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lunes, 24 de noviembre de 2014

En recuerdo de J. A. Moreno

Jaquetón del Estrecho (Carcharhinus acarenatus). Ilustración de J. A. Moreno.
Juan Antonio Moreno es un biólogo que al acabar sus estudios prefirió la investigación de campo a un puesto de penene en la facultad. A los veinticinco años consideró que ya estaba bien de hacer lo que sus profesores querían, y decidió ponerse a estudiar, por su cuenta y riesgo a los animales que desde siempre le habían atraído más: los tiburones. Más de uno pensará que para realizar tal sueño, Moreno se trasladó al Caribe. Esta suposición no es de extrañar, si se tiene en cuenta que en España ha estado prohibida oficialmente la existencia de tiburones en nuestras costas. Cosas del turismo. Sin embargo, las costas españolas están rodeadas de tiburones por todas partes. «También hay que aclarar que los tiburones», afirma Moreno, «no son esos asesinos de los mares que nos presentan en las películas». De todos modos, Juan Antonio Moreno conserva una aleta de bucear que le mordió un tiburón en una playa de Cullera, y en otra ocasión vio cómo un marrajo de unos tres metros de tamaño partía limpiamente a un pescador en dos mitades. Fue en el golfo de Vizcaya, durante la campaña del arenque. Estaban sacando una red del agua llena de peces y un pescador de origen norteafricano se tiró al agua. «De pronto vimos cómo se hundía y el agua se teñía de rojo. Luego vimos a un gigantesco marrajo por cuya boca asomaban las extremidades de aquella persona».
Benigno Varillas, El País, 4 de febrero de 1982¹.

Este mes de noviembre se han cumplido, silenciosamente, casi en secreto, al hispanico modo, 10 años de la muerte del profesor Juan Antonio Moreno, pionero en la investigación sobre los tiburones en este triste país y autor de la primera guía específica de tiburones en aguas españolas, Guía de los tiburones de aguas ibéricas, Atlántico Nororiental y Mediterráneo (ed. Pirámide, 1995). Como es natural, no ha habido mención alguna en la prensa, escrita o digital, ni en ningún blog o sitio web que conozca (cabe también la posibilidad de que yo no haya sabido encontrarlas). En realidad, lo triste es que la información que sobre Moreno hay actualmente disponible en toda la Red se reduce a tan solo un puñado de referencias bibliográficas, un obituario firmado por Joan Barrull, Isabel Mate y Alessandro de Maddalena y publicado en una revista científica croata, y un par de reportajes de Benigno Varillas: uno sobre jóvenes naturalistas españoles, publicado en El País hace más de 30 años, y otro, ya centrado en su figura, que no es más que el resumen de un artículo de la revista Quercus cuyo original incluye una breve y emocionada nota de despedida de Joan Barrull e Isabel Mate. Fotos, casi ninguna, excepto las de pequeño tamaño que aparecen aquí.

Juan A. Moreno pertenece a la segunda generación de grandes naturalistas y divulgadores de nuestro patrimonio natural, junto con los Araújo, Grande del Brío, Garzón, Varillas, etc., surgida hacia finales del franquismo bajo el inmenso paraguas de Félix Rodríguez de la Fuente. Todos ellos nombres muy cercanos y familiares para quienes como quien esto escribe crecimos devorando los primeros números de Quercus y de Natura junto con el bocadillo de la merienda a la salida del colegio, y más tarde, ya sin bocadillo, empezando el instituto. A unos les apasionaban los lobos, a otros las aves rapaces, a algunos la ecología en general, y a él, los tiburones.

Su pasión por estos animales fue tan intensa que, tras licenciarse en Ciencias Biológicas por la Complutense en 1976, se permitió el lujo de rechazar un puesto de profesor no numerario en el Departamento de Zoología de esta universidad, dirigido en aquel momento por Francisco Bernis, el fundador de la SEO, pues a él lo que le iba era la investigación de campo:
Juan Antonio Moreno era una persona única e irrepetible: vital, activa, inconformista, luchadora, de fuerte carácter, decidida, valiente, independiente, rebelde... [...] Una decisión que en su juventud le hizo atreverse a sumergirse en una almadraba sin haber tenido experiencia previa en inmersión. Una rebeldía que le llevó incluso a enfrentarse con Bernis al rechazar una oferta para estudiar cigüeñas, porque él lo que deseaba era dedicarse al estudio de los tiburones.²
Con un jaquetón del Estrecho.
(Foto tomada de Quercus).
Y efectivamente a ello se dedicó en cuerpo y alma, con un intenso trabajo de campo buceando y recorriendo lonjas. Con los beneficios que obtenía con sus ilustraciones —"seguramente ha sido uno de los mejores ilustradores naturalistas de este país, si no el mejor"³— se embarcaba en marrajeras durante largas temporadas para estudiar los tiburones más de cerca. Y así, llevado por una pasión y energía envidiables, dio comienzo a una intensa labor científica y divulgativa, dirigiendo trabajos, tesinas y tesis doctorales, publicando numerosos artículos y libros, participando activamente en congresos internacionales y formando parte de diversos grupos de trabajo, que le llevó a convertirse no solo en un pionero en su país, sino en un especialista de talla internacional. Llegó incluso a describir una nueva especie de carcharhínido, su "niño", el jaquetón del Estrecho (Carcharhinus acarenatus, Moreno & Hoyos, 1983).
En 1982 se doctoró con un proyecto que recibió la máxima calificación, Revisión del género Carcharhinus en el Atlántico nororiental y Mediterráneo occidental. Entre  sus títulos figura un libro actualmente imposible de conseguir, Jaquetones: tiburones del género Carcharhinus del Atlántico Nor-oriental y Mediterráeo occidental, publicado en 1982 por la Secretaría General de Pesca Marítima del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Fue miembro del Grupo de Trabajo Europeo de Elasmobranquios, fundador del Grupo de Investigación Ictiológica de los Chondrychthyes, Euselachii y Socio Fundador de la Sociedad de Ictiología Ibérica, como se indica en su Guía. Como curiosidad, fue uno de los primeros científicos en medir un tiburón blanco de más de 8 m:
... en el año 1982, el Dr. J. A. Moreno tuvo la posibilidad de observar y hacer una medición aproximada (en pies) a una hembra, de una longitud mínima de entre 8 y 9 metros, desembarcada en Dakar (Senegal). Desgraciadamente, el registro de la talla del individuo observado no tiene ninguna validez científica al no haber podido realizar una biometría correcta al animal, debido a la situación azarosa con os propietarios del ejemplar, ni, consecuentemente, haber podido preparar la correspondiente comunicación.
Con toda justicia, Moreno no incluyó este registro en su propia guía.

Como muchos otros grandes personajes de este extraño país, el suyo era un destino trágico. En 1984, a su regreso del primer encuentro general de la Sociedad catalana de ictiología y herpetología celebrado en Sitges, sufrió un gravísimo accidente de coche que lo dejó atado a una silla de ruedas durante los últimos 20 años de su vida. La tetraplejia cercenó, de un tajo frío y seco, el ímpetu de su trayectoria vital y profesional, todos sus proyectos y ambiciones. Tenía 32 años. "Entonces pasó de una arrolladora actividad a tener que superar mil y una penalidades para seguir adelante malamente", cuenta Varillas. "Los dedos de las manos no le respondían apenas, pero con un hilillo de movimiento que le quedaba, aprendió a escribir con un puntero letra a letra y a dibujar con el ordenador. También a manejar un artilugio con el que podía sostener un cigarrillo y llevárselo a la boca".
Pero una extraordinaria fuerza de voluntad le empujó a seguir adelante, estudiando, escribiendo y publicando sobre los tiburones y dando conferencias. En 1991 obtuvo su doctorado en biología con la tesis Lamnidae y Alopiidae (Chondrichthyes, Euselachii) del Atlántico Oriental y Mediterráneo Occidental: Sistemática, biología y aspectos pesqueros, dirigida por Bernis; ocasionalmente colaboró con el Dr. J. Cassey, de la NOAA, en la taxonomía e identificación de tiburones de aguas profundas del Atlántico NW; dirigió el grupo de investigación ictiológica de la cátedra de vertebrados de la UCM, etc. De estos años data un CD-ROM hoy inencontrable, ¡Tiburón! Una leyenda viva, así como su extraordinaria guía de tiburones, ilustrada con sus propios dibujos hechos con ordenador.

Hasta que su cuerpo se debió de cansar de luchar contra si mismo y contra el destino, y dijo basta. Ocurrió el 9 de noviembre de 2004.


Resulta tentador terminar este pequeño artículo diciendo, como el título del CD-ROM, que Juan Antonio Moreno García es, como sus tiburones, una leyenda viva. Quedaría perfecto, como un centro de crisantemos delante del nicho recién lavado, pero no sería justo. Desgraciadamente, el profesor Moreno no es leyenda viva para nadie salvo, acaso, para sus amigos y allegados, y para un puñado de extravagantes. Todo lo demás es silencio. En otro lugar ya le hubieran publicado, al menos, una cuidada biografía en la Wikipedia, con fotografías y reseñas de sus publicaciones, de su actividad científica, etc. Aquí, ni eso.
Todos los que hemos trabajado con tiburones en este país, y también en el extranjero, le debemos mucho de lo que sabemos.
Dos imágenes con su "niño", el Carcharhinus acarenatus. (Foto: Juan Antonio Moreno).
En lo personal, Juan A. Moreno es uno de los nombres que permanecerá para siempre ligado a mis primeras y, por eso mismo, más apasionadas lecturas "científicas" con y sin comillas sobre la naturaleza y, muy particularmente, sobre los tiburones. Entonces no pocos niños y adolescentes teníamos sueños de ecología, gracias a toda esta gente. Todavía guardo como un tesoro el nº 4 de Natura, de junio de 1983, (en realidad conservo todos los ejemplares de aquellos primeros años de la revista, cuidadosamente encuadernados en sus tapas verdes). Entre sus contenidos figura un reportaje sobre Greenpeace, "Los guerreros del Arco Iris", y un artículo sobre la Aurora Boreal; su sección de Ecos recoge la noticia de la primera cría en cautividad del águila real, el proyecto del Ejército del Aire para crear un campo de tiro en Cabañeros, y el daño irreversible a una colonia de buitres Negros en Sierra Morena causado por el aterrazamiento de 500 hectáreas de monte bajo mediterráneo por parte del ICONA; y como colofón, un póster del tiburón blanco con un reportaje titulado "Tiburón, un pez con mala fama", firmado por Juan Antonio Moreno. Me había costado 160 pts, que evidentemente pagaron mis padres; hoy, para mi, no tiene precio.

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=>ACTUALIZACIÓN A 26 DE ENERO DE 2016: Hace unos días recibí una carta muy especial, hermosa y conmovedora. Venía firmada por una persona de la que nunca había oído hablar, alguien que por casualidad acababa de encontrarse con este blog y con este artículo, cuya lectura simplemente la había emocionado: una vieja amiga de Juan Antonio Moreno. No hace falta explicar todo lo que sentí al leer aquellas palabras tan llenas de cariño y de afecto, aparte de una profunda gratitud por tan inmerecido honor.
Con el permiso de su autora, Lola Sequeira, quiero reproducir aquí la parte más importante de aquella carta, pues además de ayudarnos a completar el retrato del profesor Moreno con unas pinceladas sobre su calidad humana, considero que en realidad su verdadero destinatario no soy yo, naturalmente, sino su gran amigo.
"Juan Antonio era una persona maravillosa, irradiaba luz, como algunos de esos impresionantes tiburones que él tanto amaba.
Le conocí hace muchos años, cuando empezó la carrera, él era unos años mayor que yo. Mantuvimos el contacto hasta el final, nos unía una gran amistad, con mucho cariño, le recuerdo mucho, un cuadrito suyo, a boli bic negro, alucinante! está en mi pequeño salón.
Si alguna vez se le hiciera un homenaje, querría asistir."
Es obvio que esto no fue hecho para hacerse público. Pero como la propia Lola me indica en un e-mail posterior: "Ningún inconveniente en que incluyas mis palabras recordando a Juan Antonio, al revés, un gran honor, de saberlo quizás las hubiera preparado, pero ahora, al leerlas, me gusta que sean tan sinceras, sencillas, directas, justo como Juan Antonio y yo solíamos hablar." Como regalo (uno más) de Lola Sequeira, aquí tenéis el dibujo a boli Bic negro, de 11x18 cm, que demuestra, entre otras cosas, la maestría de su autor. Es una recreación de uno de los grandes grabados de Gustave Doré para Don Quijote: Don Quijote, en cama después del espanto gatuno.

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¹"Los pioneros de la observación de la naturaleza (y 2): Félix Rodríguez de la Fuente popularizó la labor anónima de muchos naturalistas". El País, jueves 4 de febrero de 1982, p. 25.
²Joan Barrull e Isabel Mate. "El sargento Tiburón", en Quercus, enero de 2005, p. 8. El mote "sargento tiburón" se lo ganó Moreno durante su servicio militar.
³Ibíd.
Hoy el C. acarenatus está considerado una sinonimia del jaquetón cobre (Carcharhinus brachyurus). Véase Leonard J. V. Compagno (1984). FAO Species Catalogue. Vol. 4. Sharks of the World,, Part 2: Carcharhiniformes. FAO, Roma.
Sin embargo, según recoge el propio Moreno en su guía, a diferencia del C. brachyurus, el C. acarenatus presenta pliegues labiales compuestos, no simples, y carece de carena interdorsal. Parece que Compagno ni siquiera se ha tomado la molestia de estudiar el holotipo y los paratipos depositados en la Complutense, según Joan Barrull, Isabel Mate & Alessandro De Maddalena (2004). "Obituary: Juan Antonio Moreno García, 1952-2004". Annales, Series Historia Naturalis, 14, 2, 275-279.
Joan Barrull & Isabel Mate (2002). Tiburones del Mediterráneo. Llibreria El Set-ciènces, Arenys de Mar, p. 153.
Benigno Varillas. "Juan Antonio Moreno, pionero en el estudio de los tiburones". Quercus, nº 227, enero 2005, pp. 6-8.
Para que os hagáis una idea, este es la descripción de su contenido: "La obra está organizada en varias secciones. Consta de una introducción, una revisión arqueológica de los tiburones, un índice temático variado que incluye temas de anatomía externa e interna así como datos bioecológicos generales de los selacios. También encontraremos un índice sistemático que analiza las familias de tiburones y sus especies, así como la descripción de las 88 especies conocidas en el área antes reseñada [se refiere al Atlántico nororiental y Mediterráneo]". Tomado de la página marenostrum.org.
Joan Barrull, Isabel Mate, Quercus, enero 2005. 
Por si alguien desea compararlo con el original,



9 comentarios:

  1. Quines le conocimos bien, le echamos mucho de menos.... Una gran persona, a quién le tocó vivir unas crueles circunstancias personales... y también profesionales.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Isabel.
      Sin querer meterme donde no me llaman, estaría muy bien que quienes lo conocisteis de cerca nos hablaseis a los demás de Juan Antonio Moreno, nos contaseis circunstancias de su carrera profesional, de su vida... Es que es como si nunca hubiese existido. Es lamentable.
      (Y por cierto, una más que agradable sorpresa saber que te has pasado por aquí, por este blog).

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  2. Gracias a aquel magnifico libro de la editorial Pirámide, hoy en día a un paisano del interior como yo , muestra interés por estas bellas criaturas, magnifico articulo y magnífico blog!! , aunque comento poco lo sigo fielmente!!

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    1. Pues si. La guía de Moreno nos abrió los ojos y las puertas a muchos.
      Gracias por tus palabras, Fernando. Un saludo!

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  3. Ricardo Martínez Ibáñez
    26 min ·
    Tuve el honor de conocer al Profesor Juan Antonio Moreno, curiosamente, haciendo el CAP, el antepasado barato del máster en enseñanza secundaria, igualmente inútil pero más breve y barato, era un gran especialista en elasmobranquios, gran dibujante; sus ilustraciones se pueden encontrar en libros de texto de los ochenta, y autor de la mítica Guía de Tiburones que conservo como una joya. Era de carácter fuerte y de corazón grande. Que no se pierda su memoria...

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    1. Gracias, Ricardo, por tu aportación.
      Efectivamente, que no se pierda su memoria.
      Un saludo.

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  4. De niño me fascinó el libro Guia de Tiburones de Juan A. Moreno (1995) lo tuve alquilado en casa varias veces hasta que hace poquito tiempo compre la ultima edicion (2004) que sacaron a nombre de Juan A. Moreno, editorial Omega. En portada salen 3 tiburones. Juan A. Moreno debió ser un apasionado y especialista de lo mejorcito.

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  5. Tengo ese libro desde hace más de 20 años y opino que es uno de los mejores que se han publicado. Siempre tuve una duda con la especie que dijo descubrir el ''C. Acarenatus'' lo cual pienso que fue un posible solapamiento de datos con el tiburón cobrizo ''C. Brachyurus''.

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    1. Hola, NIKKI. Actualmente el C. acarenatus está considerado una sinonimia con el C. brachyurus, descartando el rasgo distintivo del primero: el pliegue labial compuesto, en forma de Y. El C. acarenatus no tiene nunca carena interdorsal, mientras que el C. brachyurus puede presentarla... o no. A mi juicio no estaría mal echar mano de la biología molecular para cerrar esta cuestión (que yo sepa, todavía no se ha hecho).

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