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martes, 16 de julio de 2013

Reproducción IV: Oviparismo


Cápsulas-huevo de pintarroja (Scyliorhinus canicula). Foto: Josep Mª Barres (barresfotonatura).

En el capítulo anterior de la serie nos quedamos en la fecundación. Los óvulos han sido fecundados internamente y se pone en marcha la gestación, la formación y desarrollo de una nueva vida hasta su nacimiento. Y añadíamos que los tiburones no siguen una misma estrategia, sino que pueden adoptar cualquiera de estas tres: oviparismo, viviparismo aplacentario (también conocida como ovoviviparismo) y viviparismo placentario, según la clasificación más sencilla y extendida.
Hoy vamos a ocuparnos de la primera, que es la más primitiva. La siguen aproximadamente el 40% de todas las especies conocidas: todos los Heterodontiformes; todos o casi todos los miembros de las familias Parascylliidae, Hemiscylliidae y Stegostomatidae (orden Orectolobiformes); y muchas especies de las familias Pentanchidae y Scyliorhinidae (orden Carcharhiniformes). Entre las especies claramente ovíparas de nuestras aguas, están los dos esciliorhínidos, la pintarroja (Scyliorhinus canicula) y el alitán (Scyliorhinus stellaris), y varios pentánchidos, el olayo (Galeus melastomus), y el olayo atlántico (Galeus atlanticus), a quienes posiblemente se puedan sumar, a medida que vayamos conociendo más datos sobre su biología, el olayo de Islandia (Galeus murinus) y los tres Apristurus recientemente registrados en el Banco de Galicia: el Apristurus aphyodes o pejegato fantasma blanco, el pejegato narizón (Apristurus melanoasper) y el Apristurus profundorum o pejegato abisal. Estaremos atentos.

Huevos de suño (Heterodontus sp.).
En los tiburones ovíparos el huevo fecundado se envuelve en una cápsula córnea segregada por la glándula nidamentaria, desciende por el oviducto y atraviesa el útero para ser expulsado al exterior. Normalmente el tiburón fija estas cápsulas-huevo a algún elemento del fondo como algas, rocas o gorgonias mediante unos filamentos situados en el extremo de la cápsula denominados zarcillos. Aunque existen otros métodos. Por ejemplo, especies como los suños (fam. Heterodontidae), ausentes de nuestras aguas, fabrican unas características cápsulas en forma de tornillo que encajan entre las oquedades de las rocas. Cada familia tiene su propio diseño de huevo y estrategia de puesta. Tampoco en esto parecen ponerse de acuerdo.

La puesta puede realizarse poco después de la fecundación, normalmente por parejas (un huevo por cada oviducto), en intervalos diarios o semanales. Y también puede ocurrir que la hembra retenga los huevos en su interior durante unos cuantos meses para mantenerlos a salvo de los depredadores, de tal manera que la eclosión se produce al cabo de pocas semanas después de la deposición.

Pintarroja (Scyliorhinus canicula). Foto tomada de www.ispot.com.uk.
Para su desarrollo el embrión solo dispone de una única reserva de alimento, el vitelo, que irá consumiendo durante el tiempo que dure su desarrollo, que en general no llega a los 12 meses. Por otro lado, la cápsula no es totalmente estanca, sino que permite el paso de agua y sales minerales.

Cápsulas-huevo recién puestas, todavía transparentes, donde podemos ver el saco que contiene el vitelo.
Embrión de un mes de colayo inflado (Cephaloscyllium ventrosium) dentro de su cápsula-huevo (foto de Alex Kerstitch).
Detalle de un embrión de pintarroja (Scyliorhinus canicula) en el que se aprecia el cordón que le une al saco de vitelo y los típicos filamentos branquiales externos de las primeras etapas de desarrollo (foto: Xurxo Gago).
El embrión crece al tiempo que mengua la reserva de vitelo (foto: Sander van der Wel).
Foto de Andres Salesjo.
Una vez agotado el saco vitelino, llega el momento del nacimiento, de la eclosión. La glándula del nacimiento, situada en la cabeza del embrión, reblandece las paredes córneas de la cápsula para que éste pueda abrirlas con más facilidad mediantes sus sacudidas, ayudándose, al mismo tiempo, al menos en algunas especies como el colayo inflado, de fuertes dentículos dérmicos dispuestos en un par de filas situadas a lo largo de su dorso.

Esta cría de pintarroja de 9 cm logró salir de su cápsula gracias a la ayuda de una bióloga del Blue Reef Aquarium de Porstmouth que tuvo que practicar un corte (foto tomada de heart.com).
Como en el resto de especies, el recién nacido es una copia en miniatura de sus padres, quienes no estarán a su lado para guiarlo y protegerlo. A partir de ahora deberá apañárselas por sí mismo: crecer, alimentarse y procurar no servir de alimento.

Las cápsulas-huevo vacías o depredadas llegan arrastradas por la marea hasta nuestras playas. Son los llamados "bolsos de sirena":

En la praia do Dique, Porto do Son.
Algunas piezas de mi colección.

Una nota final: esto de aquí abajo es un huevo de raya, no exactamente de tiburón, como muchos piensan. Para que no os confundáis.



[Para conocer los otros dos modos reproductivos básicos de los tiburones, véase Viviparismo aplacentario y Viviparismo placentario.]

3 comentarios:

  1. Bellisimo trabajo. Sera muy útil para la primera disertación de mi hijo de 5 años en su colegio. Saludos desde Santiago de Chile

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    1. Un saludo igualmente, extensible a tu hijo. Muchas gracias por tu comentario. :)

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  2. Muy buen trabajo, os felicito

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