Diversidad, biología, evolución, ecología, pesca, conservación, evolución, con especial atención a las especies presentes en Galicia.

jueves, 16 de febrero de 2023

Un paisano de Seixo devorado en La Habana

Náufrago atacado por un tiburón blanco. Estampa de finales del XIX.

Las hemerotecas digitales son como inmensos desvanes en los que uno siempre encuentra objetos de lo más extraordinario, como este que hoy os presento. Aunque este "objeto" es en realidad una tristísima tragedia, de esas que solo el tiempo es capaz de transformar en una mera anécdota, tan curiosa, quizá, como cualquier otra. Ocurrió en 1891. La víctima era un paisano de Seixo, parroquia de Marín.

A lo largo del siglo XIX miles y miles de gallegos salieron de Galicia huyendo de la miseria y el hambre, y Cuba fue uno de sus destinos favoritos. La isla vivía una etapa de fuerte crecimiento económico, gracias fundamentalmente a la industria del azúcar, y ofrecía perspectivas que en la tierra eran inimaginables. Hacia mediados de siglo los gallegos eran ya el tercer grupo regional más numeroso, detrás de canarios y catalanes¹.

Se llamaba Antonio Crespo Martínez y nada sabemos de él excepto su profesión —guadañero—, su lugar de origen y, por lo que se infiere de la noticia, que su familia se había quedado en Galicia. No sabemos si fue de los que habían marchado a Cuba a probar fortuna con una mano delante y otra detrás, si ya tenía allí contactos que le allanaron el camino, o si fue de los que decidieron quedarse en la isla una vez finalizado su servicio militar² (recordemos que Cuba era entonces española... por poco tiempo). 

El 17 de junio de 1891 el Diario de Pontevedra se hacía eco de un exhorto del Departamento de Marina de La Habana al gobernador civil de la provincia «interesándole para que practique diligencias en averiguación del paradero de la familia de D. Antonio Crespo Martínez, con el objeto de hacerle entrega de un peso plata americana y trece reales en billetes». 

Esta miserable fortuna había sido hallada en el estómago del tiburón que, según dicen, lo había devorado:

     El citado Antonio Crespo Martínez, vecino de Seijo (provincia de Pontevedra), era guadañero en el puerto de la Habana, y en tareas de su oficio cayó al mar, siendo devorado inmediatamente de su inmersión por uno de los infinitos tiburones que hacen temibles las aguas de aquel puerto.
     El tiburón pudo ser cogido, y al ser abierto por el pescador llamado Manuel Pardal, dejó ver dentro de su vientre restos de las ropas del infeliz guadañero, devorado por el cetáceo.
     En estos fragmentos de ropa de nuestro paisano, ha sido donde han aparecido el peso plata y los billetes por valor de trece reales que constituyen hoy una herencia tan pobre como extraña.

Canal de entrada al puerto de La Habana hacia finales del XIX. Foto tomada de la página Cuba Museo <cubamuseo.net/home>.

En los días siguientes la noticia apareció en diversos periódicos de fuera de Galicia como El Heraldo de Madrid, El Imparcial y El Siglo Futuro, aunque no aportan ninguna otra información, se limitan a reproducir exactamente el mismo texto.

Con datos tan escasos resulta difícil hacerse una idea cabal de lo ocurrido, empezando por el hecho en si. Son muchas las preguntas que el artículo no responde. ¿Hubo algún testigo ocular del ataque o lo que tenemos son solo suposiciones a partir de un elemento tan circunstancial como los restos de ropa hallados en el estómago de un depredador? Por otro lado, ¿solo había ropa? ¿Ningún otro resto del malogrado guadañero? Parece que no, lo cual resulta quizás un poco extraño (de haber sido el caso, sería más extraño todavía que la prensa no se hiciese eco de ello, habida cuenta de que, ya por entonces, a los periodistas les gustaban estos detalles escabrosos más que comer).

Sea como fuere, lo cierto es que en aquellos años las aguas de La Habana eran bastante peligrosas y de vez en cuando se producían este tipo de desgracias, por lo que no estaríamos ante un suceso excepcional. Unas semanas antes, sin ir más lejos, dos personas habían fallecido en esa zona por ataque de tiburón, tal como informa El País (hablamos del periódico verdaderamente republicano publicado entre 1887 y 1921, no de su homónimo actual) del 29 de mayo del mismo año, en el apartado «Asesinatos, robos, etc.» de la sección Correo de Cuba:

El día 6 un sujeto como de cincuenta años que se bañaba en la Punta, nadó mar adentro, con tan mala fortuna que fué devorado por un tiburón y lo propio le ocurrió á un negro que acudió en auxilio del bañista.

Así pues, aceptando que hubiese sido realmente una muerte causada por el ataque de un tiburón y no una depredación post mortem (la víctima pudo haber muerto ahogada, por ejemplo), no disponemos de información suficiente para confirmar que el tiburón que contenía esos restos fuese realmente el "culpable". El dato fundamental, además del tema de los contenidos estomacales que acabamos de señalar, es el tiempo transcurrido entre el ataque y la captura: si esta fue más o menos inmediata (¿el pescador Manuel Pardal pudo cazar de algún modo al tiburón durante o justo después del ataque?) o si se produjo al cabo de minutos, horas o días, en cuyo caso las posibilidades de dar con el bicho son casi nulas. Lo más probable es que el tiburón que se capturó fuese simplemente uno de los muchos que entonces abundaban en la zona, que pudo engullir los despojos que aún quedaban en el agua. Quién sabe.

Naturalmente, conocer la especie implicada es ya una quimera. Podemos tan solo hacer conjeturas. Si tenemos en cuenta la zona y la naturaleza del ataque, que se intuye brutal y fulminante, el bicho que primero se nos viene a la cabeza es el jaquetón toro (Carcharhinus leucas), un poderoso tiburón que siente predilección por las aguas someras costeras e interiores (se trata de una especie eurihalina, con una capacidad impresionante para adaptarse a entornos con amplias variaciones en la concentración de sales) y es especialista en este tipo de ataques oportunistas en áreas de poca visibilidad como puertos y canales. Es el responsable de un gran número de ataques en todo el mundo.

Tiburones toro (Carcharhinus leucas). Fuente: Dean Traylor, An Overview of the Freshwater Sharks.

Pocos días después del exhorto del Departamento de Marina de La Habana, las autoridades de Pontevedra lograron encontrar a los familiares de Antonio Crespo. Así lo recogió El Diario de Pontevedra del 21 de junio:

     Han aparecido los herederos del guadañero D. Antonio Crespo Martínez, que fue devorado por un tiburon en el puerto de la Habana.
     Los herederos son dós hermanos que se hallan en Marín.


No se me ocurre un final más terrible para alguien que tuvo que abandonar familia y tierra en busca de una vida mejor... ni más triste para quienes lo vieron partir.

Marín a finales del siglo XIX. Fuente: Carríola de Marín.

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¹La extensa colonia gallega de Cuba tuvo un extraordinario peso económico y cultural, con la creación de diversas mutuas, sociedades y publicaciones gallegas. Pensemos que el primer poemario de Rosalía de Castro, Cantares gallegos (1863), incluía en su primera edición el precio de venta en La Habana. La emigración tiene una fuerte presencia en otra de las grandes obras de Rosalía, Follas novas (1880), que se editó precisamente en La Habana por La Propaganda Literaria, del periodista y editor vigués Alejandro Chao. Su Libro V, «As viuvas d'os vivos e as viuvas d'os mortos», traslada una visión de la emigración desde el punto de vista de las mujeres de Galicia, clavadas en la tierra en una eterna espera de sus maridos.
Véase Carlos Sixirei (1999). Los gallegos en Cuba en el siglo XIX: Cultura y regionalismo. Historia contemporánea, nº 19. Universidad del País Vasco.
²Un dato significativo es que entre 1840 y 1859 los gallegos representaban el 27,87% del total de los soldados españoles desplazados a Cuba. Véase Sixirei, op. cit.

lunes, 6 de febrero de 2023

Ataques 2022

Tiburón blanco (Carcharodon carcharias). Foto: Andrew Fox, Rodney Fox Shark Expeditions.
 
Ya tenemos aquí las cifras de los ataques de tiburón ocurridos en todo el mundo a lo largo del pasado año 2022. Acaban de ser publicadas por el Archivo Internacional de Ataques de Tiburón (o ISAF por sus siglas en inglés), con sede en Florida.

sábado, 14 de enero de 2023

Los tiburones en López Seoane (1866)

Izq. Víctor López Seoane. Dcha. Portada de su Reseña de la historia natural de Galicia.

Víctor López Seoane y Pardo-Montenegro (Ferrol, 1832 - A Coruña, 1900) es uno de los grandes naturalistas de la historia de Galicia y, probablemente, de los más destacados en el panorama de la zoología europea del siglo XIX. A lo largo de su amplia y entusiasta labor científica, centrada fundamentalmente en la taxonomía, fue miembro de diversas sociedades europeas dedicadas al estudio del mundo natural, publicó en las más prestigiosas revistas internacionales y llegó a relacionarse con las grandes figuras nacionales e internacionales de la ciencia de su época, desde Haeckel, Bolivar, Paz Graells —de quien fue discípulo—, Blanchard o Günther hasta Darwin, con quien mantuvo cierta correspondencia. Entre sus múltiples reconocimientos destaca el que le llegó en 1889, cuando fue nombrado uno de los secretarios del Primer Congreso Internacional de Zoología de París, celebrado en el marco de la famosa Exposición Universal.¹

sábado, 31 de diciembre de 2022

Pesca sostenible de tiburones: Un cuento chino (III)

Foto: Ahmed Ramzan, Gulf News.

Con tantos intereses y presiones por parte de la industria pesquera de todos los países para seguir pescando tiburones, cueste lo que cueste y a costa de quien sea, tal como vimos en la primera y en la segunda parte de este largo artículo, tenemos, finalmente, el tema de la evaluación de las diversas poblaciones con el objetivo de calcular su "sostenibilidad", es decir, de valorar cuántos tiburones se pueden pescar sin que estas colapsen.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Pesca sostenible de tiburones: Un cuento chino (II)

Parte de la carga ilegal de tiburones de profundidad (muchísimos Centrophorus spp., en grave peligro de extinción) que contenía el Labiko 2, un buque pirata que faenaba ilegalmente en aguas de Liberia y, naturalmente, utilizaba también artes de pesca prohibidas. El barco pudo ser interceptado gracias a la impagable ayuda prestada por Sea Shepherd al Ministerio de Defensa Nacional de Liberia. Foto: Melissa Romao, Sea Shepherd.

Los elasmobranquios (tiburones y rayas) se encuentran cada vez más amenazados a nivel global y las medidas para protegerlos y/o para hacer que su pesca sea "sostenible" no están siendo efectivas. La única forma efectiva de conservarlos es detener su comercio. Esta es la conclusión del excelente trabajo que estamos comentando, basado en la extensa revisión de los datos recogidos en multitud de informes y estudios publicados a lo largo de estas últimas décadas: Ila France Porcher & Brian W. Darvell (2022). Shark Fishing vs. Conservation: Analysis and Synthesis. Sustainability 14, 9548. https://doi.org/10.3390/su14159548

martes, 29 de noviembre de 2022

Clasificación de los tiburones

Cabeza de una negra (Dalatias licha). Foto: Jérôme Mallefet.

Clasificar organismos consiste básicamente en agruparlos y ordenarlos con arreglo a un sistema de carácter jerárquico basado en sus relaciones de parentesco, en la filogenia. Hasta hace relativamente pocos años, aquello que permitía determinar afinidades y vínculos entre los diversos grupos o taxones, era, grosso modo, el estudio comparativo de caracteres morfológicos y anatómicos. Hoy el núcleo de este sistema es el análisis del ADN, propiciado por los grandes avances en la biología molecular. 

jueves, 17 de noviembre de 2022

Pesca sostenible de tiburones: Un cuento chino (I)

Aletas recién cortadas. Lonja de Vigo. Naturalmente, se trata de una actividad legal, regulada.

La única forma de proteger de manera efectiva a los tiburones y las rayas es frenar su comercio y, por tanto, su pesca. Para ello deberían incluirse en el Apéndice I del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres), que recoge aquellas plantas y animales que se encuentran en serio peligro de extinción y cuyo comercio, por tanto, está severamente restringido y solo se autoriza en circunstancias muy excepcionales. Lo ideal sería, en cualquier caso, un acuerdo internacional vinculante para la recuperación y protección de la biodiversidad de los océanos.