Un macho joven fotografiado en Guadalupe por George Probst. |
A la pregunta de cuántos tiburones blancos puede haber, siquiera aproximadamente, en el área de California central, dos trabajos publicados con tres años de diferencia y firmados, cada uno, por un generoso puñado de reputados especialistas, responden, el primero, que poco más de 200, y el segundo, que poco más de 2000. Y uno se queda helado. ¿Cómo es posible que en tan poco tiempo la cifra se haya multiplicado por 10? Veamos qué dicen el uno y el otro.
Áreas de foto identificación. |
- El archipiélago de Hawai,
- El conocido como White Shark Café, una zona intermedia entre la costa californiana y Hawai.
- Las aguas de la plataforma continental americana, particularmente punta Tomales, los Farallones y la isla de Año Nuevo, situada a unos 90 km al sur de San Francisco.
- Isla de Guadalupe, México.
Ya sabéis que en los tiburones blancos el dibujo del borde posterior de la aleta dorsal es como una huella digital, cada individuo tiene su propio diseño, único e intransferible (aunque también es verdad que puede sufrir variaciones a lo largo de los años, pero esto los autores no lo dicen). Así pues, la estrategia era atraer a los tiburones de las dos áreas elegidas hasta la lancha con un poco de carnada y un señuelo en forma de foca; tomar fotografías de las dorsales, en superficie o bajo el agua, e identificar a sus dueños; y, finalmente, comparar los registros de un punto y del otro a lo largo de las tres temporadas que duró el proyecto: entre septiembre y enero del 2006, 2007 y 2008. De esta forma reunieron 321 fotografías con las que lograron identificar 130 individuos, adultos y sub-adultos³ de tallas comprendidas entre los 260 y los 530 cm; 69 ejemplares eran machos y 19 hembras, no pudiéndose determinar el sexo de los 42 restantes. Por último, cargaron todos los datos en un complejo programa estadístico de cálculo estimativo de poblaciones. Utilizaron hasta ocho modelos diferentes que arrojaron cifras similares al elegido, un modelo hipergeométrico basado en el cálculo bayesiano. Recordemos: 219 ejemplares adultos y sub-adultos en California central (los ejemplares juveniles quedaron excluidos). Los autores llegaron a aventurar que con toda probabilidad esta cifra representaba aproximadamente la mitad de la población total de tiburones blancos de todo Pacífico nororiental. Un número muy por debajo de lo que debería, si lo comparamos, como ellos hacen, con el tamaño de las poblaciones de otros súperdepredadores, como las orcas y los osos polares.
Los investigadores toman fotografías de un tiburón al que han atraído con un señuelo en forma de foca (fuente: Stanford University). |
La exactitud de los resultados de un determinado modelo de estimación poblacional dependen de la corrección de los supuestos o hipótesis de los que se parte. Si estos datos son falsos o responden a una información sesgada, el resultado solo puede ser erróneo o escasamente ajustado a la realidad. Por eso, utilizando un conjunto ampliado de datos y de evidencias científicas referidos a la mismas zonas geográficas, y sirviéndose de un modelo hipergeométrico bayesiano similar, el grupo de Burgess obtuvo un resultado bien distinto: para que en Tomales Point y Farallones puedan observarse 219 tiburones blancos de la misma talla y sexo que los observados por Chapple et al., en todo el área de California central debe haber un mínimo de 2148 tiburones blancos de todos los sexos, tamaños y edades.
Dos elementos clave del trabajo de Chapple son objeto de severa crítica. El primero es, como ya os podéis imaginar, el dar por hecho que los ejemplares identificados en Tomales y Farallones representan una muestra aleatoria de la población total de California central —y ya ni hablemos de todo el Pacífico nororiental—, sobre todo cuando en trabajos anteriores se ha demostrado que los tiburones de una zona raramente visitan la otra, y que a pesar de las migraciones estacionales, está documentada la presencia del tiburón blanco en la costa californiana a lo largo de todo el año. Lo mismo que en México, Hawai y, bien hacia el norte, la Columbia Británica y Alaska. O sea, lo que Chapple ha hecho es, como mucho, un muestreo aleatorio de las poblaciones de Tomales y Farallones, en modo alguno de California central, y mucho menos del Pacífico nororiental. No se ha tenido en cuenta que un porcentaje significativo de tiburones aparentemente no siguen un patrón migratorio definido, ni se han incluido zonas de concentración de tiburones tan importantes como la isla de Año Nuevo, al sur de San Francisco, ni la isla mexicana de Guadalupe. Tampoco se ha valorado que la base de la dieta de ciertos tiburones blancos no son los pinnípedos, sino los peces óseos y, tal vez, los cefalópodos, sobre todo en alta mar, con lo que es más que probable que estos ejemplares no formen parte del grueso de los que se congregan alrededor de las colonias de pinnípedos.
El segundo elemento que se pone en cuestión es el método elegido, la identificación fotográfica de las dorsales, cuya eficacia se compara, contradiciendo estudios que demuestran lo contrario, a la de las etiquetas y transmisores de diversa índole. El motivo es muy sencillo: además de lo ya expuesto y de lo que viene a continuación, es imposible detectar en superficie un número suficiente de ejemplares que permita realizar una estimación de población. Los señuelos con cámara incorporada han demostrado que, sorprendentemente, en no pocas ocasiones los tiburones se aproximan desde abajo, investigan el objeto, y abandonan el lugar pasando totalmente desapercibidos para los investigadores, que aguardan pacientemente en la lancha con sus cámaras fotográficas y sus GoPros preparadas. Por otro lado, la estructura social de los tiburones blancos se rige por patrones de dominio y subordinación: los ejemplares de menor talla ceden el territorio a los más grandes y quedan relegados a un segundo plano, de modo que las posibilidades de ser observados disminuyen considerablemente. Por no hablar de la segregación sexual y por tallas, que condiciona, y de qué manera, la prevalencia de ejemplares de uno u otro sexo y tamaños en un momento y lugar determinados⁵. En definitiva, se observan muchos menos tiburones de los que realmente hay.
A continuación, el equipo de Burgess desmenuza críticamente cada uno de los seis supuestos⁶ empleados por Chapple en su modelo poblacional apoyándose en un amplio aparato bibliográfico. De ellos hay tres que llaman poderosamente la atención, incluso de aquellos que, como quien esto escribe, no forman parte de la comunidad científica. Veamos.
Foto: Paul Mannix. |
Igualmente, una hembra marcada en los Farallones en 2008 reapareció durante la temporada siguiente, en 2009, pero en Guadalupe. En conclusión, no es cierto que durante el periodo de muestreo la población de California haya estado "cerrada", sino bien al contrario.
El segundo supuesto es el del Muestreo homogéneo, que asume que todos los individuos tienen la misma probabilidad de ser observados en las dos zonas elegidas, Tomales y Farallones, puesto que sus poblaciones se intercambian de un modo homogéneo. Sin embargo, si bien es cierto que los tiburones blancos demuestran una fidelidad geográfica hacia las zonas de elevada concentración de pinnípedos, sus presas naturales, la evidencia, recogida a lo largo de diversos programas de marcado y seguimiento, también ha demostrado que existen preferencias individuales por lugares específicos. Esto quiere decir que un tiburón puede tener un área geográfica preferente, que solo abandona para realizar fugaces incursiones a otras áreas vecinas. Por ejemplo, en Australia solo el 52% de los tiburones blancos marcados en las islas Neptuno del Norte visitaron una colonia de pinnípedos en las Neptuno del Sur, a solo 12 km de distancia. Un comportamiento similar se ha registrado también en California con individuos marcados no solo en los Farallones y Tomales, sino en otro lugar de extraordinaria importancia, Año Nuevo, incomprensiblemente no tenido en cuenta por Chapple. Cuando un ejemplar aparecía en otra zona distinta, lo hacía durante un corto espacio de tiempo, lo que parece demostrar la existencia de tiburones "residentes" y tiburones "de paso". Conclusión: no es cierto que todos los individuos tengan idéntica posibilidad de ser observados en un lugar u otro.
Por último, el supuesto número 6, según el cual los tiburones no abandonan su población y luego regresan, es manifiestamente falso. Todos los datos disponibles parecen indicar que las hembras maduras desarrollan un patrón migratorio bianual relacionado con su ciclo reproductivo, lo que hace que estén dos años apartadas de sus lugares habituales de concentración, como por ejemplo, los Farallones. También se ha demostrado que al menos algunas hembras se toman un año de descanso entre dos ciclos reproductivos, a consecuencia de lo cual pueden ser observadas en la misma zona durante dos años seguidos, el de descanso y el del inicio de un nuevo ciclo. Esto quiere decir que un porcentaje elevado de hembras maduras muy posiblemente no hayan podido ser observadas durante el muestreo de Chapple.
Por otro lado, se ha constatado la presencia permanente de tiburones blancos en aguas de Hawai a lo largo de todo el año, lo cual puede querer decir que no todos los tiburones regresan periódicamente a sus lugares de concentración. Es posible que los abandonen y que tarden en regresar.
Fuente: www.montereybayaquarium.org |
Los Farallones fotografiados en un día excepcionalmente claro (y con un objetivo muy bueno) desde la zona de Twin Peaks, San Francisco (fuente: San Francisco Citizen Blog.) |
... Y ahora, que cada uno saque su propia conclusión.
>>Véase también Quedan muy pocos tiburones blancos.
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¹Taylor K. Chapple, Salvador J. Jorgensen, Scot D. Anderson, Paul E. Kanive, A. Peter Klimley, Louis W. Botsford, & Barbara Block (2011). "A first estimate of white shark, Carcharodon carcharias, abundance, off Central California." Biology Letters, 7: 581-583. doi:10.1098/rsbl.2011.0124. [ENLACE]
²Para que os hagáis una idea, observad este magnífico gráfico:
"La senda del tiburón. Patrones migratorios estacionales de los tiburones blancos. Los puntos negros representan los tiburones marcados." (Imagen tomada de sfbaywildlife.info). |
⁴George H. Burgess, Barry D. Bruce, Gregor M. Cailliet, Kenneth J. Goldman, R. Dean Grubbs, Cristopher G. Lowe, M. Aaron McNeil, Henry F. Mollet, Kevin C. Weng, & John B. O'Sullivan (2014). "A Re-Evaluation of the Size of the White Shark (Carcharodon carcharias) Population off California (USA)." PLoS ONE 9(6): e98078. doi:10.1371/journal.pone.0098078 [ENLACE]
⁵No en vano, entre las conclusiones se dice que "la estimación de 219 tiburones blancos adultos y subadultos es útil como un índice o una estimación de mínimos del número principalmente de machos que regresan a dos colonias de pinnípedos de California central" (las negritas son mías).
⁶Estos supuestos están explicados no en el cuerpo del artículo, sino en el material suplementario (Supplemental Information-Methods), y son: a) Población cerrada; b) Todos los individuos, marcados y no marcados, tienen idéntica posibilidad de ser observados; c) El marcado no altera sus posibilidades de supervivencia; d) Los individuos no pierden sus marcas; e) El tiempo de marcado es instantáneo; f) Los animales no abandonan su población y luego regresan.
(Por "marca", "marcado", etc. debemos entender "foto identificación", "foto identificado", etc.)
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