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jueves, 17 de noviembre de 2022

Pesca sostenible de tiburones: Un cuento chino (I)

Aletas recién cortadas. Lonja de Vigo. Naturalmente, se trata de una actividad legal, regulada.

La única forma de proteger de manera efectiva a los tiburones y las rayas es frenar su comercio y, por tanto, su pesca. Para ello deberían incluirse en el Apéndice I del CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres), que recoge aquellas plantas y animales que se encuentran en serio peligro de extinción y cuyo comercio, por tanto, está severamente restringido y solo se autoriza en circunstancias muy excepcionales. Lo ideal sería, en cualquier caso, un acuerdo internacional vinculante para la recuperación y protección de la biodiversidad de los océanos.

Esta es la demoledora —y valiente— conclusión a la que han llegado los autores de un trabajo¹ recientemente publicado en la revista Sustainability, basado en una extensa y detallada revisión de la no menos extensa bibliografía sobre el tema de la pesca, el comercio y la conservación de tiburones y rayas. Su título es elocuente: Shark Fishing vs. Conservation, la pesca de tiburones contra su conservación. Y es que todos los datos analizados apuntan en una misma dirección: el número de elasmobranquios (tiburones y rayas) que se encuentran en situación crítica es cada vez mayor. Las diversas políticas pesqueras que, con más o menos buenas y/o sinceras intenciones, se han puesto en marcha para alcanzar la "sostenibilidad" de los recursos no han servido, en general, para mucho.

Como ya sabemos, la pesca del tiburón ha experimentado un salvaje incremento a nivel global impulsado por la letal combinación de dos factores: el auge absolutamente desproporcionado y fuera de control del comercio de aleta, propiciado por la monstruosa demanda procedente sobre todo de China (millones de consumidores pagando lo que sea por un producto que solo sirve para presumir ante sus millones de vecinos²), y la severa caída, cifrada en cerca del 90%, de las poblaciones de teleósteos tras décadas de sobrepesca por parte de las flotas industriales³ de todos los países, que vieron en la aleta una preciosa oportunidad para conseguir y/o aumentar ingresos. Con los océanos cada vez más vacíos, en vez de apostar por la recuperación de la biodiversidad perdida, numerosas pesquerías de todo el mundo se pusieron de pronto a pescar tiburones por primera vez. De ser, en general, una molestia, los tiburones fueron paulatinamente convirtiéndose en uno de los objetivos de pesca más lucrativos. La maldita sopa se paga a precio de oro.

Arriba. Izq. Stan Shea/IFAW. Dcha.: They Yomiuri Shimbun. Abajo. Izq.: South China Morning Post. Dcha.: Paul Hilton.

Primero fueron a por las especies pelágicas y oceánicas, cuyas aletas inundaban los mercados asiáticos en los primeros años de esta carnicería; luego fueron a por los tiburones costeros más pequeños... Ahora van a por todo lo que se mueva. Miles y miles de embarcaciones de pesca escudriñan cada día cualquier rincón del océano en busca de tiburones, algunas veces de forma más o menos controlada con arreglo a la legislación correspondiente —sobre todo cuando operan en países donde las inspecciones no funcionan—, pero muchas otras sin orden ni concierto, en una estúpida carrera hacia la nada. La mayor parte de las capturas ni siquiera están registradas y ya no digamos gestionadas. En los mercados asiáticos se encuentran muchísimas más toneladas de aleta que las oficialmente declaradas a los organismos pesqueros internacionales. 

Pocos dudan de que la pesca industrial es el principal motor de destrucción de la biodiversidad, con un impacto particularmente devastador en las poblaciones de tiburones, cuya biología reproductiva los hace en general altamente sensibles a la sobrepesca. Actualmente solo conservamos el 6% de los tiburones oceánicos y el 3% de los tropicales costeros que había a mediados del siglo XX, cuando se produjo su despegue, brutal y definitivo. Se calcula que a comienzos del siglo XXI los mares del planeta habían perdido alrededor del 90% de sus depredadores; el 80% solamente durante los quince primeros años de explotación industrial.

Izq. Procesado de tiburones en la lonja de Ketsenuma (Japón). Dcha. Miles de aletas puestas a secar en los tejados de Hong-Kong. Foto: Antony Dickson/AFP.
Típicamente, la pesca industrial tiene como resultado una fuerte caída de las capturas en un corto periodo de tiempo. En aguas europeas el caso del colapso del cailón (Lamna nasus) es bien conocido; su práctica eliminación en los años 60 dirigió el esfuerzo pesquero hacia el otro lado del Atlántico, hacia aguas norteamericanas, donde su biomasa fue prácticamente esquilmada en solo seis años. En el Pacífico, las capturas de jaquetón sedoso (Carcharhinus falciformis) han caído en un 92%; en el Golfo de México, las del jaquetón de ley o jaquetón oceánico de puntas blancas (Carcharhinus longimanus), en más del 99%. En la costa este norteamericana se han constatado caídas del 87% para el tiburón gris (Carcharhinus plumbeus), 93% para el jaquetón manchado (Carcharhinus limbatus), 97% para el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier), 98% para la cornuda negra (Sphyrna lewini) y más del 99% para el jaquetón toro (Carcharhinus leucas), el jaquetón lobo (Carcharhinus obscurus) y la cornuda (Sphyrna zygaena). En Brasil, los informes sobre las pesquerías pelágicas han confirmado la desaparición de catorce especies de carcharhínidos entre 1977 y 1994. En los años 70 del pasado siglo, en el mar de la China Meridional se capturaban hasta 109 especies distintas de tiburón; en la actualidad, solo diecinueve. El mercado está ahora dominado por especies más pequeñas, el 65% de las cuales son inmaduras. La situación en los mares e islas del sudeste asiático es terrofífica: los elasmobranquios están siendo salvajemente eliminados sin ningún tipo de control y con escasos registros de capturas, por lo que resulta casi imposible estimar siquiera las pérdidas.

El Mediterráneo es un caso trágico. Desde los años 50, el arrastre ha conducido a la pérdida de dieciséis de treinta y una especies del mar Tirreno, seis de treinta y tres en el Adriático y aproximadamente el 50% en el golfo de León. Los pocos registros existentes confirman caídas de entre el 96 y el 99,99% de especies como los tiburones martillo (Sphyrna spp.), la tintorera (Prionace glauca), el marrajo (Isurus oxyrinchus), el cailón y el tiburón zorro (Alopias vulpinus). Nueve de las dieciséis especies actualmente desembarcadas en el Mare Nostrum están más amenazadas a nivel local que a nivel global, y entre el 53 y el 71% se encuentran en riesgo de extinción.

En 2019 las Naciones Unidas advertían de que más de un tercio de los tiburones y rayas conocidos se encontrarían en peligro de extinción en las próximas décadas; su último informe concluye que más de tres cuartas partes de los tiburones oceánicos se encuentran en este momento amenazados de extinción. Se calcula, en una estimación muy conservadora publicada en 2015, que cada año se pescan más de 100 millones de tiburones en todo el mundo (la horquilla está entre los 63 y los 273 millones).

¿Pesca sostenible? ¿Dónde queda eso? 

Aletas preparadas para su exportación desde Vigo.

Como veremos en la segunda parte, aunque la aleta es el principal motor del desastre, el tiburón tiene también otro elemento corporal sumamente valioso, el hígado, altamente rico en aceites muy apetecibles para la industria cosmética, que está llevando a la silenciosa desaparición de poblaciones enteras de especies de aguas profundas (se habla de "shark finning", pero también de "shark livering"). Y para completar la tragedia, existe un movimiento, auspicicado por las autoridades públicas, para introducir la carne de tiburón en la dieta de todo el mundo, tanto humanos como animales, de manera subrepticia y tramposa.
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¹Ila France Porcher & Brian W Darvell (2022). Shark Fishing vs. Conservation: Analysis and Synthesis. Sustainability 14, 9548. https://doi.org/10.3390/su14159548

²Los consumidores de la sopa de aleta están dispuestos a pagar lo que sea a costa de lo que sea por su producto de lujo. Conceptos como legalidad y sostenibilidad se los pasan por donde estáis pensando. En China, no obstante, cada vez son más las personas y grupos que luchan contra esta lacra mediante campañas de concienciación que están dando sus resultados.

³El advenimiento de la pesca industrial se produjo en Europa a finales del XIX con el desarrollo de las embarcaciones de vapor. Los barcos cada vez se hicieron más grandes y con mayor potencia, y podían alejarse cada vez más de la costa en busca de más posibilidades de pesca. Pero fue hacia mediados del siglo XX, tras la II Guerra Mundial, cuando la pesca industrial experimentó un crecimiento descomunal, con enormes buques factoría capaces de procesar el pescado a bordo y de permanecer muchos meses en la mar; barcos cada vez más potentes que iban incorporando además nuevas mejoras tecnológicas que les permitían multiplicar su ya de por si descomunal eficiencia. 

2 comentarios:

  1. Hola Tiburones en Galicia Blogspot. Hay unas pequeñas exactitudes en el artículo. Las aletas en lonja tienen que estar adheridas. Se pueden despiezar en plantas de procesado. Esto es así desde 2013 aprobado en el Parlamento Europeo.
    El criterio para introducir la tintorera en CITES es un criterio look-a-like, que ya han rechazado todos los científicos a nivel global. Creo que no habría que meter en la cárcel a toda persona que tenga bigote por parecerse a Pablo Escobar. Y en todo caso estaríamos hablando del Apéndice II de CITES y no del uno.
    Todos los stocks de los que se pescan cantidades suficientes están en buen estado, excepto el marrajo dientuso del Atlántico (donde la edad y talla de primera maduración han sido mal calculadas y los autores, Australianos, ya han reconocido el error en la metodología empleada).
    Los países asiaticos son un tema aparte y por tanto creo que se deberían tratar aparte.

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    1. Hola. Gracias por tu comentario. En ningún lado se dice en el artículo que las aletas no tengan que venir adheridas al cuerpo para luego ser procesadas. No se entiende esta parte de tu comentario.
      Por lo demás, todos los datos que se dan están basados en trabajos científicos, no en opiniones, y tienen carácter global, salvo los porcentajes donde expresamente se indica la zona: Caribe, Mediterráneo, etc.
      En cuanto al "buen estado" de esos stocks de que hablas y tu referencia a "todos los científicos a nivel global", pues es tu opinión y aquí queda expuesta. Por poner un ejemplo, De momento, la situación de la tintorera según la IUCN (consultada hoy mismo) es de "Casi amenazada" con las poblaciones en descenso a nivel global y en Europa; y En peligro crítico en el Mediterráneo, con los números también cayendo.
      https://www.iucnredlist.org/search?query=Prionace%20glauca&searchType=species
      En cuanto al marrajo, a nivel global su estatus es de En peligro y En peligro crítico en el Mediterráneo... y las poblaciones cayendo. En el Atlántico lo que aparece es "Datos insuficientes".
      Un saludo.

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