puebla este lado del Atlántico. El cailón, una vez abundante en nuestras aguas, está a punto de desaparecer por culpa de la avaricia y estupidez de las naciones pesqueras europeas, desde Noruega hasta Galicia. Os suena, ¿verdad?

Foto: Gonzalo Mucientes
Descripción: No se puede negar que el cailón o marrajo sardinero es un pariente muy cercano del tiburón blanco si me permitís la cursilada, yo diría que es un poco nuestro tiburón blanco. A simple vista, el parecido es innegable, de hecho ambos pertenecen a la misma familia, la de los marrajos o lámnidos, con quienes comparte rasgos tan típicos como un cuerpo fusiforme que termina, en el extremo anterior, en un morro cónico y, en el posterior, en una aleta caudal prácticamente homocerca, en forma de media luna; hendiduras branquiales grandes; pedúnculo caudal ensanchado lateralmente por dos potentes quillas, etc. A diferencia del marrajo (Isurus oxyrinchus) y del tiburón blanco (Carcharodon carcharias), el cuerpo del cailón es más rechoncho, menos estilizado, particularmente comparado con el del primero; el morro es igualmente más grueso y romo. Los ojos son bien grandes y, como los de sus primos, carecen de membrana nictitante.

Detalle del pedúnculo caudal y base de la cola en el que podemos distinguir la quilla principal (A) y la característica quilla secundaria  de los cailones (B). En la zona dorsal se aprecia también la foseta precaudal, la diminuta segunda dorsal y unas marcas blanquecinas que parecían (algunas, al menos) haber sido producidas por mordeduras, tal vez de algún otro cailón, os podéis imaginar con qué fin si os digo que el ejemplar de la imagen era una hembra; aunque la cosa no debió de ir a más, porque no había marcas de ningún tipo en las pectorales (por supuesto, son sólo conjeturas de malpensados). Otras parecían ser erosiones causadas por algún ectoparásito. (Foto: Toño Maño)
La primera aleta dorsal es grande, alta y redondeada, y se origina casi encima de la axila pectoral. La segunda es diminuta, más o menos del mismo tamaño que la anal. Las pectorales son cortas, falcadas y de ápice redondeado. Pero lo más distintivo del cailón en lo que se refiere a las aletas es, por un lado, la mancha blanquecina en la base posterior de la primera dorsal, en todo el barbillón; por otro, la quilla secundaria en la base de la cola.
Foto: Toño Maño
En cuanto a su librea, el color es azul oscuro grisáceo o gris oscuro azulado en el dorso y blanquecino o blanco sucio en la zona ventral. No hay un cambio brusco de coloración, sino una transición o difuminado progresivo de una zona a la otra. Los ejemplares del hemisferio sur presentan con frecuencia manchas oscuras ventrales, a la manera de su primo hermano el cailón o marrajo salmonero (Lamna ditropis), ausente en nuestras aguas.


Dentición: Otro de los rasgos distintivos del Lamna nasus. Dientes similares en ambas mandíbulas: presentan una cúspide alta, puntiaguda, y de bordes no afilados, con una cuspidilla basal a cada lado. Como se aprecia en la imagen, los dientes no son muy grandes, y el tercer diente superior es muy pequeño, está ligeramente más inclinado que los demás, y va seguido de un diastema (espacio sin dientes).

Foto: Toño Maño
Talla: La talla máxima observada es de 360 cm, o posiblemente 370 cm, según Compagno (2002), si bien no suelen rebasar los 300 cm. Al nacer miden entre 60 y 75 cm (69-80 cm en el Pacífico Sur); los machos maduran entre 150-200 cm, y las hembras entre 200-250 cm (en torno a 237 cm en el Atlántico NW). Se ha dado el caso de una hembra madura con 152 cm. Todas estas medidas se refieren a la longitud total.

Reproducción: Vivíparo aplacentario (ovovivíparo) con camadas de entre 1 y 5 crías, aunque por lo general la media suelen ser 4. Durante su desarrollo intrauterino, una vez absorbido el saco vitelino tras agotar sus reservas, los fetos se alimentan por oofagia, es decir, se alimentan de óvulos producidos por la madre. Para ello disponen de dientes parecidos a los colmillos que les permiten abrir las cápsulas para acceder al alimento guardado en el interior —les nacen a los 34-38 cm—.
En el Atlántico oriental el apareamiento suele tener lugar a finales del verano y el parto, en la primavera siguiente. Aproximadamente, el periodo de gestación es de 8-9 meses. Se han encontrado embriones dentro de hembras maduras durante todo el año excepto entre julio y septiembre.
Existen zonas de cría en las costas de Europa e Islas Británicas. Hasta hace pocos años era posible encontrarse de vez en cuando algún que otro ejemplar muy joven en alguna lonja gallega. Hoy, cuando llegan, van directamente al camión frigorífico, sin pasar por lonja.
La longevidad de la especie se sitúa entre los 26 y los 46 años.

Dieta: Voraz devorador de peces gregarios de pequeño a mediano tamaño: sardinas, anchoas, caballas, etc. También otros tiburones pequeños como la mielga (Squalus acanthias), peces demersales como el bacalao, la merluza, y cefalópodos.
De momento, no encuentra demasiado interés culinario en los bañistas, y mira que los hay cachas (ellos y ellas).


>>Ir a Cailón (Lamna nasus) - Segunda parte.)

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sábado, 5 de enero de 2013

Resumen del 2012

 

Tiburones en Galicia ha cumplido un añito. Parece mentira. Qué rápido pasa el tiempo. Quién nos los iba a decir, hace un año, que íbamos a acabar el 2012 con 42 posts —43 con éste—, 17 miembros y más de 28.500 visitas, sobre todo teniendo en cuenta que la idea de crear un blog sobre tiburones en Galicia surgió totalmente de improviso, de la noche a la mañana, más o menos por estas mismas fechas, terminando la Navidad. Y al cabo de apenas dos semanas y pico, tras darle unas cuantas vueltas, empezaban a salir, tímidamente, los primeros posts: una presentación, un listado de especies y tres artículos de carácter general para describir nuestra materia: "Qué es un tiburón", "Claves de los ocho órdenes de tiburones" y "Anatomía externa". Meses más tarde —es lo que tiene improvisarcaímos en la cuenta de que nos faltaba presentar también el lugar donde viven nuestros bichos, es decir, explicar cómo es el mar de Galicia por dentro, de modo que después del verano, aparecieron los artículos "Bajo el mar de Galicia" y "Dónde viven los tiburones".

Tintorera (Prionace glauca). Foto extraordinaria de Chris Fallows (Apex Predators).
En fin. La cosa se animó y los posts fueron sucediéndose semana tras semana, normalmente de forma más o menos caótica e impredecible, dependiendo del humor del momento; aunque, en ocasiones, sí respondieron a cuestiones de actualidad, en particular, las relacionadas con la problemática del finning o aleteo en la UE y la legislación relacionada ("El problema del finning en la UE, I y II") —tema, por cierto, que volveremos a tratar durante este nuevo año, tan pronto la reciente votación del Plenario, a favor de endurecer las medidas anti-finning, tome forma en las correspondientes medidas legales. Pero ya sabéis que de todo caos surge siempre un orden, y aquí no podíamos ser menos: los 42 artículos se agrupan en cuatro grandes bloques temáticos interrelacionados: Conservación, Especies, Biología y Hemeroteca.

El primer bloque ha sido sin duda el más importante, en cuanto a la calidad y número de artículos. Y es que no es posible hablar de tiburones sin tener en cuenta la grave problemática que les rodea: especies por naturaleza sumamente vulnerables que están siendo sometidas a una brutal presión pesquera que está empujando a muchas al borde del colapso. Esto a mucha gente no parece importarle demasiado, pues todavía los ven como criaturas sanguinarias que hay que mantener a raya para que no nos muerdan el trasero cada vez que nos metemos en el agua (ya vimos la ridiculez de esta idea en "Matar tiburones para protegernos es absurdo"). Lo cierto es que son los tiburones quienes de verdad deberían sentir pavor ante la presencia humana, y no al revés. Siendo gallegos, no podíamos obviar el hecho de que España es una de las grandes potencias mundiales en la pesca del tiburón, con Vigo como el principal exportador de aleta al mercado asiático: "Sobre la insostenibilidad del comercio de aleta", "España (y Galicia), potencias mundiales en la pesca del tiburón", y "La importancia de la lonja de Vigo". Recordemos, una vez más, que la creciente demanda de aleta, por parte fundamentalmente de China, para la dichosa sopa, es uno de los principales motores del desastre: la aleta se paga a precio de oro, en algunos lugares del planeta los beneficios del tráfico ilegal que genera son comparables a los beneficios del narcotráfico.

Por si fuera poco, a la aleta hay que sumarle el tema del aceite que se extrae del enorme hígado de un buen puñado de especies que, por encima, son también las más vulnerables de todas: los tiburones de aguas profundas. La demanda procede de la industria cosmética y, cada vez más, de la alimentaria, para la elaboración de diversos suplementos dietéticos a base de Omega-3: "La grave situación de los tiburones del mar profundo, I y II".

Y para terminar el chiste macabro, además de aletas e hígados, también está la carne. Aquí, como en otras partes del mundo, comemos carne de tiburón, y mucha, bien de forma consciente, bien por lo que podríamos, tentativamente, denominar desconocimiento inducido. De esto nos ocupamos en un artículo titulado, justamente, "El tiburón que nos comemos sin querer". 

Finalmente, para cerrar este apartado, hubo dos artículos que no se ocuparon de los tiburones de una forma directa, sino indirecta, ya que hablaban de cómo la pesca industrial, que además de ser una actividad absolutamente gravosa para el contribuyente sobrevive gracias a las multimillonarias subvenciones públicas, es la mayor culpable de que el mar, el mar de todos, se haya convertido en un desierto, en una sombra de lo que fue: "La pesca insostenible subvencionada" y "Ese Atlántico que jamás conoceremos".

En cuando al segundo bloque, hemos descrito en detalle un total de trece especies presentes en Galicia, que van desde la más grande, el peregrino, hasta la más pequeña, el negrito. Esta es la lista:
  • Tiburón anguila (Chlamydoselachus anguineus)
  • Cañabota (Hexanchus griseus)
  • Tiburón de clavos (Echinorhinus brucus)
  • Galludo (Squalus blainvillei)
  • Quelvacho (Centrophorus granulosus)
  • Visera (Deania calcea)
  • Negrito (Etmopterus spinax)
  • Bruja (Scymnodon ringens)
  • Cerdo marino (Oxynotus centrina)
  • Cerdo velero (Oxynotus paradoxus)
  • Zorro (Alopias vulpinus)
  • Peregrino (Cetorhinus maximus)
  • Cazón (Galeorhinus galeus)
Al peregrino dedicábamos merecidamente —al fin y al cabo, es el pez más grande de Europa nada menos que cinco posts: dos para la descripción de la especie y dos más para hablar de su caza, en el norte de Europa en concreto, mencionamos el caso de Noruega, y en Galicia, en Porto de Bares: "La pesquería del peregrino en Galicia". Y dado que se trata de un tiburón que nos visita regularmente, ofrecimos también una serie de normas a tener en cuenta en caso de tener la fortuna de un encuentro con él: "Avistamiento de peregrinos: Cómo actuar".
En cambio, al tiburón más famoso y mediático de todos sólo dedicamos dos artículos: uno sobre sus orígenes,"Los ancestros del tiburón blanco", y otros sobre la cuestión de su presencia en nuestras aguas: "¿Hay o no hay tiburones blancos en Galicia?", que ha sido el post más visto hasta la fecha, seguido muy de cerca por el del tiburón anguila. En este último caso, parte del mérito lo tiene Mónica Alonso, responsable de Finning-Free Zone Spain, que se ha encargado de traducirlo al inglés para enviárselo a unos cuantos colegas (thanks, Monica).

Comenzamos también una serie dedicada a la biología del tiburón, concretamente a determinados aspectos de su anatomía interna: descripción de la musculatura y de los sistemas circulatorio, respiratorio y digestivo.

En cuanto al último bloque temático, aunque algunos de los posts anteriores incluyen noticias de avistamientos, pesca, varamientos, etc. tomadas de la prensa local, dos artículos se encargan exclusivamente de analizar la presencia de nuestros bichos en la prensa. El primero es una recopilación de noticias antiguas ("Noticias antiguas de tiburones"), y el segundo, un artículo del periodista vilanovés Julio Camba, publicado en el más famoso diario monárquico del país en 1943.

No está mal para un año.


Pintarrojas (Scyliorhinus canicula). Foto: Toño Maño


AGRADECIMIENTOS: La verdad es que no esperaba encontrar tanto apoyo, absolutamente desinteresado, por parte de personas a quienes no conocía de nada (para que os hagáis una idea, creo que ni uno solo de los correos enviados solicitando alguna foto o información ha quedado sin respuesta). Estoy seguro de que, sin las aportaciones de todos estos amigos, este Blog no sería ni la cuarta parte de lo que es. De modo que lo mínimo, ya que el sueldo no va a dar para pagarles las rondas de cañas que se merecen, es dedicarles estas pequeñas palabras de reconocimiento y gratitud. En primer lugar, a Antón Parada, que desde el principio, sin conocernos de nada, cedió así, de buenas a primeras, todas sus magníficas fotografías de tiburones —y todavía no le he devuelto los pinchos—. La foto de la portada es suya. Igualmente, asociaciones de primer orden como la CEMMA muchas gracias especialmente a Ángela y a Pablo y la SGHN Juan Ignacio y Yosi, que amablemente prestaron un buen montón de fotos. Lo mismo los amigos de APECE, Portugal.
No sólo fotos, sino también información bibliográfica de primera, llegaron de uno de los mayores especialistas en identificación de peixes que tenemos en Galicia y España: Rafael Bañón. Un honor y un lujazo. Otro especialista, éste en tiburones pelágicos, Gonzalo Mucientes, agarró y me envió dos carros repletos hasta arriba de fotografías que casi me colapsan el correo —este año coincidiremos seguro en alguna carrera de trail y pienso dejar que me gane—.
Por supuesto, el gran Rafa Aso, compañero y amigo del Foro Blogtiburones, que estuvo en Sudáfrica con el blanco y con Hartman, dispuesto el primero a apoyar este blog y a pasar las fotos que haga falta.
Ubaldo cerqueiro, de Qué pasa na Costa, puso su granito de arena al localizarme a Barca Lema y conseguir más fotos del peregrino de Finisterre.
Y mención aparte merecen un par de lectores que, a través de la página de Facebook de Tiburones en Galicia, tuvieron el detallazo de regalarnos unas cuantas fotografías: Raquel García Canosa y Victorino Jul.

A todos ellos, muchas gracias. Y por supuesto también a nuestros lectores. Un abrazo para todos, y que el 2013 sea, cuando menos, menos malo de lo que dicen.