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jueves, 9 de enero de 2020

Un alitán llamado quenlla

Foto publicada en La Voz de Galicia del 26-V-2017.
Una forma tan agradable como cualquier otra de estrenar un nuevo año es refrescarse con una vieja noticia. Esto es lo que hoy os propongo aprovechando una de esas joyas periodísticas con las que de vez en cuando La Voz de Galicia nos regala la vista y el intelecto a partes iguales. Apareció publicada en la edición de Carballo del 26 de mayo de 2017, es decir, hace algo más de 2 años. Di con ella por casualidad hace pocos días... y no lo he podido resistir. Ahora vais a entender por qué:
Un vecino de la Costa da Morte que se encontraba disfrutando de la playa en Laxe se encontró con una quenlla, también conocida como tintorera, varada en la arena. El pez estaba muerto, pero todavía en buen estado y tenía buen tamaño. El bañista le tomó una foto para dar cuenta de su curioso hallazgo, que lo dejó un poco intranquilo.
Escalofriante, a que si. Pues vamos a analizarla en detalle, troceándola como en una carnicería, porque tiene más chicha de lo que parece. Veamos:
  1. Un paisano se encuentra un tiburón en la playa. Bien.
  2. El tiburón estaba en la arena, muerto. Interesante.
  3. De su aspecto se deduce que no debía de llevar muchas horas en ese estado, o sea, muerto. No es precisamente un notición como el de la caída del muro de Berlín, aunque todo es opinable.
  4. Tenía "buen tamaño" (siempre hablamos del tiburón). Y aquí el lector levanta una ceja: ¿Qué debemos entender por "buen tamaño"? ¿Buen tamaño para un tiburón, o para tratarse de un pez? ¿Qué tamaño tendría el vecino de la Costa da Morte?
  5. El paisano bañista le hizo una foto al bicho muerto para inmortalizar el "curioso hallazgo". Una operación que solo puede merecer nuestro más profundo reconocimiento y más sinceras felicitaciones.
Y ahora dejamos el choteo y pasamos a lo serio y preocupante, a aquello que de verdad me ha empujado a dedicarle tiempo y espacio a esta noticia: la constatación, una vez más, del desconocimiento y el absoluto desinterés que tiene una parte no despreciable de la prensa hacia un componente tan importante de nuestro patrimonio natural como son los tiburones (si bien es verdad esto también es válido para cualquier bicho viviente en general que no sirva a unos intereses económicos concretos como la caza o la pesca).
  • "Una quenlla, también conocida como tintorera". En un primer momento este artículo iba a titularse "Alitán o paloma". Mira que es difícil confundir un alitán (Scyliorhinus stellaris), como el de la foto que precisamente encabeza la propia noticia, con una tintorera (Prionace glauca). Casi hay que hacer un esfuerzo. Pero lo más grave es que al periodista esto no parece preocuparle lo más mínimo; ni tan siquiera se ha tomado la más elemental molestia de informarse. Bastaba con escribir "quenlla", o "tintorera", en un buscador y darle al "enter" para comprobar en pocos segundos que una quenlla de verdad guarda tanto parecido con el bicho de su foto como Robert Redford con un indio yanomami. ¿Es pura desidia y desinterés, o hay algo más? ¿Es así como pretenden informar a sus lectores?
Arriba, el alitán. Abajo, una quenlla de verdad, de esas que, en efecto, son también conocidas como tintoreras, fotografiada en la playa de Cirro (Sada) por Luz Villasenín a finales de julio de 2019. Como veis, dos gotas de agua.
  • El hallazgo "lo dejó un poco intranquilo" al paisano. No sabemos si de verdad el paisano sintió intranquilidad al toparse con una patarroxa en la playa, o si esto es más bien cosa del periodista, para abundar en el truco fácil del sensacionalismo más mezquino, cada vez más extendido en nuestro país, que consiste en seguir asociando los tiburones con el peligro, la amenaza y el miedo con el objetivo de obtener más audiencia. Observad la antítesis que estructura la breve noticia, y que de ninguna manera parece casual: un tipo estaba "disfrutando" de la playa, cuando un hallazgo inesperado le mete en el cuerpo una sensación de intranquilidad. ¿Hemos de entender que el hallazgo de un bicho que no llega al metro y medio ha logrado ensombrecer, siquiera un poquito, una luminosa jornada de disfrute playero? ¿Una nube en forma de tiburón, como en la película? ¿Acaso lo que de verdad tenía en mente nuestro periodista de La Voz era algo como esto (sustituyendo "Amity" y "tiburón asesino")?:
    "Laxe siempre ha sido conocida por su aire puro, agua cristalina y playas hermosas de arena blanca. Pero en estos días apareció una nube en el horizonte de este hermoso lugar. Una nube en la forma de un tiburón de metro y pico".
Peter Benchley haciendo de reportero de TV en Tiburón, la extraordinaria película que Spielberg construyó a partir de su novela.
¿De verdad uno de los periódicos con más lectores de este país necesita recurrir a trucos tan ruines para ganar audiencia?
Por supuesto, no es justo generalizar. Tanto en La Voz de Galicia como en otros medios trabajan grandes profesionales que se toman muy en serio su labor de informar a sus lectores con el más exquisito rigor y objetividad. Pero hay que reconocer (tienen que reconocer) que cada vez les salen, como hierbajos de efecto laxante, más colegas dispuestos a ensuciar su imagen.

     En fin, vamos a terminar con una nota de humor (porque aquí si que no hay lugar para la indignación, sino para el puro cachondeo). Se trata de una noticia más reciente publicada en el Diario de Pontevedra el 19 de agosto de 2019. Su titular es rotundo, salvaje, bestial: "Encuentran dos crías de tiburón en playas de O Morrazo". Uno de los ejemplares parece ser que si era de verdad una cría de tintorera, como las muchas que están apareciendo en nuestras playas durante estos últimos años. Pero la otra... la otra... es esta de la foto:

Diario de Pontevedra, 19-VIII-2019.
¡Exacto! ¡Un melgacho! Una pintarroja (Scyliorhinus canicula), precisamente prima hermana del alitán que oscureció el día de playa del bañista de la costa da Morte. Habida cuenta de que esta especie llega a la madurez cuando alcanza aproximadamente los 40-50 cm, parece difícil creer que el ejemplar de la foto sea de verdad una cría.
     Pero lo más gracioso es la entradilla: "Desde los centros de investigación tranquilizan a la población, pues estas especies solo persiguen a los bancos de peces". Nuestra pobre, modesta y linda pintarroja es un pequeño tiburón de hábitos bentónicos que no suele superar los 70 cm; se alimenta de pequeños peces e invertebrados de fondo (cangrejos, gasterópodos, cefalópodos, poliquetos). Desde luego, perseguir bancos de peces, como que no.

     En fin. Que el lector extraiga sus propias conclusiones.

     Y que este nuevo año 2020 nos sea propicio, que venga bien cargadito de belleza, salud y buenas noticias.

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