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domingo, 24 de julio de 2016

El tiburón blanco sudafricano en peligro

Foto cortesía de Alessandro De Maddalena.
Un trabajo publicado hace tres años estimaba en aproximadamente 908 el número de tiburones blancos presentes en aguas sudafricanas [véase Quedan muy pocos tiburones blancos]. Tres años después esta cifra se ha reducido a menos de la mitad: entre 353-522. Una estimación con un 95% de fiabilidad.

     Este es el más que preocupante resultado de un nuevo estudio¹, bastante más completo y ambicioso (según dicen, el mayor trabajo de campo sobre la población de tiburones blancos desarrollado hasta hoy en Sudáfrica), que combina la técnica de la marca y recaptura con el análisis genético. Entre 2009-2011 los autores tomaron, en la zona de Gansbaai, 4389 fotografías de las dorsales de 426 individuos y, entre 2010 y 2013, 302 biopsias de 233 tiburones para lo segundo. Posteriormente hicieron lo propio en diversas partes de la costa sudafricana para confirmar que solo existe una única población y no varias.
     Las huellas genéticas ratificaron las identificaciones realizadas a través de las dorsales (las muescas y marcas del borde posterior de la dorsal conforman un patrón único para cada individuo, como nuestras huellas dactilares). Pero también arrojaron una serie de conclusiones nada alentadoras que podemos resumir en dos:
     1) El tamaño efectivo de población es de 333 individuos. Es decir, la población de tiburones blancos de Sudáfrica, genéticamente única en el mundo, solo cuenta con 333 individuos reproductores. Pensemos que para otras especies el número mínimo para mantener una población sana es de 500 (si bien, en el caso del blanco no existe una cifra concreta, de modo que este término de comparación, siendo un indicador que puede ser significativo, hay que tomarlo con cautela).
     2) Además, es la que presenta una menor diversidad genética en comparación con otras poblaciones como la de California o la de Australia. El 89% de los individuos muestreados comparten el mismo linaje genético y solo se han identificado 4 linajes maternos. Se trata de un dato muy preocupante, pues como todos sabéis la diversidad genética está íntimamente ligada al potencial de supervivencia de un grupo o especie. Cuanto mayor es la diversidad genética de una población mayores serán sus perspectivas de supervivencia si se produce una epidemia o ante la eventualidad del cambio climático.

¿Cuáles son las causas de esta desastrosa situación? Sara Andreotti, la autora principal, enumera varias: el impacto de las redes y los anzuelos con cebo colocados en la costa oriental del país, el furtivismo (el tiburón blanco es atractivo no solo por el valor de sus aletas, sino porque su famosa mandíbula se cotiza muy bien como trofeo), la invasión de su hábitat, la contaminación y el agotamiento de sus fuentes de alimento. Recordemos que estos tiburones no solo cazan leones marinos y otros mamíferos marinos; los juveniles, sobre todo, se alimentan de peces óseos y de otros elasmobranquios, como las rayas, que son objetivo de la pesca industrial.
     "Por ejemplo, entre 1956 y 1976 el número de tiburones de gran tamaño capturados en el programa de redes antitiburones de KwaZulu-Natal se desplomó en más de un 99%. Entre 1978 y 2008 las diversas medidas de protección contra tiburones acabaron con 1063 tiburones blancos."
     Estremecedor.


=> Si queréis más información, os recomiendo que visitéis la página de la Stellenbosch University, con imágenes de la rueda de prensa de la propia autora, Sara Andreotti, presentando este trabajo junto a Michael Rutzen (que ya no necesita presentación). Al ser italiana, su inglés se entiende muy bien.

¿El ocaso del gran depredador? (Foto: Chris Fallows).
Un testimonio que da que pensar. Chris Fallows y su compañera Monique publicaron el pasado 22 de julio un largo artículo en la página de National Geographic ("Let's put the teeth into protecting great whites before we lose them forever", algo así como 'Hinquémosle el diente a la protección de los tiburones blancos antes de que los perdamos para siempre', jugando con las palabras) en el que da unos cuantos datos que vienen muy bien para entender la cuestión.
     Teniendo en cuenta que Sudáfrica fue el primer país en proteger a los tiburones blancos, allá en 1991, y teniendo en cuenta también que se ha convertido en la capital mundial del ecoturismo de esta especie, los datos del estudio son nefastos... y paradójicos teniendo en cuenta los millones de dólares que anualmente entran en el país gracias a esta actividad. El problema, señalan estos científicos, es la manifiesta dejadez y falta de compromiso del gobierno en la protección de la especie: "Cada año se denuncian a los inspectores de pesca un montón de casos de pesca deportiva ilegal de tiburones blancos, pero hasta hoy tan solo se ha juzgado uno, y eso solo gracias al empeño de los científicos, investigadores y conservacionistas locales en hacer que los autores rindiesen cuentas ante la justicia. Y lo que todavía resulta más más sorprendente —a pesar de que todo el mundo es consciente del valor que tiene la protección de esta especie en nuestras aguas, su cuna ancestral— es que el departamento de pesca siga autorizando cada año la caza de 60 de estos animales tremendamente amenazados a otra organización financiada por el gobierno, la Natal Sharks Board...".
     Chris y Monique Fallows también denuncian el que se permita a los palangreros largar indiscriminadamente kilómetros y kilómetros de líneas para la captura de tiburones sin ningún tipo de restricción, sin delimitar siquiera un área de reserva, una zona protegida, de modo que, inevitablemente, por mucha protección que reciba, el tiburón blanco se convierte en una captura accidental más.
     "Después de un cuarto de siglo trabajando con tiburones blancos en Gansbaai y False Bay, hemos sido testigos del declive de sus poblaciones. En los viejos tiempos de False Bay no era raro observar más de 20 tiburones blancos en una sola salida de mañana; hoy, si vemos 10, ya es un gran día."
     "Para mi ha sido un privilegio no solo el haber tenido una larga carrera trabajando con estos tiburones; he llegado a identificar y conocer a individuos gracias a sus "personalidades" únicas. Ser testigo de su desaparición es verdaderamente desgarrador (...). Durante muchos años, observábamos a los mismos individuos temporada tras temporada. Veíamos como dejaban de ser adolescentes inexpertos para convertirse en verdaderas máquinas de cazar, como superdepredadores adultos. Hoy nuestros avistamientos son bien distintos: todavía vemos muchos de los mismos tiburones durante unas pocas semanas, pero observar el mismo individuo año tras año ya no es lo que era."

Foto: Andy Murch, bigfishexpeditions.com

Actualización a 27-VII-2016. Apenas un par de horas después de publicar este artículo, tuve la oportunidad de chatear con un científico que vive precisamente en Sudáfrica, quien, un poco irritado, me decía que no estaba muy de acuerdo con las conclusiones de este trabajo, por decirlo suavemente, ni con la propaganda que le estaban dando. Le sugerí que hiciese pública su postura para que los que no estábamos en el ajo pudiésemos hacernos una composición de lugar y entender mejor la cuestión. Que ni hablar, que estaba demasiado ocupado. Hoy, tres días después, un grupo de científicos del South African White Shark Research Group (en el que él no está) acaban de publicar una nota en la que expresan sus objeciones y reservas tanto a la metodología empleada por S. Andreotti et al. como a la interpretación de los resultados obtenidos.
     Empiezan reconociendo la dificultad inherente a la tarea de elaborar un censo de una especie migratoria en un entorno tan abierto como el océano, en la cual el empleo de diferentes métodos y premisas puede arrojar resultados diferentes. De ahí que, en su opinión, estudios como este necesitan someterse a una rigurosa comprobación:
"Una de las hipótesis empleadas en el reciente estudio es que la zona de concentración de Gansbaai representa toda la población de tiburones blancos de Sudáfrica. Nosotros, sin embargo, no estamos convencidos de que esto sea cierto. La abrumadora evidencia científica muestra que los tiburones blancos están separados por tamaño y sexo durante parte de su vida y que no todos ellos visitan Gansbaai. Por tanto, es posible que el reciente cálculo esté subestimando el tamaño total de la población. Además, el estudio no ha aportado pruebas sobre la tendencia actual de la población, si está bajando, aumentando o es estable."
Terminan diciendo que los científicos del White Shark Research Group, entre los que se encuentra la autora principal del censo de 2013, Alison V. Towner, que están trabajando en las principales zonas de agregación de Sudáfrica, van a combinar los datos de que disponen para realizar una estimación que refleje con mayor exactitud la realidad del tiburón blanco a nivel nacional.
     Seguiremos atentos a ver qué nos cuentan.

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¹Sara Andreotti, Michael Rutzen, Stéfan van der Walt, Sophie Von der Heyden, Romina Henriques, Michael Meÿer, Herman Oosthuizen & Conrad A. Matthee (2016). An integrated mark-recapture and genetic approach to estimate the population size of white sharks in South Africa. Marine Ecology Progress Series, 552: 241-253. doi:10.3354/meps11744.

martes, 12 de julio de 2016

De peces piloto y tiburones (1803, 1838)

Pez piloto en una ilustración de 1863.
El pez piloto (Naucrates ductor), inconfundible por su traje a rayas, es un carángido de aguas templadas y tropicales que suele acompañar a los tiburones, rayas y tortugas en sus viajes, y también a los barcos, circunstancia que hizo creer a los marinos de la antigüedad que su intención era guiarlos de regreso a buen puerto, de ahí que lo bautizasen como "piloto". Naturalmente, dada la frecuencia con que eran vistos en su compañía, también se creyó que guiaban a los tiburones hacia sus fuentes de alimento.