Aunque ocurrió muy lejos de Galicia, en Guadalupe, una isla del Pacífico mexicano situada a unos 240 km de Baja California, y aunque de las dos especies implicadas una no se encuentra en nuestras aguas y la presencia de la otra es dudosa, la anécdota es lo suficientemente sorprendente y simpática como para dejarla pasar así como así, con apenas una fugaz noticia en nuestras páginas del Facebook y G+.
¿Que qué ocurrió? Pues que el pez chico se decidió a atacar al pez grande. Y no a un pez cualquiera.
Los protagonistas son un macho subadulto de tiburón blanco de unos 3 m de longitud y el cigarro, probablemente el famoso Isistius brasiliensis, un tiburón sumamente voraz y con la mala leche que tan bien refleja su cara. El primero es un súper depredador que puede sobrepasar los 6 m de longitud; el segundo, un canijo que no mide más de medio metro. Como si un pequinés se lanzase al cuello de un rottweiler.
Cigarro (Isistius brasiliensis) |
El tiburón cigarro es un depredador sumamente activo y voraz —su voracidad le ha llevado a "atacar" tanto a los cables submarinos como las cubiertas de goma del sónar de submarinos nucleares—. Se alimenta de pequeños peces y calamares, pero su especialidad son las presas gigantes, sobre las que se abalanza para arrancarles trozos de carne, convirtiéndose de este modo, funcionalmente, en ectoparásitos —una suerte de piojos carnívoros, para entendernos—. La técnica que emplean es también única: seleccionan un objetivo, una presa idónea a la que atraen poniéndose ellos mismos de señuelo mediante sus potentes órganos bioluminiscentes (2);
cuando la víctima se le pone a tiro, el cigarro se lanza como una flecha y se fija a ella con la boca. Los labios, grandes y carnosos, se pegan a la piel como una ventosa, ayudándose de los dientes y de la acción combinada de la lengua y la faringe, que producen un movimiento de succión creando vacío; entonces el cigarro se retuerce y gira sobre sí mismo, de tal manera que, como un compás trazando un círculo, los dientes inferiores cortan y arrancar un buen trozo de carne dejando la característica herida redonda —y dolorosísima— en forma de cráter. En inglés se le conoce, con toda justicia, como cookiecutter shark, 'tiburón corta galletas'.(3)
¿Cómo se produjo el ataque? El trabajo maneja dos hipótesis. La primera es que el tiburón blanco hubiese caído en la trampa del cigarro y se hubiese sumergido para pegarle un muerdo a lo que pensaba que era un calamar, pongamos por caso. Eso explicaría que las heridas se encuentren en la zona próxima a la boca. Además, habían visto que por la noche el tiburón se sumergía hacia más allá de los 50 m, entrando así en el "campo de tiro" del Isistius, que a esas horas suele ascender de las profundidades en pos de sus presas.
La otra posibilidad es que fuese atacado cerca de la superficie, en un despiste o mientras se alimentaba de otra cosa.
El cigarro es el tiburón con los dientes más grandes en relación con el tamaño corporal, particularmente el tiburón cigarro dentudo, Isistius plutodus, una especie, por cierto, recientemente registrada en las Azores.
Uno no puede evitar pensar qué pasaría si en nuestra sociedad en crisis los peces pequeños nos decidiésemos al fin a atacar a los grandes. Al fin y al cabo, también tenemos dientes.
En fin.
PS: Aquí encontraréis un artículo que habla del Isistius y describe un ataque a un ser humano. Echadle un vistazo.
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(1) Hoyos-Padilla, M, Papastamatiou, Y. P., O'Sullivan, & Lowe, C. G. (2013). "Observation of an Attack by a Cookiecutter Shark (Isistius brasiliensis) on a White Shark (Carcharodon Carcharias)". Pacific Science, 67 (1): 129-134.
Las dos imágenes del tiburón blanco proceden del trabajo, no así las de los Isistius.
e dice que estos tiburones son los más bioluminiscentes de todos, por eso su nombre genérico, Isistius, procede de Isis, la diosa egipcia de la luz.
(3) Aquí tenéis una de esas "galletas" encontrada en el estómago de un I. brasiliensis (las fotos son de Michael Miller y están tomadas de la página del Australian Museum):
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Fantástico una vez más Toño...
ResponderEliminarEs curioso como un accidente (como se podría describir al descubrimiento de la herida) permite desenmascarar este suceso. Una pregunta que me viene y quizás puedas responderme: el gran blanco no es un animal precisamente lento, por lo que el ataque del tiburón cigarro debe ser rapidísimo, ¿posee el tiburón cigarro una rete mirabile que le permite ser tan extramadamente rápido o su velocidad no tiene que ver con la temperatura de su musculatura?
El mordisco parece hecho con una broca sacabocados, viendo esto se comprende porque al tiburon cigarro algunos lo llaman pez taladro. Hay tiburones muy curiosos como el boquiancho, el anguila o el duende, pero hay que reconocer que el tiburon cigarro no le va a la zaga. Y que güevos tiene... Muy interesante el post. Manuel.
ResponderEliminarGracias, chavales.
ResponderEliminarNavarro, el cigarro no tiene rete mirabile, ni falta que le hace. Juega a la emboscada: cuando la víctima se le pone a tiro, se lanza a por ella. No hay animal veloz que se le escape, ni tiburones ni delfines (hay decenas de fotos de delfines con el típico cráter excavado en el cuerpo). Por otro lado, la musculatura que permite pegar esos acelerones es anaerobia (musculatura blanca, no vascularizada, sin rete mirabile).
Esas tres especies que mencionas, Manuel, son sólo una mínima parte de los tiburones "curiosos". La lista es larga: viseras, alfombras, pejegatos, sierras, un quelvacho víbora... por haber, hay incluso un género llamado como el famoso personaje del Señor de los anillos, Gollum, de la familia de los pseudotriákidos.
El mundo de los tiburones es absolutamente fascinante.
Muchas gracias por la aclaración. Re-leyendo el post sobre la musculatura había llegado a ese mismo pensamiento, que al tratarse de una respuesta rápida y no velocidad constante no estaba relacionado con la rete mirabile. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti, Navarro, por tu interés en el blog y por participar. Siempre un placer charlar de estos temas.
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