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lunes, 9 de mayo de 2022

Migraciones verticales del cazón

Cazón (Galeorhinus galeus). Foto: Andy Murch, bigfishexpeditions.com (editada).

El cazón es un tiburón de tamaño mediano que suele vivir en zonas más o menos cercanas a la costa, por lo que no es raro encontrárnoslo tanto en las lonjas como, bien muerto y troceado, en las mesas de nuestros restaurantes y de no pocas de nuestras casas, de ahí que nos resulte un bicho relativamente familiar, casi doméstico. Sin embargo, hay todavía muchas cosas que desconocemos de él. Cada estudio que sale a la luz nos descubre datos que dibujan un comportamiento de asombrosa plasticidad, como el que hoy vamos a comentar.

Lo que dice la literatura científica es que el Galeorhinus es un tiburón bentopelágico que habita las aguas templadas de la plataforma continental e insular desde el litoral hasta el talud continental superior, a profundidades de entre 0-826 m, si bien parece mostrar preferencia por el rango de los 200 metros¹. Pero este magnífico pez es también un nadador activo y fuerte capaz de emprender largas migraciones en las que puede llegar a recorrer 35 millas (unos 56 km) en una sola jornada, según se ha demostrado a lo largo de estos últimos años (véase por ejemplo El viaje del cazón (Galeorhinus galeus)).

Y ahora acabamos de saber que durante esos viajes, cuando abandona la plataforma y se interna en el gran océano, el cazón es capaz de adoptar un comportamiento típico de especies oceánicas. Un estudio de marcado llevado a cabo en aguas del Atlántico nororiental publicado este mismo año² ha encontrado indicios de un patrón de migración vertical diaria probablemente con el objetivo de obtener alimento, habida cuenta de que estos desplazamientos se realizaban hacia cotas donde se encuentra la capa profunda de dispersión.

Foto: Andrea Fieber, tomada de argentinat.org.

1.
(Y para los que somos de letras...) ¿Qué es eso de "migración vertical diaria" y "capa profunda de dispersión"? Como su nombre indica (aunque en inglés suena muchísimo más científico y moderno: "diel vertical migration" o DVM), la migración vertical diaria es, en resumen, un patrón migratorio que cada día siguen millones de criaturas oceánicas como el krill, los copépodos, calamares, medusas y peces linterna, que con el crepúsculo ascienden hacia las capas superficiales del océano para alimentarse y al amanecer regresan a la zona de penumbra, a varios cientos de metros de profundidad. Se trata probablemente de la mayor migración masiva de la Tierra.
     Toda esa infinidad de organismos se desplazan en agregaciones masivas que forman como nubes o capas que pueden llegar a tener cientos de metros de espesor y extenderse horizontalmente a lo largo de centenares de kilómetros. Estas capas son las que se conocen colectivamente con el nombre de nivel o capa profunda de dispersión ("deep scattering layer" o DSL). No fueron descubiertas hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando los buques de la armada estadounidense comenzaron a utilizar el sonar y descubrieron que en las profundidades existía algo que devolvía su señal de un modo extraño³ ―de ahí les viene el nombre―, una especie de "falso fondo" que además variaba su profundidad según el momento del día. En la zona mesopelágica existen también capas profundas de dispersión formadas por organismos que no realizan migraciones verticales; son las NMDSL ("non-migrant deep scattering layer" ―si es que suena de maravilla―).

Captura de un barrido de sonar sobre el fondo marino del Atlántico norte; la franja verde suspendida sobre el fondo es posiblemente la capa profunda de dispersión (imagen de la NOAA Okeanos Explorer tomada de Wikipedia). Superpuesta a la izquierda abajo, imagen de sonar tomada por un vehículo submarino autónomo en el que se distinguen dos calderones grises (Grampus griseus) alimentándose en la capa profunda de dispersión, posiblemente en una nube de cefalópodos (fuente: Benoit-Bird et al., Limnology and Ocanography, 2017).

Como es natural, tanta cantidad y variedad de bicherío constituye una preciosa fuente de alimento para los grandes depredadores del océano, habida cuenta de que la altamar es para ellos un medio oligotrófico, es decir, un lugar donde las posibilidades de encontrar algo que echarse al diente son limitadas. De modo que no es extraño que ellos también tomen parte de esta masiva migración vertical o DVM: durante el día descienden varios centenares de metros y por la noche se quedan cerca de la superficie. Los datos obtenidos gracias al creciente empleo de transmisores o marcas de diverso tipo son reveladores: tiburones, mamíferos marinos, grandes peces... todos de algún modo participan en este macroevento biológico: peregrinos (Cetorhinus maximus), cañabotas (Hexanchus griseus), marrajos y cailones (Isurus oxyrinchus, Lamna nasus), zorros negros (Alopias superciliosus), jaquetones de ley (Carcharhinus longimanus), entre otros, y parece ser que también el Galeorhinus.

La capa profunda de dispersión siendo detectada por el sonar de el buque oceanográfico Atlantis, del Instituto Woods Hole. El tiburón blanco (Carcharodon carcharias) también realiza migraciones verticales; algunos científicos sostienen la hipótesis de que puede aprovechar la energía de los remolinos oceánicos para realizar inmersiones más profundas y largas. (Fuente imagen: https://submesoscale.org/category/sharks).

2. Itinerarios de los cazones en el océano.
Volviendo a lo nuestro, los autores del trabajo colocaron marcas archivadoras satelitales MiniPAT en dieciséis cazones adultos: quince capturados en la bahía Alemana (área suroriental del mar del Norte) durante sus agregaciones estivales y uno en Luce Bay, en el SW de Escocia, una posible zona de apareamiento. Cuatro de ellos se dirigieron hacia océano abierto al cabo de unas pocas semanas mientras que el resto se quedó en la plataforma y talud. 

El cazón escocés, un macho de 137 cm TL, puso rumbo nornoroeste y, tras unas semanas en altamar, viró hacia el sur siguiendo el talud del banco de Porcupine, al oeste de Irlanda; al cabo de 180 días su marca se desprendió en el Porcupine Seabight.
     Los tres ejemplares de la bahía alemana marcharon directamente hacia el sur, poniendo rumbo sursuroeste a través del canal de la Mancha. Uno de ellos (un macho de 145 cm) alcanzó la zona oceánica del norte del golfo de Vizcaya y dobló hacia el este siguiendo parcialmente el talud; su marca se desprendió al cabo de 253 días. El siguiente, una hembra de 150 cm, continuó su avance en una trayectoria más decidida, y, cruzando el canal de Valle-Inclán, justo delante de nuestras rías, llegó hasta la zona Atlántica del Estrecho, donde permaneció unas semanas antes que su marca se liberase después de 223 días. Finalmente, el ejemplar de mayor tamaño, una hembra de 160 cm, se fue directa hasta Madeira, nada menos; su transmisor se soltó prematuramente al cabo de 168 días, tras unos cuantos que llevaba por allí dando vueltas.

Fuente: Schaber et al., Sci Rep, 2022.

3. Movimientos diferentes en aguas continentales y oceánicas. El análisis de los datos de las marcas revelaron diferencias muy interesantes entre los movimientos en aguas continentales y oceánicas. Sobre la plataforma, los tiburones realizaban constantes desplazamientos verticales no sujetos a ningún patrón definido. En las áreas más costeras subían y bajaban desde el fondo hasta la superficie de forma alterna en periodos más cortos que en zonas de profundidades superiores a los 100 m, en las cuales, además, se acercaban comparativamente menos a la superficie. Los tiempos de permanencia en el fondo y en las capas superficiales fueron muy similares en todos los ejemplares, sin ninguna diferencia entre el día y la noche.

Pero una vez en altamar, fuera de los márgenes continentales, los cazones enseguida comenzaron a realizar descensos regulares a varios centenares de metros siguiendo un claro patrón de 24 horas. Durante la noche permanecían aproximadamente el 60% del tiempo en la zona epipelágica, en general por encima de los 100 m (174 m de profundidad media), y al amanecer emprendían el descenso hasta los 400-600 m (412 m de media), donde se quedaban durante un porcentaje similar de tiempo, en torno al 60%. La profundidad máxima registrada fue de 730 m, alcanzada por la hembra que llegó hasta el Estrecho. 

Estos datos de ocupación vertical se compararon con datos hidroacústicos obtenidos en varias campañas científicas llevadas a cabo en el Atlántico norte (entre ellas por el buque oceanográfico español Sarmiento de Gamboa) para la identificación de capas profundas de dispersión y migraciones verticales. La conclusión se hizo evidente: los cazones buscaban activamente las cotas donde en efecto se encontraban estas capas de organismos mesopelágicos, y curiosamente, además, dentro de ellas permanecían más tiempo en aquellas áreas en las que había más probabilidades de encontrar calamares, una de sus presas favoritas.

Cazón con una marca MiniPat. Foto: C. Howe (H2Owe) y M. Schaber (Thünnen-Institut).

4. Conclusiones. Naturalmente, estos datos deben tomarse con prudencia. El número de ejemplares de la muestra no es lo suficientemente amplio, aunque como porcentaje no está nada mal, pues supone una cuarta parte del total de marcas. Hacen falta más trabajos como este para verificar las conclusiones del trabajo. 

El cazón figura en la Lista Roja de la IUCN con el estatus de En peligro crítico a nivel global y Vulnerable en el Atlántico europeo y Mediterráneo, y sus números están en descenso. Ha sido objeto de pesca dirigida y accidental mediante diferentes artes a lo largo de la historia, lo que ha llevado a sus poblaciones al borde del colapso. La UE ha establecido una serie de regulaciones para paliar este desastre como la prohibición del palangre para esta especie, pero no para otras artes. 

Lo que este estudio pone de relieve es que el Galeorhinus galeus es una especie con una amplia plasticidad de movimientos, seguramente más amplia de lo sospechado: es continental y además semioceánica de hábitos mesopelágicos. Lo que esto quiere decir es que está mucho más expuesta a capturas accidentales por parte de flotas que operan en altamar con artes de diverso tipo. Esto obliga a implementar medidas de protección mucho más ambiciosas. 

¿Lo conseguiremos?


👉 Más información en Cazón (Galeorhinus galeus).

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¹Véase, por ejemplo, Walker, T.I., Rigby, C.L., Pacoureau, N., Ellis, J., Kulka, D.W., Chiaramonte, G.E. & Herman, K. 2020. Galeorhinus galeus. The IUCN Red List of Threatened Species 2020: e.T39352A2907336. https://dx.doi.org/10.2305/IUCN.UK.2020-2.RLTS.T39352A2907336.enAccessed on 18 April 2022. Igualmente, David A. Ebert, Marc Dando & Sarah Fowler (2021). Sharks of the World: A Complete Guide. Princeton: Princeton University Press.
²Matthias Schaber, Sven Gastauer, Boris Cisewski, Nicole Hielscher, Mikael Janke, Marian Peña, Serdar Sakinan & James Thorburn (2022). Extensive oceanic mesopelagic habitat use of a migratory continental shark species. Scientific Reports 12, 2047. https://doi.org/10.1038/s41598-022-05989-z1
³
"El fondo verdadero produce un eco agudo y nítido, pero estas capas [...] producen un eco suave y difuso, que se aprecia como un rastro vago en los diagramas del sónar." (Peter Castro & Michael E. Huber (2007). Biología marina. Madrid: McGraw-Hill, pág. 361).
El océano se divide en varias zonas según factores como la cantidad potencial de luz que llega hasta ellas: epipelágica (0-200 m), iluminada por el sol; mesopelágica o zona de penumbra (200-1000 m); batial o batipelágica (1000-4000 m); abisal o abisoplelágica (4000-6000 m), y hadal o hadoplágica (6000-11 000 m), la más profunda.
Kelly J. Benoit-Mill, Mark A. Moline & Brandon L. Southall (2017). Prey in oceanic sound scattering layers organize to get a little help from their friends. Limnology and Oceanography. https://doi.org/10.1002/lno.10606

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