Estampa en un puerto de Galicia en 1902, con un toque monstruoso ausente en la foto original. |
Con los monstruos marinos ocurre como con casi todo, que habelos, hainos, en nuestras fantasías, en nuestros deseos y pesadillas, y sobre todo en la prensa. Como muestra os presento dos asombrosos encuentros ocurridos hace muchos años, a principios y a mediados del siglo pasado, uno en las Rías Altas y el otro en las Rías Baixas.
1. Cabo Prior, 1901. Sucedió el sábado cinco de octubre a unas cinco millas al norte del cabo, cuando los mariñeiros a bordo de una lancha pesquera de Maniños (Fene) avistaron un "monstruo marino, no visto jamás en estos mares". La embarcación iba patroneada por Fulgencio García Filgueira y tripulada por Juan Canzobre Prego, Andrés Mantiñán García, Juan Cajaraville, Juan Calvente Ventureira y Manuel García Rumbo, el hijo del patrón. Así lo relataba El Correo Gallego: Diario Monárquico en su edición del 11 de octubre:
Navegaba la embarcación á un largo, con dos rizos tomados á causa de los chubascos que caían del Noroeste, cuando divisaron los marineros, boyando sobre el mar, un cuerpo largo y estrecho, que al pronto tomaron por una trainera volcada. Más de cerca, advirtieron que se trataba de un animal que tenía, según dicen, la figura de un melgacho, pero de dimensiones colosales.
Y tan colosales.
La tripulación arrió la vela y tomó los remos para acercarse con cautela a aquel melgacho gigante, que debía de estar herido o moribundo "pues apenas hacía algún ligero movimiento con la cola", y le calcularon unas once varas de longitud. Teniendo en cuenta que una vara equivale aproximadamente a 0,84 m, la cifra, de ser cierta, es de las que quitan el hipo: 9,24 m. Una barbaridad.
Tras varios intentos (en uno de ellos el hijo del patrón se cayó al agua y casi muere ahogado) lograron enganchar un rizón en una de las aberturas laterales ("uno de los agujeros que tenía á los lados de la enorme cabeza") y, "con gran esfuerzo y remando con energía", remolcaron el inmenso pez "hasta la playa de Menlle, en donde quedó varado". Muchos paisanos se acercaron a admirar "un animal tan enorme y terriblemente armado", según informa El Diario de Pontevedra: Periódico liberal del 12 de octubre, que añade la siguiente descripción:
... su cuerpo es alargado y estrecho, gris oscuro por el dorso y blanco por el vientre. La cola es formidable y la cabeza tiene dos varas y media de longitud [unos 2 m], desde la boca hasta el último de los orificios respiratorios. La boca es relativamente pequeña y se halla armada con cinco filas de dientes muy puntiagudos.
¿Qué clase de melgacho puede encajar en una descripción así? Pues ninguno. No existe ningún tiburón de dientes afilados, gris oscuro por arriba y blanco por abajo que mida nueve metros. Esta cifra tan exagerada posiblemente es producto de algún tipo de confusión o error ocurrido durante el proceso de comunicación y transmisión de la información; o tal vez simplemente es que alguien quiso tomarle el pelo al reportero. Cabe la posibilidad de que la longitud original fuese en pies, no en varas. Once pies vienen siendo casi tres metros, una longitud mucho más razonable y consistente con las especies más habituales en nuestras costas, que además de vez en cuando aparecían también en la prensa de aquellos años.
Ilustraciones clásicas del cailón (Lamna nasus) y del marrajo (Isurus oxyrinchus). |
Si nos ceñimos a estas dimensiones, parece claro que el tiburón era algún lámnido. Por ser el más abundante en nuestro litoral y, fundamentalmente, por el color gris oscuro del dorso, lo más probable es que lo que vieron los mariñeiros de Maniños era un cailón o marrajo sardinero (Lamna nasus) de buen tamaño. El marrajo azul (Isurus oxyrinchus), más esbelto —lo que encajaría con ese "cuerpo largo y estrecho" de la descripción—, presenta un color azul acerado, más claro en los flancos, difícil de pasar por alto, aunque tampoco podemos descartarlo. Ambas especies pueden llegar a superar los tres metros de longitud hasta alcanzar los 365 cm y los 445 cm, respectivamente. Desde luego, nunca nueve metros.
Por si alguien se lo está preguntando, la referencia a la boca "relativamente pequeña" con dientes "muy puntiagudos" descarta el tiburón blanco (Carcharodon carcharias), cuya boca es bien grande y está repleta de grandes dientes triangulares —no "puntiagudos"— de bordes aserrados imposibles de olvidar.
Otro candidato podría ser la tintorera (Prionace glauca), tan habitual en el mar de Galicia: tiene un cuerpo alargado y
estrecho que puede superar ampliamente los tres metros (hasta 384 cm)¹, pero su color característico no encaja con la descripción. Sus dientes superiores tampoco son puntiagudos, sino de cúspide triangular inclinada y bordes aserrados, como los del tiburón blanco.
2. Combarro, 1948. El bicho que sacudió la lancha de unos mariñeiros que faenaban por la parte de Combarro en febrero de 1948 debió de ser tan imponente o más que el de cabo Prior, si hemos de creer lo que nos cuenta el diario El Progreso del 22 de febrero de aquel año:
Un tiburón acometió en Combarro, Ayuntamiento de Poyo, a una embarcación a remo que, con varios marineros patroneados por José González Carballal, se dedicaban a las faenas de la pesca. El tiburón quedó aprisionado en la red, al aproximarse la barca, mientras los marineros demandaban auxilio. Acudieron inmediatamente otras embarcaciones cercanas y el escualo pudo ser muerto a golpes de hacha en la cabeza.
El susto debió de ser tremendo. El periódico describe un tiburón "de gran tamaño, con una boca de un metro de diámetro y con cuatro hileras de afilados dientes", y con un peso descomunal: "En la playa, donde fué arrastrado, dió un peso de cerca de dos mil kilos".
Suponiendo que todos los datos sean veraces (que es mucho suponer), ¿qué tiburón de cerca de dos toneladas y cuatro hileras de afilados dientes en una boca de casi un metro de diámetro se nos viene a la cabeza? El que todas/os estáis pensando. Como el melgacho de cabo Prior, la referencia a los dientes descarta por completo al peregrino (Cetorhinus maximus), la única especie en nuestras costas capaz de alcanzar un peso semejante, que presenta dientes vestigiales diminutos. Naturalmente, el número de hileras no hay que tomarlo al pie de la letra, probablemente solo se contaron las más visibles. Ninguna de las especies mencionadas baja de las veinte hileras por mandíbula.
Para hacernos una idea del tamaño de un tiburón de cerca de 2000 kg, observad la siguiente fotografía, publicada en El Pueblo Gallego el 28 de febrero de 1962: un tiburón blanco de cinco metros capturado en Alicante, a dos millas del litoral. Su estómago contenía un atún y un delfín².
3. Conclusión. Estas noticias hay que tomarlas con mucha cautela, particularmente la segunda. No existe evidencia alguna (o al menos yo no he sabido encontrarla), más allá de los textos de las noticias, que confirme los encuentros con esos dos "monstruos marinos": ni fotografías, ni dientes, ni mandíbulas, ningún testimonio... Nada de nada. De hecho, el "monstruo" de Combarro pudo ser desde una carallada hasta un cetáceo "adornado" con varias filas de dientes. Quién sabe.
Lo que sí sabemos con certeza es que nuestros maravillosos monstruos están desapareciendo de nuestro mar. Mejor dicho, los estamos "desapareciendo".
Aquí tenéis el estatus actual de las especies que hemos mencionado según la Lista Roja de la IUCN:
- Cailón o marrajo sardinero (Lamna nasus): Vulnerable a nivel global; En peligro crítico en Europa y Mediterráneo.
- Marrajo (Isurus oxyrinchus): En peligro a nivel global; En peligro crítico en el Mediterráneo. En lo que nos toca, se están recopilando datos para determinar con exactitud el nivel de deterioro de sus poblaciones europeas.
- Tiburón blanco (Carcharodon carcharias): Vulnerable a nivel global; En peligro crítico en Europa y Mediterráneo.
- Peregrino (Cetorhinus maximus): En peligro a nivel global, Europa y Mediterráneo.
- Tintorera (Prionace glauca): Casi amenazada a nivel global, con sus poblaciones en descenso; En peligro crítico en el Mediterráneo.
Y esto sí que no es una carallada.
NOTA: Todos los textos se reproducen respetando la ortografía y puntuación del original
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¹Todos los datos sobre longitudes proceden de David A. Ebert, Marc Dando & Sarah Fowler (2021). Sharks of the World: A Complete Guide. Princeton: Princeton University Press.
²Esta última información procede de Alessandro De Maddalena & Walter Heim (2012). Mediterranean Great White Sharks. A Comprehensive Study Including All Recorded Sightings. Jefferson: McFarland & Co.
Apunte: Las Islas Columbretes están en Castellón, no en Alicante.
ResponderEliminarGracias, pero en ningún momento se dice en el artículo que las islas Columbretes estén en Alicante.
EliminarOye, y un tiburón tan grande, gris, cabeza tan ancha, cuerpo “amelgachado”… No sería un tiburón ballena extraviado?
ResponderEliminarHola. Es una posibilidad muy remota. El tiburón ballena tiene un patrón de color característico, difícil de pasar por alto, que no se ajusta a la descripción: gris azulado con manchas y bandas blancas (la descripción dice "gris oscuro por el dorso"). Además, su boca es muy ancha y con diente diminutos; el bicho de Prior tenía "boca relativamente pequeña armada con cinco filas de dientes puntiagudos".
EliminarLuego está el tema de que el tiburón ballena es de aguas cálidas y tropicales, por lo que es muy difícil que alguno pueda llegar hasta aquí. Aunque, bueno, teniendo en cuenta que un tiburón tigre, también de aguas cálidas, apareció nada menos que Islandia... (la corriente del Golfo es muy poderosa).
Un saludo.