Embarcación noruega tradicional dedicada a la captura de peregrino. La franja negra de la cofa indica que también está autorizada para cazar ballenas. |
Cazado con arpóns, especialmente deseñados para este animal e dos que quedan algúns exemplos en zonas como Bares.Es más que probable que aquí también se capurasen peregrinos, como hicieron los portugueses hasta hace relativamente pocos años (3), teniendo en cuenta, además, que contábamos con una industria ballenera. Cuando tenga más datos, aquí los encontraréis.
La pesca del Cetorhinus maximus tiene una larga historia que se remonta hasta los siglos XVI y XVII, sobre todo en países como Gran Bretaña y Noruega. El método era similar al utilizado para cazar ballenas, totalmente artesanal y de ámbito costero: el arpón, lanzado a mano desde pequeñas lanchas sin cubierta procedentes de la cercana costa. Era un oficio duro y peligroso porque las sacudidas del animal podían destrozar embarcaciones, volcarlas, e incluso arrastrarlas hacia el fondo cuando se trataba de un ejemplar de gran tamaño. Pero el riesgo valía la pena: la carne, seca y salada, se aprovechaba para consumo humano; aunque sin duda la parte más importante del animal era su enorme hígado (puede representar hasta el 25% del peso total), extraordinariamente rico en aceites con infinidad de aplicaciones: combustible para lámparas, grasa, tratamiento del cuero, fabricación de pinturas, elaboración de diversos bálsamos y ungüentos, etc. De un solo hígado podían llegar a extraerse hasta 400 litros de aceite.
Ya en el siglo XX, durante el periodo de entreguerras los noruegos dotaron a sus embarcaciones de motor y de cubierta, con lo cual su radio de acción pudo extenderse a mar abierto. Y para mejorar su eficacia y rendimiento le añadieron el cañón arponero. A mediados de siglo se disparó la demanda industrial del aceite de hígado, y con ella la definitiva expansión de la flota tradicional que se dedicaba a su captura (y no tan tradicional: muchos balleneros también empezaron cazar peregrinos), así como del número de países que se unieron a la fiesta. Se utilizaba el arpón, pero también las redes. Entre 1946-1986 las flotas noruega, escocesa e irlandesa acabaron con 77.204 tiburones, de los que sólo se aprovechaba el hígado y las aletas, que eran enviadas a Japón. El resto normalmente se desechaba.
Las capturas de la flota noruega alcanzaron dos picos importantes: en 1970, con 18.700 toneladas, y en 1975, con 18.352. A partir de ahí sufrieron un drástico y continuado descenso. En 1992 se recuperaron ligeramente hasta alcanzar las 3.658 toneladas; y en 1995 y 1996 cayeron hasta las 108 y 413 t, respectivamente. Entre 1989 y 1997 se descargaron aproximadamente 28.526 ejemplares. En 1999, el total de capturas globales registradas fue de 210 toneladas, siendo Nueva Zelanda, con 129 toneladas, y Noruega, con 77, los países con cifras más altas. (4)
La caza del tiburón peregrino solía desarrollarse de esta manera:
Demasiado cerca. Muchas veces hay que esperar a que el tiburón se sitúe en la posición y distancia adecuada para evitar daños al barco. Cinco metros serán suficientes. |
El arponero apunta, dispara y acierta. El arpón se hunde en lomo de la víctima, que instintivamente se sumerge de inmediato. |
La pelea es dura. El barco se zarandea con las sacudidas del animal cuando empiezan a virar para traerlo a superficie. |
Game over. |
Se cortan las aletas y se extrae el hígado. El resto... se devuelve al mar. |
A finales de los 80 bajó el precio del aceite de hígado y se produjo un importante descenso de la demanda. Todo ello, unido la escasez de capturas y al envejecimiento de la flota, supusieron el fin de esta pesquería, que recibió el tiro de gracia en 2006 con la aprobación de una normativa a nivel europeo que prohibía definitivamente la captura de peregrinos en aguas comunitarias.
Sin embargo, la antigua demanda de aceite ha sido sustituida por la infinitamente más poderosa y destructiva demanda de aleta por parte del boyante mercado chino para la elaboración de la famosa sopa, signo de lujo y distinción en los banquetes de una sociedad cada vez con mayor poder adquisitivo (y recordemos, una vez más, que la aleta en sí misma no sabe a nada, no aporta sabor alguno a la sopa, tan sólo una textura que puede lograrse por medio de otros productos; dicho de otro modo: el tiburón peregrino -así como la mayoría de las demás especies de tiburón- está al borde de la extinción a causa de un estúpido CAPRICHO de nuevos ricos).
El crecimiento de esta demanda parece no tener fin. De un solo ejemplar de tiburón peregrino se pueden sacar 90 kg de aleta; el kilo de aleta seca puede superar los $700... ¿Conclusión?
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(1) Fiskeri.no. Las fotografías fueron tomadas por Lorenz Rolfnes a bordo de su barco Vita en los años '70.
(2) Ver Blog da SGHN-Ferrol.
(3) Las cifras oficiales de Portugal indican capturas de una tonelada por año en 1987, 1994, 1995 y 1996.
(4) Ésta y todas las anteriores son cifras oficiales de la FAO: FAO Fisheries & Agriculture Department.
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